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"Voy a ir a por ti y a por toda tu familia"

Una funcionaria agredida lamenta la falta de apoyo de sus superiores e incluso de la Justicia a la hora de denunciar

La demanda de prestaciones y ayudas por paro está en el origen de muchas tensiones. B. ramon

"Voy a ir a por ti y a por toda tu familia". Esta frase la ha tenido que escuchar una de las trabajadoras del servicio de empleo estatal (SEPE) en Balears tras denegar una ayuda a un expresidiario, que además vio cómo se le denegaba cualquier tipo de respaldo a la hora de presentar una denuncia por otro incidente. El problema, según reconoce, es que los funcionarios están siendo utilizados como "parachoques" ante la frustración de muchos ciudadanos por las políticas de recorte aprobadas por los dirigentes políticos.

Esta persona reconoce que su caso es solo uno de los muchos que se vienen registrando en las citadas dependencias del SEPE durante los últimos años, y que están provocando que algunos de sus compañeros se vean obligados a medicarse para hacer frente al estrés que este trabajo les genera.

En este caso concreto, el incidente tuvo lugar al acudir un expresidiario a reclamar la ayuda de 426 euros que un liberado de prisión puede recibir durante un máximo de año y medio. Pero para ello se ha tenido que estar encarcelado durante al menos 181 días (seis meses) y a esta persona le faltaban apenas un par de días para cumplir este plazo. Al detectar este problema, la funcionaria realizó la pertinente consulta a un técnico, que le confirmó que la solicitud de ayuda debía de ser denegada aunque el tiempo pendiente para cumplir el requisito fuera mínimo.

Pero cuando la empleada comunicó esa negativa al demandante, éste "se comenzó a alterar", hasta el punto de amenazarla con ir a su casa a por ella y a por su familia, para así tener que volver a prisión y completar el tiempo que le faltaba, tras lo que la sujetó del brazo y le advirtió que se iba a acordar de él.

"Me pilló totalmente por sorpresa, no me esperaba una reacción así", admite, y no oculta que "ahora, cada vez que tengo que atender a una persona que ha pasado por prisión, me siento insegura".

Denuncia fallida

Pero esa no es la única situación de tensión que esta mujer ha vivido. Así, recuerda otro caso en el que tras denegarle una ayuda, una persona comenzó a tomar imágenes con el móvil a los funcionarios de la oficina y a amenazarlos con tomar represalias contra ellos. Esta funcionaria y la vigilante de seguridad optaron por reclamar la presencia de la policía, que recomendó la presentación de una denuncia. Esta mujer consultó a sus superiores para saber si iba a tener el respaldo del ministerio de Empleo para que le asignara un abogado, petición que se le rechazó alegando que la agresión no habría pasado de verbal. Pese a esto, ella y la vigilante denunciaron el incidente, pero el denunciado no se presentó ante la jueza, y ésta recomendó a la funcionaria que desistiera porque al final no se iba a conseguir nada y solo se iba a general un gasto al Estado, según asegura la afectada. "No sé si salí de allí más cabreada con el agresor o con la Justicia española", afirma.

La lista de incidentes vividos durante los últimos años por esta funcionaria, que previamente había trabajado para otros Ministerios, no terminan aquí, y llegó a tener que atender a otra mujer que la amenazó con suicidarse y la acusó de ser ella la responsable de esa muerte si le denegaba una prestación.

Situaciones dramáticas

"Hay gente que llega a nuestras oficinas con montones de facturas y papeles para que veamos lo precario de su situación económica, pese a que eso no sirve para nada", y admite que en ocasiones ha visto a personas tan desesperadas que ha sentido el deseo de darles algo de dinero de su bolsillo. Pero eso es algo que "no podemos hacer con todo el mundo que acude a nuestras mesas", afirma. La lista de reacciones es enormemente variada. "He llegado a atender personas que me han reprochado que si en lugar de español fuera un negro o un moro, la ayuda se la hubiéramos concedido", demostrando que se llega incluso a culpar a la inmigración de los problemas personales de desempleo.

¿Cree que el botón del miedo que les han instalado va a ser útil? Lo pone en duda, al considerar que los compañeros se cuidan unos a otros y ya están pendientes cuando ven que en alguna de las mesas se eleva el tono de voz, por si es necesario acudir en apoyo del funcionario afectado. Lo que lamenta es la escasez de personal de seguridad, ya que "el vigilante que tenemos a la entrada lo paga el SOIB (servicio dependiente del Govern) y no el SEPE".

En su opinión, una de las causas de que se haya llegado al punto actual es que "hemos callado siempre que nos han insultado" en lugar de haber denunciado cualquier caso de agresión, aunque ésta haya sido de carácter verbal.

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