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Yihadismo en Mallorca

Harrak aseguró que nunca tuvo encuentros con otros yihadistas

El joven detenido en Palma aclaró que toda la relación que mantuvo con otras personas que querían ser combatientes fue a través de las redes sociales

Mohamed Harrak fue llevado al juzgado el jueves y después a la cárcel. B. ramon

Mohamed Harrak, el joven detenido el martes en una modesta vivienda de Son Gotleu, confirmó en su declaración que jamás tuvo un encuentro físico con los radicales que se mostraron interesados en sumarse a la yihad. El marroquí, que sigue en la prisión de Palma, mantuvo ante la juez de la Audiencia Nacional que era un agente del CNI, al que le habían encomendado la misión de infiltrarse entre grupos de radicales islamistas para controlar a las personas que viven en España dispuestas a dar un paso adelante y convertirse en combatientes. Y reiteró que él no apoyaba ninguna acción terrorista, al contrario, repudiaba cualquier acto de violencia en nombre de la religión islámica. Para terminar con este movimiento, decidió colaborar como agente infiltrado para captar a posibles combatientes en España.

La versión que mantiene Mohamed Harrak no se la cree la Policía. Al contrario, los investigadores están convencidos de que llevaba mucho tiempo realizando una tarea de propaganda en favor del movimiento yihadista y se encargaba de captar a personas que estuvieran dispuestas a seguirle para sumarse a la lucha armada, bien en Irak o en Siria.

La Policía cree que la labor de propaganda radical que realizaba el joven de Son Gotleu no la desarrollaba directamente en la calle. El trabajo lo hacía a través de la pantalla de un ordenador. Su equipo informático, que hacía meses que estaba intervenido por la Policía, está siendo analizado en profundidad por los investigadores para comprobar si guarda algún tipo de información que facilite la búsqueda de otros terroristas. El joven reconoció ante la juez la autoría de todas las proclamas en favor del denominado Estado Islámico, que fue colgando en la red en los diferentes perfiles que manejaba, pero sostuvo que seguía las indicaciones que le habían marcado desde el Centro Nacional de Inteligencia. La Policía comprobó, analizando las intervenciones de las comunicaciones, que Mohamed había entrado en contacto con varias personas, muchas de ellas sospechosas de apoyar los actos terroristas que se realizan en nombre del denominado Estado Islámico. El joven colgó en la red vídeos en los que aparecen ejecuciones realizadas por combatientes y escribe comentarios mostrando su apoyo. Por ejemplo, cuando el pasado mes de noviembre se cometió la matanza de París, el vecino de Son Gotleu calificó la acción como "uno de los días más felices de mi vida". Y añadió: "Ver el terror en sus caras no tiene precio".

La Audiencia Nacional ha ordenado el ingreso en prisión del joven residente en Son Gotleu porque, entre otras acciones, se le acusa de estar preparando un atentado islamista en España. Al menos así lo manifestó en varios mensajes que colgó en la red, aunque no señalaba ni el lugar donde iba a perpetrar la acción, ni el objetivo que iba a atacar.

Mohamed Harrak controlaba hasta cuatro perfiles distintos en internet, donde iba repartiendo sus mensajes radicales. En uno de ellos tenía costumbre de colgar las fotos de su afición a los juegos de airsoft. Aunque se trata de un juego de recreación militar, en el que se actúa con armas simuladas, la Policía interpreta que el detenido utilizaba esta actividad como entrenamiento para integrase en un futuro en algún grupo de combatientes.

Harrak, según la Policía, habría intentado también en Mallorca captar a algún radical. Solía acudir a mezquitas de Palma y allí lanzaba alguna reclama radical para comprobar si alguna persona simpatizaba con sus mensajes. Sin embargo, en ningún caso tuvo respuesta. Ningún musulmán que acudiera a estas mezquitas de Palma se mostró interesado por estos mensajes radicales.

En los perfiles de Facebook que el detenido dirigía entró en contacto con varios musulmanes, con los que compartía los comentarios u opiniones a favor de los actos protagonizados por combatientes islamistas. Muchas de estas personas con las que contactó Harrak residen en España, por lo que la Policía está peinando sus perfiles y está controlando si se trata de posibles radicales. No se descarta que esta operación desarrollada en Palma tenga después futuras consecuencias con la detención en España de otros seguidores de estos movimientos radicales.

Comprueban su versión

Aunque la versión que sostuvo el joven en su declaración del pasado jueves no fue suficiente para evitar su ingreso en prisión, la magistrada que le interrogó se comprometió a comprobar si la versión sobre que era un colaborador infiltrado de los servicios de inteligencia, era cierta o no. En cualquier caso, el detenido dijo que nunca había desvelado la tarea que realizaba, porque el CNI se lo había prohibido.

Además de por su relación con movimientos radicales, el joven de Son Gotleu llevaba mucho tiempo siendo objetivo de las fuerzas de seguridad por otros delitos.

Se sabía que en los últimos meses se dedicaba al tráfico de drogas, según se comprobó después con el alijo de cocaína que se capturó en su casa. Como toda persona que se dedica a este negocio, Harrak tomaba medidas de seguridad cuando intentaba establecer alguna venta por teléfono. No mantenía ninguna conversación que pudiera incriminarle y solía utilizar un lenguaje en clave.

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