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Entrevista

Madre Montserrat del Pozo: "Hay familias que creen que es raro que su hijo vaya con ganas al colegio, cuando ese es el objetivo"

"Los estudiantes salían obsoletos: sacaban buena nota en Selectividad, pero en 1º se veían sin recursos"

La madre Montserrat del Pozo impartió ayer en el colegio Sant Josep Obrer una sesión formativa a un centenar de miembros de equipos directivos de los colegios diocesanos de Mallorca. La profesora les explicó el modelo que aplican en su centro basado en la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, que niega la existencia de una solo inteligencia y describe al menos ocho inteligencias que todos tenemos, más o menos desarrolladas: lingüística, musical, lógico-matemática, espacial, corporal, intrapersonal, interpersonal y naturalista.

-Hoy se habla mucho de innovación educativa, pero ustedes empezaron muy pronto a hacerlo, en 1994.

-Ya en 1986 nos preocupábamos mucho por el fracaso escolar y mirábamos investigaciones. Vimos que todo empezaba en la educación infantil y allí empezamos a trabajar con las inteligencias múltiples y lo generalizamos en 1994. Es trabajar la inclusión, la diversidad, y dar a cada alumno los elementos y actividades necesarias para que entienda los conceptos, no para que memorice.

-¿Cómo se detecta cuáles son las inteligencias potentes y cuáles flojean más en cada alumno?

-Intentamos dar oportunidad a todas las inteligencias. Mediante una serie de actividades en seguida se ve qué alumnos tienen unas inteligencias más desarrolladas y cuáles menos: a algunos les encanta redactar; a otros les gusta el deporte... Nosotros lo que queremos es que a cada alumno le guste todo. Si les das oportunidades desde pequeño y eres capaz de hacer una fase de inmersión en un tema puedes lograrlo. Por ejemplo, un tema: el otoño. La cuestión es lograr que el alumno se inspire, que vea cuadros del otoño, escuche música del otoño.... Que vea que un concepto puede entenderse y desarrollarse bailando, escribiendo, haciendo fotos...

-¿Cuándo se dio cuenta de que iban por buen camino?

-En 1994 empezamos a poner todo el centro hacia las inteligencias múltiples (hoy tenemos otro marco de referencia que llamamos de las cuatro transformaciones). Hubo un padre que me dijo que había traído a su hijo buscando un tipo de educación y que le estábamos dando otro. Les explicamos muy bien qué queríamos hacer, cómo, hacia dónde creíamos que iba el mundo... Vimos que los niños salían obsoletos, que aprobaban Selectividad con la nota más alta pero en 1º de carrera se ponían a llorar porque no tenían recursos, y vimos que no hacían trabajo cooperativo no íbamos adelante. En el 2000 hicimos 'crack' y empezamos a aplicar el espíritu del Plan Bolonia en Secundaria en las escuelas que tenemos en España y en Camerún. Los profesores se formaron para trabajar como trabajarían los alumnos y eso les dio mucha fuerza e hizo que tuvieran un punto de referencia en común, un empuje que nos hizo ver que valía la pena. Somos eclécticos, como un cóctel: hemos ido cogiendo lo mejor de distintos colegios, los chavales no han sido conejillos de indias.

-¿Cómo es un día de clase?

-En Natzaret Col·legis Innovadors -que agrupa a trece escuelas solo en España, aunque la iniciativa es a nivel mundial- las materias son las 'normales', pero todo se trabaja por proyectos, que incluyen el currículum pero suponen otra metodología. Al llegar a clase un lunes, lo primero que hace el alumno es su plan individual de aprendizaje: qué se propone y qué quiere hacer esa semana. Lo confronta con su grupo de base -otros dos alumnos- y luego con un 'profesor-coach', que no se plantea qué quiere sacar del alumno, sino cómo ayudarle a hacer aflorar su pasión y sus intereses. En cada curso hay tres clases, que trabajan de forma abierta. Son 90 alumnos y tres profesores. Uno explica un máximo de 15 minutos y los otros dos ayudan para que los alumnos tiren adelante. Hacemos al alumno muy autónomo, pero siempre trabaja en grupo.

El alumno siempre respeta al otro. Un trabajo cooperativo bien hecho rompe el bullying. Hay materias interdisciplinares, como la emprendeduría social: han de crear una empresa real -que luego tiene beneficios- con un fin social. La evaluación también es diferente, no vale hacer solo exámenes.

-¿Las familias temían que sus hijos no saldrían preparados?

-A algunos les preocupaba una bajada de nivel. Y para demostrar que no era así implantamos el Bachillerato Internacional en la escuela Montserrat. La primera promoción acabó con dieces y se situó en España como una de las mejores. Nadie ha vuelto a cuestionarlo.

A algunos -que son empresarios, abogados, médicos...- les ha costado más: los que tuvieron una educación muy estricta quieren lo mismo para sus hijos. Han separado la escuela del juego, de los intereses, del entusiasmo. Creen que en el aula todo debe ser muy serio y que solo en el recreo se puede jugar. Nosotros queremos que todo sea aprendizaje y que todo les interese. A los padres les parece raro que el niño quiera ir a la escuela, cuando el niño debe disfrutar de hacerlo y nosotros hemos de abrirle el horizonte; hacerle ver que es capaz de cambiar el mundo y estar a su lado para ayudarle. Cuando los padres ven a sus hijos durante un proyecto se quedan fascinados; y hablo de todos los alumnos, no sólo de los que van bien.

-Los colegios jesuitas catalanes también han iniciado una revolución. Uno de sus impulsores, Pepe Menéndez, dio una charla a directores mallorquines hace unas años y les recomendó "pasar del BOE". ¿La Administración se ha quedado atrasada en innovación mientras los centros tomaban la iniciativa?

-Sí y no. Las escuelas públicas catalanas han tenido sus altibajos, pero siempre han sido un referente pedagógico, y nos han ayudado. Yo no paso del BOE: yo cojo lo mejor de cada lado. También he ido por ejemplo a las escuelas Emilia Reggia, que no son religiosas.

-¿Cómo mantener esta línea mientras las leyes educativas cambian con cada gobierno?

-Lo vas introduciendo en tu línea de aprendizaje. El tronco es el mismo, las inteligencias múltiples, y vamos cambiando las ramas. Tenemos claro cuál es el objetivo de aprendizaje.

-¿Qué opina de PISA o de las pruebas LOMCE?

-Los gobiernos han de tener una medida, el problema es que lo que se mide muchas veces no es lo que se necesita en el mundo de hoy. PISA es cada vez más competencial, pero hay pruebas que aún son totalmente memorísticas y descontextualizadas de tu aula. Y los resultados son bajos. Has de ser buena en el aula para que un alumno que esté trabajando de otra manera sea capaz de obtener buenos resultados en una prueba estandarizada. Ahora, yo creo que no deben hacerse para competir ni hacer comparaciones.

-¿La motivación del profesorado suple la falta de recursos ?

-Sí. En Camerún tenemos un profesor con 75 alumnos y lo hace exactamente igual. El recurso más importante es el profesor. Todos recordamos a aquel profesor que nos hizo disfrutar con una asignatura y nos abrió un mundo.

-¿Se generalizará esta tendencia a la innovación?

-Nosotros cada año recibimos unas 300 visitas al centro de gente que quiere aprender. Y con la Nazaret Global Education ya hemos formado a miles de profesores en todo el mundo. Ahora somos un referente mundial: nos dicen que somos una ola de renovación. Apostamos por un cambio sistémico, de toda la escuela, y de golpe: si hemos de cambiar, hemos de llorar. El alumno ha de ser el protagonista.

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