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Enseñanza

El Bachillerato nocturno, en extinción

Tras 60 años, el próximo curso el IES Ramon Llull ya no ofertará estos estudios en horario de noche - El número de alumnos ha caído un 40% en cinco años

El Bachillerato nocturno, en extinción

Cuando sus compañeros ya han acabado la jornada lectiva, ellos la empiezan. La mayoría de ellos se han pasado la mañana trabajando. Llegan al instituto a las cinco de la tarde, se van cuando ya reina la oscuridad, a las diez de la noche. Son los alumnos del bachillerato nocturno, una modalidad de enseñanza en proceso de extinción en Balears. Cada vez son menos, pero los que quedan defienden las ventajas de esta opción frente al bachillerato tradicional: es más flexible; pueden compatibilizarlo con el trabajo, el deporte o las cargas familiares; y es menos intenso y más accesible, al hacerse en tres años y no en dos como el diurno.

El primer centro de enseñanza que impartió por primera vez Bachillerato nocturno en Balears fue el Ramon Llull. Y, tras sesenta años, el curso que viene dejará de ofertarlo porque las cifras no paran de caer. El director, Josep Fillol, admite que los datos son realmente "fríos" y que es cierto que, como argumenta el director general de Planificación, Antoni Morante, el número de estudiantes es cada vez menor y que el porcentaje de absentismo y de abandono es muy elevado: alrededor del 70% deja los estudios antes de acabar.

Esos son los motivos de Morante para optar por esta "racionalización de la oferta" y Fillol hasta cierto punto los entiende, pero le chirría hablar de rentabilidad en el ámbito de la educación pública, cuya concepción es de servicio a la ciudadanía.

El director reconoce además que, en el año en que celebran el centenario del edificio y para un instituto tan emblemático como el Llull, es un golpe a la moral del centro (un golpe del que se enteraron casi de rebote a través del programa informático que utilizan los centros y Educación, lamenta Fillol, que acusa a la Conselleria de falta de transparencia).

Hace décadas eran varios los institutos de las islas que ofertaban el Bachillerato nocturno, pero fue desapareciendo según caía la oferta. En los últimos años, la oferta había quedado reducida al Ramon Llull, el Institut Politècnic y el Mossèn Alcover de Manacor. El número de matriculados ha caído un 40% en cinco años: de los 309 que se apuntaron en 2011 a los 183 de este curso. Y de estos, se titularán menos de la mitad.

En el instituto de la ´plaza del tubo´ este curso hay un total de 54 estudiantes de Bachillerato, en la modalidad de Humanidades y de Ciencias Sociales. El Politècnic, a no muchos metros de allá, tiene 26 estudiantes de nocturno del itinerario científico-técnico. A partir del curso que viene los alumnos del Ramon Llull se mudarán al Politècnic.

Según Educación, se ha optado por esta opción porque la plantilla del primer instituto no sufrirá pérdidas si le quitan el nocturno; en cambio la estructura docente del Politècnic sí se vería afectada si perdieran los grupos de este Bachillerato.

A Estíbaliz Salmillán, profesora de Latín y Griego, no le afecta la supresión del nocturno porque al ser interina se iba a tener que ir del Ramon Llull el próximo curso de todas formas, pero cree que sí habrá profesores desplazados a los que les puede costar el cambio. Considera que es algo que puede dañar "al prestigio" del centro: "Es una pena después de tantos años".

Fillol explicaba esta semana la situación a los alumnos del bloque 2 -el curso intermedio del nocturno, en el que hacen asignaturas de 1º y de 2º-, que expresaban su indignación ante su traslado: "¿Cuándo dicen optimización de recursos... están queriendo decir recortes, no?", planteaba uno. Otra compañera pedía más sensibilidad a la Conselleria: "Estamos aquí poniendo un interés porque no pudimos estudiar en su momento y se nos debería tener en cuenta".

El trabajo es el principal motivo para apuntarse al nocturno. Jefrid López es cocinero y compagina las clases con los fogones. Cuando acabó la Secundaria hizo el FP de grado medio de Cocina y se puso a trabajar, pero hace tres años decidió retomar sus estudios: "Creo que es importante".

Quiere dejar la hostelería porque es un tipo de trabajo "pesado" y titularse en Psicología. Por eso volvió a desempolvar los cuadernos y se apuntó al nocturno. El mes que viene hará Selectividad y se siente bien preparado para pasarla.

