Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Boulevard

Branson compra dos grandes fincas más y se adueña de Banyalbufar

La instantánea, captada durante la presente legislatura por un escritor señero de la isla, demuestra que el respeto a las indicaciones de tráfico es esencial para la convivencia. El vehículo porta los emblemas de todas las instituciones autóctonas.

Recuerde dónde leyó antes que “Richard Branson recupera Son Bunyola y se vincula de nuevo con Mallorca”. Nos quedábamos cortos. Era solo el comienzo de la reconquista de Banyalbufar a cargo del magnate del grupo Virgin. Su fortuna personal asciende a 5.000 millones y pico de euros. Ha destinado el pico a recomprar otras dos fincas del municipio montañoso que ya adquirió en los noventa. Primero fue Son Balagueret, y ahora la también gigantesca Son Valentí. Si necesita saber por qué, escuche la explicación que me dio el multimillonario, mientras paseábamos en 1996 a solas por el césped de su hotel de La Residencia. “Porque se trata de uno de los lugares más bellos del mundo”.

Son Balagueret es el apéndice de Son Bunyola, para quien hable del terreno en centenares de miles de metros cuadrados. Sin embargo, la adquisición de Son Valentí dobla prácticamente la superficie de Banyalbufar en manos de Branson. Sus dominios cubren seis millones de metros sobre un término municipal de 19 millones. Se ha adueñado de una tercera parte del pueblo, ningún terrateniente alcanza esa proporción en otro enclave mallorquín. El equivalente a dos mil campos de fútbol, si lo quiere en terreno llano. De nuevo nos habla el magnate, “creemos que esta zona necesita nueva vida, y que se la podemos proporcionar”.

Branson ha visitado recientemente Mallorca, para sellar su última adquisición. Quiso comprar s’Estaca antes que Michael Douglas, y Son Valentí fue pretendida por David Beckham. El futbolista desistió ante la molestia de un mirador público que violaba su intimidad. Esta Mallorca, tan llena de mallorquines. En cambio, el creador de Virgin ama Deià desde que la descubrió junto a sus amigos Mike Oldfield y Kevin Ayers, que le arrebató a su esposa tras un intercambio de parejas. No sigamos por estos senderos. El nuevo dueño de Banyalbufar me presumía de haber “resucitado Deià, como se demuestra en el crecimiento del número de restaurantes y en los empleos que han conseguido los jóvenes del pueblo”. Su fascinación alcanza al nombre de su nieta, Eva-Deia Branson.

Las tres possessions de Branson en Banyalbufar son colindantes, enclavadas en un valle que vuelve a unificarse después de que el Repartiment de 1229 se lo concediera a Gilabert de Cruïlles. El vecino del empresario británico en la adyacente Son Coll es el gigante inmobiliario Christian Völkers, seremos los primeros en nombrarlo sin recordar su escapada con Claudia Schiffer.

Las inversiones millonarias de Branson no son estrictamente medioambientales, ni se justifican solo por la devoción que sus padres sienten hacia Mallorca. El negocio figura en primer plano. Por eso ha incluido las tres possessions que le convierten en dueño de Banyalbufar dentro de su portafolio Virgin Limited Edition, con lujosas propiedades en el Caribe o en Sudáfrica. “La belleza de Son Bunyola justificará que los futuros clientes del hotel paguen un precio que acredite la inversión”. Veinte años atrás no le dejaron.

Hablando de negocios rentables, se ha comentado con detalle la peripecia del hijo de Jordi Pujol que compró las sedes del Banco Santander, para alquilárselas a continuación a Emilio Botín. No ha trascendido el negocio de la familia del ilustre deportista mallorquín, que efectuó la misma operación con las sedes locales de Banesto. Aprovechaban la amistad con Ana Patricia Botín, por entonces presidenta de la entidad. La caja catalana de Narcís Serra tramitó la operación.

A propósito, Cristina de Borbón fue la abanderada de España en los Juegos de Seúl’88, sin duda un ejemplo de patriotismo. Rafel Nadal es el más grande mallorquín que vieron los siglos por su rendimiento dentro de la pista de tenis, pero ni un paso más allá. Y su amigo Jaume Matas también nos arrojó la declaración de la renta como ejemplo de pureza.

La mejor redactora de tribunales de Balears me recuerda que en la fiesta VIP de la revista Vanity Fair compartieron posado Santiago Pedraz y Pedro Horrach, junto a sus respectivas esposas. Qué extrañas conjunciones brinda el destino. Después dirán que las rencillas impiden la convivencia de jueces y fiscales. A propósito de la ley, reparen en nuestra ilustración de hoy. Captada durante la presente legislatura por un escritor señero de la isla, la instantánea demuestra que el respeto a las indicaciones de tráfico es esencial para la convivencia. El vehículo porta los emblemas de todas las instituciones autóctonas.

Branson no es la única celebridad inglesa atrapada por Mallorca. Guy Hamilton consolidó el personaje de James Bond, al dirigir cuatro películas de la serie. En concreto, Goldfinger, Diamantes para la eternidad, Vive y deja morir, El hombre de la pistola de oro. Se retiró del cine porque “no quiero alejarme 18 meses de mi vida de Mallorca para pasarlos en California preparando y rodando una película”. Ha muerto a los 93 años en la isla donde me explicaba la filosofía de 007. “Me di cuenta de que al héroe le faltaba humor, y de que corría el riesgo -todavía lo corre- de convertirse en Superman”.

Hamilton simboliza la Mallorca que no pudo ser, porque escogimos la saturación destructora. Dirigió en la isla Muerte bajo el sol, donde fuimos Corfú al adaptar un relato de otra refugiada mallorquina, Agatha Christie. El ayudante de dirección de la mítica El tercer hombre me confesaba que “algunas de las actrices que fueron chicas Bond no merecen ser llamadas actrices”. En cambio, “Sean Connery no era un buen actor cuando empezó, pero mejora a cada película que interpreta”. Vean Cegados por Tilda Swinton. Perdón, Cegados por el sol, que protagoniza la actriz exceptuada de la edad. La David Bowie, o viceversa.

Reflexión dominical étnica: “El signo de puntuación más utilizado por el mallorquín son los puntos suspensivos”.

Compartir el artículo

stats