La Escola d´Hoteleria de la Universitat de les Illes Balears festejó ayer su vigésimo cumpleaños en su sede del campus. En la ceremonia central de la jornada, celebrada por la mañana, participaron alrededor de cien de los 800 alumnos del centro y una treintena de políticos y autoridades empresariales y sindicales del sector turístico. Tanto el aniversario del centro como los premios anuales a los mejores alumnos se habían convertido en los últimos años en la excusa perfecta para invitar a dar una clase magistral a alguno de los pesos pesados mallorquines del sector en el que Mallorca es referencia mundial. Esta vez los grandes empresarios fueron sustituidos por políticos. Así que el conocimiento turístico celebró sus veinte años en la universidad renunciando al conocimiento en estado puro: la experiencia contrastada con éxito.

Aunque alguna dosis de experiencia, en este caso académica, ofreció el acto: la de Antoni Aguiló Lluna, primer director de la escuela, fundada en 1995 como "una fuerte apuesta de las instituciones por mejorar los conocimientos y habilidades" de los profesionales del sector, como recalcaba en su presentación la actual directora de la escuela, Maria Tugores, que felicitaba especialmente a los 70 docentes del centro, algunos de los cuales han vivido los veinte años de la escuela.

A la labor docente y a la formación de calidad aludía también Aguiló, que tras recordar el consenso inicial que generó la fundación de la escuela entre los agentes sociales, económicos, académicos y políticos de Mallorca, animaba al sector a seguir por el camino que conduce a la excelencia turística: el trabajo en común y la educación especializada. "Solo con formación estaremos garantizando el futuro de la calidad, que es el futuro de la comunidad", opinaba Aguiló.

Tras él tomaba la palabra el rector, Llorenç Huguet, que repartía agradecimientos y felicitaciones para un centro que ha formado con éxito a 4.200 profesionales. Que ese es el regalo de los veinte años: Mallorca ha sido capaz de incorporar a su turismo a miles de trabajadores, que, en muchos casos, se han convertido a su vez en profesores de excelencia en cada una de las empresas que les ha contratado. Lo explicaba Huguet, que recordaba en su alocución cómo un empresario importante (de esos que participaron en aniversarios anteriores como ponentes y ayer no estaban ni como oyentes) le había contado que los trabajadores que salían de la escuela les servían además para formar con su ejemplo y conocimientos al resto de la plantilla.

Más que una escuela: una red

Con lo que la escuela es solo el principio, el primer nudo de una red que durante veinte años ha sido capaz de contribuir a que las empresas turísticas de Balears sean en muchos casos líderes mundiales, así en la hotelería como en la intermediación online. "Difundid todo lo bueno que os enseñan aquí y pensad que el futuro es vuestro", instruía Huguet a los alumnos que acudieron a los discursos de un aula magna que ayer lucía entre medio llena y medio vacía.

Entre los presentes, algunas caras conocidas. Pocas, que era lunes de mañana y hay gente que trabaja. Por allí andaba la presidenta de la patronal CAEB, los responsables turísticos de los sindicatos UGT y CCOO, el líder de la asociación de restauración, y algunos de los siete directores que ha tenido la escuela en veinte años. Siete. Uno por legislatura, que la tradición democrática imperante ordena que con cada estreno de Govern se purgue a los cargos de otros partidos. Este aniversario tocaba predominio de políticos del PSOE, que son los que controlan las áreas más ligadas a la formación y la educación. Ausente el líder de Més y vicepresidente de Turismo, Biel Barceló, el Govern estaba representado por su presidenta, Francina Armengol, y por sus consellers de Trabajo, Iago Negueruela, y Educación, Martí March, a los que arropaba algún que otro director general del Govern e incluso la regidora de Turismo de Palma, la también socialista Joana Adrover.

Tomaba la palabra Francina Armengol, que renovaba el compromiso político con la idea fundacional de una escuela que "nació como una apuesta estratégica de la comunidad". La presidenta insistía en la idea de que el éxito de las islas está directamente ligado a su capacidad para formar a los mejores ("capital humano de alta cualificación", los llamó), con el objetivo de perpetuar la receta de "modernizar y mejorar la competividad del sector turístico, para seguir alargando poco a poco la temporada y mantener a las islas líderes". "No es fácil eso", enfatizaba la presidenta, antes de certificar que este verano se esperan cifras turísticas máximas". Otra vez.

¿Cómo mejorar pues lo mejor? Según Armengol, la clave es trabajar en un "planteamiento común que genere propuestas constructivas para reforzar lo que tenemos"" y "para afrontar nuevos retos", subrayaba la presidenta, consciente de que veinte años son muchos para una sociedad que hoy poco tiene que ver lo de 1995, cuando nació la escuela. Hoy manda la tecnología, apuntaba Armengol, que cree que la escuela se está sabiendo adaptar a las circunstancias. Como hizo, por cierto, durante la crisis, cuando se convirtió en centro asociado a los servicios de empleo (SOIB) para formar personas que se quedaron sin trabajo en el turismo. Así han instruido a 1.500 personas desde 2009, decía Armengol. "Esta escuela sigue a la vanguardia y nos permite ser líderes como destino turístico", concluía la presidenta.

Luego los políticos y el rector se fueron a hacer como que sembraban un árbol que en realidad llevaba tiempo plantado y se hicieron fotos.