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Estudio

Gordos, pero no felices

Un grupo de la UIB investiga el nexo entre depresión y obesidad - Buscan voluntarios para estudiar la prevención y determinar si hay alimentos que propicien este trastorno

Gordos, pero no felices

En el año de Miguel de Cervantes, el psiquiatra Miquel Roca acude a él y a su más famosa obra para llamar la atención sobre un hecho: las personas con sobrepeso tienen más tendencia a la depresión. Para Roca, Sancho Panza es un buen ejemplo: "Parecía que siempre estaba contento, pero en realidad de vez en cuando ya tenía episodios de tristeza".

La curva de la felicidad es un mito. Aunque hay personas obesas que viven satisfechas y contentas, los datos están ahí: alrededor del 60% de la población obesa ha sufrido cuadros depresivos o ansiosos. Se juntan así dos de las peores epidemias del mundo desarrollado: el sobrepeso y la depresión. Dos enfermedades "de altra prevalencia" y que suponen una amenaza seria contra la "salud pública".

En realidad tiene todo el sentido que ambas enfermedades estén interrelacionadas, razona Roca, coordinador del área de Neurociencia en el Institut Universitari d´Investigació en Ciències de la Salut (IUNICS). Su grupo investigador, de Trastornos Mentales de Alta Prevalencia, participa en el proyecto europeo MooDFOOD, en el que participan ocho países con un doble objetivo: aclarar el vínculo entre la dieta y la depresión y desarrollar estrategias de prevención.

Los próximos días 9 y 10 de mayo los responsables de esta investigación de cada país se encontrarán en Islandia para hacer una puesta al día de sus conclusiones. El proyecto arrancó en 2013, finalizará en 2017 y cuenta con un presupuesto total de nueve millones de euros (de los cuales, 1,2 los gestiona la UIB).

Buscando voluntarios

Parte clave del MooDFOOD es el seguimiento a un millar de personas de diversos países de europa que tengan sobrepeso que hayan padecido depresión: 250 ingleses; 250 holandeses; 250 alemanes y 250 mallorquines. De momento, el equipo de Roca ya ha reclutado a 200 voluntarios, pero aún les faltan 50: ¿tiene usted entre 18 y 75 años?¿está por encima de su peso ideal? ¿se siente triste, cansado, estresado o con el estado de ánimo bajo? La UIB le busca. Y por su participación, se ofrece una remuneración.

Los investigadores del IUNICS le hacen un seguimiento de un año a cada paciente. Por un lado, les aplican una serie de actividades conductuales, con psicoterapia y buscando replanteamientos con la alimentación. Por otro, les dan a probar tratamientos con ácidos grasos, con sustancias con OMEGA 3, vitamina D, C...

Analizan asimismo sus pautas de alimentación, para determinar si hay alimentos que puedan inducir a la depresión. Hay ya varios estudios que asocian la comida con el estado de ánimo. Parece que las personas con dietas saludables son menos propensas a padecer depresión, sin embargo, surge aquí un interrogante importante: ¿la tristeza conduce al desorden alimentario, es al revés o es un camino que puede ir en ambas direcciones?

La depresión puede llevar al sobrepeso. Según Roca, las personas deprimidas tienen tendencia a cambiar hábitos, quedarse más en casa, ser más sedentarios, alimentarse peor... Con todo, es fácil que suban de peso por encima de lo recomendado.

Algunos trabajos científicos ya han comprobado que hay relación entre los síntomas depresivos en mujeres de mediana edad y la ingesta de comida rápida. También hay estudios que apuntan a los riesgos que entraña el azúcar.

La buena noticia es que hay alimentos "protectores" del estado de ánimo. En eso están centrándose también en confirmar los investigadores del IUNICS. Por ejemplo, las frutas y las verduras serían muy recomendables para animar a los pacientes deprimidos, gracias al elevado poder antioxidante que tienen. Las hortalizas y legumbres, que son ricas en folato, afectarían de forma positiva a los niveles de los neurotransmisores.

El grupo de Patologías Vasculares y Metabólicas del IUNICS también trabaja en aspectos relacionados con la obesidad y ha concluido que los trastornos psicológicos son "frecuentes en pacientes con obesidad mórbida". Así lo han constatado gracias a los estudios hechos con personas que se someten a cirugía bariátrica para reducir sus ingestas de comida o que sufren obesidad mórbida y trastornos por Déficit de Atención.

En estos casos, los trastornos del estado de ánimo se relacionan con una peor calidad de vida, menor pérdida de peso durante el tratamiento y unos niveles más elevadores de marcadores inflamatorios.

La relación entre obesidad y depresión es por tanto indiscutible, además de peligrosa. Cabe recordar que en el mundo occidental las cifras de obesidad no paran de crecer, y que los datos son especialmente alarmante entre los jóvenes. En Balears, el porcentaje de población obesa hace diez años que se mantiene estable -un 12%- pero la proporción de jóvenes que padecen este trastorno ha crecido del 5 al 8%. La causa principal es el sedentarismo. Respecto a la depresión, los números tampoco son alentadores: según los últimos estudios, entre el 8 y el 15% de la población la sufrirá en algún momento de su vida.

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