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Automedicación

Médicos de sí mismos

Automedicarse es peligroso porque los fármacos pueden causar efectos indeseados al interactuar con otros - Sin embargo, los profesionales consultados no desaconsejan del todo esta práctica siempre y cuando se haga con conocimiento y responsablemente

Médicos de sí mismos

"Hace poco realizamos una encuesta callejera sobre cómo actuaban los ciudadanos ante los cinco problemas de salud más prevalentes y comunes y nos encontramos con unos índices de automedicación superiores a los esperados", explica Elena Muñoz, presidenta de la Societat Balear de Medicina Familiar i Comunitària (IBamfic).

Independientemente de los resultados de esta encuesta (ver gráfico adjunto), la doctora Muñoz sostiene que lo que le parece más grave es que ni las instituciones sanitarias ni las sociedades científicas de este país se impliquen de manera rotunda para afrontar esta problemática: "La automedicación existe y, por tanto, hay que fomentar que se realice de forma responsable", sentencia.

Sobre los problemas que genera esta automedicación para los propios pacientes, la presidenta de una de las dos sociedades que representan a los médicos de familia señala en primer lugar que esta autoprescripción puede "enmascarar los síntomas y retrasar la visita al médico" provocando de esta manera que un problema de salud banal se enquiste y se convierta en algo no tan banal.

En segundo lugar, esta especialista coloca la resistencia a los antibióticos, problema que se agrava por el hecho de que España es el tercer país de Europa con un mayor consumo de estos medicamentos por habitante.

Recientemente, en una entrevista concedida a este rotativo, la directora de la Agencia Española del Medicamento, Belén Crespo, reveló que esta resistencia provoca en la actualidad unas 2.500 muertes cada año en España y que las estadísticas nos advierten de que habrá 40.000 fallecimientos por esta causa en los próximos 35 años. Y otro preocupante dato que aportó es que uno de cada cinco antibióticos (el 20%) son consumidos sin haber sido recetados por un médico.

"Con los antibióticos, y con los medicamentos en general, hay que ser más conservador porque todos los fármacos tienen efectos secundarios y pueden interactuar de manera indeseable con otras medicinas que esté tomando el paciente", advierte la doctora Muñoz.

"Hay gente que toma ibuprofeno a diario desconociendo que puede llegar a provocar problemas gástricos o que puede ocasionar un fracaso (insuficiencia) renal. Y con el omeprazol pasa lo mismo. Muchas personas con problemas gástricos lo consumen como si fueran almax y, en algunas de ellas, puede ocasionar una mala absorción de vitaminas que podría dar lugar a una mayor incidencia de la demencia en los pacientes a los que provoca esta deficiente absorción", pone dos esclarecedores ejemplos la presidenta de la IBamfic.

"No hay ningún fármaco que no tenga ningún efecto secundario ni que no tenga interacción con otros medicamentos", recalca Elena Muñoz, que sentencia que también "el Sistema Nacional de Salud tiene efectos secundarios".

"Se pueden hacer cientos de colonoscopias y alguna de ellas le terminará perforando el intestino a un paciente. De todos los enfermos que acuden a las urgencias hospitalarias, alguno contraerá una neumonía intrahospitalaria que son mucho más resistentes y difíciles de curar que una que hayas contraído en tu casa ya que los agentes que las provocan deambulan en los ambientes hospitalarios y se hacen mucho más resistentes a los medicamentos y a los antibióticos", se explica Muñoz.

Dentro del repaso que esta profesional hace de los medicamentos más consumidos, no podía faltar el paracetamol, fármaco del que asegura que "probablemente, es el medicamento más seguro que existe. Se vende en todos los países, en algunos de ellos en supermercados, y en ninguno precisa de receta médica para su adquisición", sitúa.

"Sin embargo, hasta ciertas dosis se metaboliza por el hígado", continúa, "por lo que puede causar problemas en pacientes con afectación hepática o con problemas de alcoholismo porque el alcohol potencia la toxicidad del paracetamol e interactúa con otros medicamentos que afectan al hígado", quita la piel del cordero al común paracetamol la doctora Muñoz.

Esta profesional añade que un paciente sano, sin ninguna patología asociada, puede consumir tranquilamente hasta tres gramos de este medicamento al día. Pero que estos tres mismos gramos diarios pueden provocar daños hepáticos en un paciente anciano que esté tomando otros fármacos u en otra persona que tome alcohol de manera habitual.

Frente a las personas que se automedican de manera inconsciente y sin tener en cuenta los riesgos que esto entraña, la presidenta de la IBamfic contrapone los pacientes que saben manejar su enfermedad con criterio y gracias a una formación adquirida con el tiempo.

Así, pone como ejemplo a los pacientes diabéticos que, asegura, no podrían irse de vacaciones todo un mes entero si no supiesen cómo actuar ante descompensaciones de su enfermedad metabólica. Y que el manejo adecuado de su día a día le evita intervenciones sanitarias y tener que acudir con demasiada asiduidad al médico.

De la misma manera, la doctora Muñoz sostiene que el manejo de las pequeñas dolencias del día a día por parte de la inmensa mayoría de la población también tiene un efecto positivo: "Si todas las personas acudieran al médico por un dolor de cabeza o una gastroenteritis en vez de automedicarse, el Sistema Nacional de Salud estaría colapsado. No tenemos datos porque no acuden a las consultas, pero la prevalencia de estas pequeñas molestias es abrumadora y, como digo, si todas ellas requiriesen de asistencia, el sistema sanitario público estaría colapsado".

