Mohamed Harrak confesó ayer ante la juez de la Audiencia Nacional la autoría de estos mensajes radicales a favor del denominado Estado Islámico, pero lo hizo con un objetivo. "Soy agente del CNI y se me encomendó que me infiltrara entre estos grupos de radicales yihadistas". Aunque no logró convencer a la juez, que mantiene que existen pruebas más que suficientes para acusarle de graves delitos de terrorismo, el joven mantuvo su inocencia. Contó en su declaración por videoconferencia, asistido por el abogado Pedro Casado, que había entrado en contacto con los servicios de inteligencia a través de un correo electrónico. Antes había intentado, sin éxito, lograr que le aceptaran en el Ejército, pero le habían rechazado porque no tenía la nacionalidad española. Fue en ese momento cuando decidió dar otro servicio al país, integrándose en el CNI como agente contratado.

Mohamed contó también que este contacto por internet tuvo respuesta. El servicio de inteligencia entró en contacto con él y, según su declaración, dos agentes viajaron a Mallorca expresamente para conocerle y entrevistarlo. Sin embargo, volvió a aparecer el problema de la nacionalidad y se le rechazó como integrante de esta unidad especial. Sin embargo, según su declaración, se le planteó convertirse en un colaborador, es decir, una persona externa que facilita información a los servicios de inteligencia. El joven de Son Gotleu dijo que aceptó la oferta y que a partir de ese momento se puso a trabajar. Su objetivo fue infiltrarse entre personas de pensamiento radical yihadista, para poder detenerles antes de que dieran un paso adelante y decidieran enrolarse en algún grupo de combatientes. Esta labor de búsqueda de radicales le obligaba a publicar en las redes sociales mensajes a favor del Estado Islámico, aplaudir las acciones terroristas que se sometían y, al mismo tiempo, anunciar su intención de sumarse a este movimiento radical. Por ello, el detenido se declaró autor de todas las comunicaciones, tanto informáticas como telefónicas, que ha intervenido la Policía. Sin embargo, dijo que las realizó desarrollando esta labor de agente encubierto que trabajaba para los servicios de inteligencia.

No es la primera vez que Mohamed Harrak presumía de colaborar con el CNI. En una visita para buscar asesoramiento, debido a que sospechaba que las fuerzas de seguridad le estaba investigando, no por sus actividades terroristas sino porque se venía dedicando al tráfico de drogas, ya señaló que estaba colaborando con los servicios de espionaje. La juez le preguntó ayer la causa por la esta colaboración no la había comunicado a la Policía. Respondió que los agentes con los que estaba en contacto le habían prohibido que desvelara su misión.

Por otra parte, los padres del detenido, que ayer acudieron al juzgado, negaron que Mohamed Harrak fuera un radical islamista, como sostiene la Policía. Al contrario, afirmaron que el joven siempre manifestaba su repulsa hacia el denominado Estado Islámico y mostraba su indignación cada vez que se cometía un atentado terrorista. Los familiares afirman que el detenido no es precisamente un ferviente musulmán y destacaron que apenas rezaba.

También señalaron que Mohamed era una persona con un carácter muy reservado y que por ello apenas tenía relaciones con otras personas. Se mostraron muy enfadados con la actuación de la Policía durante la entrada en su domicilio de Son Gotleu. La familia se entrevistó con el abogado, que señaló que se van a demostrar los datos que manifestó su cliente a la juez.