El economista Antonio Ruiz ha pasado la mitad de su vida profesional dedicándose a la gerencia en una larga lista de periódicos de este país -empezando por este mismo y siguiendo por el Heraldo de Aragón, Diario 16 o La Voz de Galicia-. La otra mitad de su trayectoria la ocupó trabajando en una papelera que se dedicaba a reciclar esas hojas de papel que antes se afanaba en llenar: "Así que supongo que estoy en paz", bromeaba ayer momentos antes de empezar su conferencia en el Centro de Estudios Superiores Alberta Giménez (CESAG).

Ruiz fue invitado para que resumiese a los alumnos de Periodismo el exhaustivo análisis histórico que ha hecho sobre las cabeceras en Balears. Su presentación constituyó el acto central de la jornada organizada por la profesora Ángeles Durán con motivo del Día Internacional de Libertad de Prensa. Acudieron representantes de distintos periódicos de las islas, como el director de DIARIO de MALLORCA, Pedro Pablo Alonso.

La catalogación de Ruiz empieza en 1808, que es el momento en que se generaliza la prensa diaria por una combinación de factores: la necesidad de los tipógrafos de amortizar sus carísimas máquinas; la apuesta de los políticos por hacerse editores (al ver que la prensa serviría para impulsar sus ideas); y el liberalismo reinante como caldo de cultivo ideal. Allí empezó todo. Desde entonces y hasta la actualidad, en el archipiélago han visto la luz 148 cabeceras, que han durado más o menos enfrentándose a los múltiples obstáculos de la libertad de prensa: de los económicos a los políticos. Recordó el caso del editor Pere Josep Gelabert y sus triquiñuelas para evitar las sanciones y censuras y no dejar de publicar: en 1839 lanzó El Genio de la Libertad, pero aludiendo a la ley de Imprenta se lo cerraron cinco meses y medio. Ya tenía preparada y registrada otra cabecera, El noticiero balear, que suplió a la primera todas las veces que dejó de salir a la calle por estar sancionada (algo que sucedió hasta tres veces seguidas). Gelabert no dejó de sacar sus diarios ni un día: El Económico de las Islas Balears fue sancionado cuatro días, durante los cuales publicó en sustitución El isleño.

El exgerente también aportó ejemplos de censura vividos en carne propia y recordó cuando estaba en Mediterráneo, en 1970, y debían acudir a las seis de la mañana con un ejemplar a casa del censor para que lo revisase y diese el visto bueno (o no) antes de poner en marcha las rotativas.

La exposición de Ruiz estuvo plagada de anécdotas y explicaciones, de cómo se profesionalizaron los diarios en la segunda mitad del siglo XIX; de la evolución de su formato (del folleto al tabloide, pasando por la sábana) o de su "adaptación al medio y a las circunstancias", bromeó, poniendo de ejemplo el periodo de la Primera República: "Hubo cinco presidentes en un año: en Balears aparecieron y desaparecieron cuatro periódicos".

Tras la charla, se entregó un diploma a la alumna María Jesús Riera, ganadora del concurso fotográfico convocado para representar una libertad de prensa "siempre bajo amenaza". La directora del CESAG, Julia Violero, inauguró una exposición sobre los 200 años del periodismo balear, en la que se exhiben las portadas de esas 148 cabeceras que han visto la luz en las islas: de la Aurora Patriótica Mallorquina; a El Ciudadano Español; El Eco de Colom o El Atleta de la Libertad.