El turismo balear vive instalado en una ley de Murphy a la inversa: todo es susceptible de mejorar. Incluso la mejor temporada en los cuantitativo, la pasada, que esta vez pinta aún más provechosa. A eso apunta la última encuesta entre empresarios realizado por la Fundación Gadeso, que revela que apenas uno de cada cien consultados en las islas cree que la cosa irá peor. Para todos los demás, optimismo general. Un 69% cree que la temporada será igual de productiva que la anterior, cuando Mallorca rozó el récord de facturación anual. Y el resto, un 29%, opinan que el máximo histórico de euros y turistas llegará este año, cuando la campaña será más lucrativa. A la misma conclusión señalan las previsiones de los empresarios hoteleros, los grandes touroperadores y los organismos independientes de análisis y proyección, que llevan meses ofreciendo datos de reservas y estimaciones de negocio que hablan en todos los casos de la llegada de más turistas y con más propensión al gasto.

De ahí el optimismo general, que tiene diferentes grados de intensidad. El más elevado es el de quienes más caja han hecho durante toda la crisis: los hoteleros. En su caso, el 29% medio de los que creen que va a ir mejor se dispara hasta un 49%. Así está el negocio del hotel. Y no es para menos: como revelaba ayer este diario, las grandes cadenas han casi duplicado su cifra de negocio en los años transcurridos desde que estalló la crisis en 2008, un avance que ha sido casi exclusivamente suyo, porque en ese mismo tiempo la renta de los hogares de Mallorca caía un 20,6%, de 28.848 euros de media a apenas 22.951 euros al año.

Como los hoteleros también son optimistas los otros grandes triunfadores del sector turístico en los últimos años: los propietarios de apartamentos, que han hecho del alquiler a viajeros un negocio capaz de crecer tan rápido como el de los hoteles. Y esperan seguir haciéndolo. De cara a esta temporada, el 60% de los dueños de apartamentos turísticos opinan que las ventas serán similares a las del 2015, mientras un 39% espera que sean todavía mejores. Y el turismo residencial, que viene a ser lo mismo, los que creen que el negocio aumentará otra vez son legión: el 46% de los consultados en Mallorca dicen que la campaña será mejor, mientras un 54% vaticina que la cosa marchará de forma similar. Nuevamente, nadie espera una caída de las ventas o las reservas.

Fuera de la oferta de alojamiento, las expectativas están menos calientes. Que no frías. Sigue mandando el optimismo, aunque predominan los que piensan que la campaña será similar a la de 2015. Es lo que dicen el 77% de los dueños de restaurantes y bares, el 83% de quienes regentan comercios turísticos, el 86% de los empresarios de transporte y taxi y el 76% de los gestores de locales de ocio y salas de fiesta.

Todos los porcentajes corresponden a Mallorca, que no es la más optimista de las islas. Ese rango corresponde a Eivissa y Formentera, las islas en las que más comerciantes, restauradores y empresarios de salas de fiesta aseguran que van a ganar más que el año que más ganaron, el pasado. Queda por despejar la duda clave: si esas perspectivas, basadas según Gadeso en la idea de que van a llegar más viajeros, se plasman este vez en aumentos de salarios de los trabajadores y de renta de los ciudadanos de las islas, a diferencia de lo ocurrido desde 2008.