La flexibilidad que ofrece el nocturno no solo beneficia a los estudiantes que trabajan y deben compatibilizar horarios. Gaspar Mas por ejemplo dedica las tardes y las noches a estudiar y así por las mañanas puede darle a los pedales.

Opción para deportistas

Este joven ciclista -que ya cuenta con unos cuantos trofeos en sus estanterías- forma parte del equipo Benicàssim y además de los entrenos diarios, su agenda se completa con varias competiciones a nivel nacional que le hacen viajar con relativa frecuencia. Con todo, encajar en su vida diaria los estudios de Bachillerato era algo complicado. El camino fácil hubiera sido pasar de las clases, pero su entrenador, Toni Colom, fue claro con él: "Si quieres hacer ciclismo has de seguir estudiando".

Y le hizo caso. El nocturno se convirtió en la mejor opción: "Son muchas horas, pero aquí te dan facilidades". Admite que "no siempre" puede cumplir con los deberes y las tareas extraescolares, pero asegura que lo intenta. Su objetivo es estudiar Fisioterapia.

Alejandra Cerdà acabó en el nocturno por un motivo que poco tiene que ver con el trabajo o la competición deportiva y lo dice sinceramente: "Me cuesta muchísimo madrugar". Estudiaba Bachillerato en San José Obrero pero no le fue bien y suspendió cinco asignaturas, con lo que debía repetir curso.

En el nocturno del Llull además de evitarse el madrugón vio una ventaja añadida: solo tenía que cursar las asignaturas que había suspendido y no repetir todo el curso. Ella es del bloque 3 y acaba ya este año, con lo que no le pillará el traslado al Politécnico pero entiende que los compañeros del bloque 1 y bloque 2 estén enfadados. Admite que hay mucho absentismo -"más de la mitad de la gente no viene a clase"-, pero cree que suprimirlo es "hacer pagar a justos por pecadores".

Al ser en tres años y no en dos el ritmo es algo más relajado que el Bachillerato tradicional, y eso es lo que atrajo al alemán Darius Mann: "Empecé el Bachillerato y repetí, empecé mal y lo dejé, me desvié, pensaba que no sería capaz de sacármelo, pero el nocturno es menos intenso y al final me ha ido muy bien". Podría haber sido un caso más de abandono escolar prematuro, pero con el nocturno se ha "reenganchado" a la formación y su plan es estudiar Economía.

Educación quiere empezar a potenciar el Bachillerato a distancia en lugar del nocturno al entender que es una modalidad aún más flexible que puede ayudar a bajar las cifras de absentismo y abandono. Hoy esta opción se oferta desde el IES Antoni Maura -empezó en el Ramon Llull, pero también ´lo perdió´- y lo cursan 1.100 estudiantes (cifra también en caída: un 40% menos respecto a 2009). Morante pone como ejemplo a seguir el Institut Obert de Catalunya, con más 70.000 matriculados en Bachillerato.

"A mí me iría bien esa opción", dice Mann, "soy muy autodidacta". El director de su instituto sin embargo no confía mucho en el Bachillerato a distancia como alternativa: "No es lo mismo hacerlo a distancia que una clase presencial, el alumno no tiene contacto con el profesor ni con el centro, no hay ningún control de la abstención... es más fácil que se produzca abandono".

Pocos alumnos de Bachillerato

El tema de la oferta de Bachillerato en Balears es especialmente importante si se tiene en cuenta de que el archipiélago es la comunidad con la peor cifra de escolarización del país en este ciclo: solo el 55% de los jóvenes baleares de 16 y 17 años estudia Bachillerato, el dato más bajo de España, solo por detrás de Ceuta y Melilla. La tasa de escolarización promedio de bachillerato a nivel nacional llega al 75%.

El año que viene los alumnos del nocturno del Ramon Llull tendrán que caminar un poco más hasta el Politècnic y acostumbrarse a nuevos profesores. El Bachillerato nocturno pierde terreno y sigue en retroceso, pero los alumnos que siguen cursándolo defienden con uñas y dientes esta opción más flexible y que les da una segunda oportunidad y les permite compatibilizar el mundo laboral con el de las pizarras y los pupitres.

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