Además, la doctora Muñoz justifica esta actuación siempre que se haga con cabeza. Y pone varios ejemplos: "Una persona que se pasa todo el día cavando en el huerto actuaría de una manera muy correcta si, al llegar la noche, se pone calor en las partes más castigadas de su cuerpo y se toma un ibuprofeno antes de irse a dormir para prevenir dolores articulares".

Sentido común

De la misma manera, explica que una persona que comienza con un catarro haría bien tomando paracetamol y bebiendo mucha agua durante las primeras veinticuatro horas antes de acudir al médico ya que, en cualquier caso, si se tratara de unas anginas, éstas no se manifiestan como tales hasta que haya trascurrido este periodo de tiempo, al igual que sucede con otras patologías como puede ser una gastroenteritis. Y estas primeras acciones no precisan de una visita al médico, sino tan solo de un poco de sentido común y de conocimiento del propio cuerpo.

Otro médico de cabecera, Txema Coll, predecesor de la doctora Muñoz al frente de la IBamfic y en la actualidad director de Atención Primaria del área de salud de Menorca, es el experto de esta sociedad científica en lo que a seguridad del paciente se refiere. Campo que estudia tanto los errores de diagnóstico como de prescripción de medicación así como las infecciones relacionadas con el sistema sanitario.

El doctor Coll no discrepa con una automedicación responsable siempre y cuando se haga con información y con conocimiento de causa, "solo basta fijarse en los efectivos remedios caseros de nuestras abuelas", pone como ejemplo.

Opina como su compañera que el principal problema de esta práctica surge cuando el paciente que se automedica está tomando otros fármacos que pueden interactuar negativamente con los nuevos medicamentos. Así, advierte a los pacientes con tratamientos anticoagulantes que no pueden tomar algunos antiinflamatorios.

"Estos problemas no se dan en pacientes supervisados o adiestrados por el facultativo", diferencia el director de la Primaria menorquina, que también advierte de la peligrosidad de la automedicación llevada a cabo durante largos periodos de tiempo. Años, recalca.

"Por ejemplo, se han hecho estudios y existen datos de que la ingesta continuada del omeprazol, protector gástrico de amplia demanda y consumo, puede llegar a provocar un mayor número de fracturas ya que está demostrado que este fármaco altera la absorción del calcio y de la vitamina B12, lo que a su vez puede favorecer la aparición de demencias o pérdida de memoria. Así que no resulta tan inocuo", advierte el facultativo que, no obstante, resta gravedad a esta automedicación siempre y cuando la realicen personas sanas durante cortos periodos de tiempo.

Medalla de plata

El responsable de Primaria sí quiere destacar los efectos del mal uso de los fármacos que se hace en España. Y lo hace aportando datos. Como que somos los líderes mundiales en resistencia a los antibióticos. "Un estudio de la farmaindustria británica correspondiente a 2013 nos daba la medalla de plata en consumo de fármacos por habitante. Solo nos ganaba Francia", añade.

"En tratamientos contra la demencia éramos los primeros. Y en consumo de medicamentos para la osteoporosis, los segundos. Entre el año 2000 y el 2012 se ha doblado el consumo de ansiolíticos en nuestro país", continúa desgranando estos inquietantes datos que, a la postre, provocan problemas y gasto. Las pastillas para dormir suelen generar confusión y torpeza matutina en las personas mayores, lo que habitualmente degenera en caídas y fracturas óseas que en muchas ocasiones requieren de costosas prótesis.

Para explicar este elevado consumo de fármacos, el especialista habla de una colusión de presiones. A saber, de un lado la presión de la industria farmacéutica sobre los facultativos para que prescriban sus productos y, de otro, la presión de algunos pacientes que si no salen de la consulta con varias recetas se sienten en cierta manera desatendidos.

"La población asocia tratamiento con medicamento y muchas veces salir a pasear o pasar un rato cada día con los amigos tiene efectos más beneficiosos que un ansiolítico, pero el paciente reclama lo que oye", asume el doctor Coll.

"Y una tos por un cuadro catarral normalmente desaparece a las dos semanas sin necesidad de tomar antibióticos ni antitusígenos con codeína, fármaco que no se puede dar a los niños pequeños y que también provoca mareos y caídas en las abuelitas. Mejor cualquier remedio casero para la tos", prescribe este facultativo.

Para explicar las causas por las que somos líderes mundiales en la resistencia a los antibióticos, este especialista enumera varios motivos: Porque se consumen en demasía; porque no terminamos los tratamientos y los suspendemos cuando llega la mejoría; porque a los animales destinados al consumo humano también se les da de forma desproporcionada y sus resistencias se trasmiten a las personas; por la abundancia de las infecciones hospitalarias y la falta de higiene y, por último, por el desinterés de la industria farmacéutica en desarrollar nuevos antibióticos más efectivos.

Para terminar, Txema Coll señala las posibles soluciones con las que reducir tanto el excesivo consumo de fármacos como la automedicación. "Obligaría a las farmacias a dispensar medicamentos que precisan de prescripción médica únicamente cuando el cliente llegue con su receta y formaría a los médico en el sentido de que no hace falta prescribir tanto. Y todo esto debería ir acompañado de campañas informativas dirigidas a los pacientes para evitar su presión sobre los facultativos. Y es que la gente debe saber que no existe ningún tratamiento inocuo", concluye el especialista.

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