José Manuel Romero Moreno, conde de Fontao y asesor jurídico externo del rey Juan Carlos entre 1993 y 2014, declaró ayer a la Audiencia de Palma que "Iñaki Urdangarin incurrió con Nóos en actividades inadecuadas para el esposo de una infanta de España". Fontao añadió que en 2005 y 2006, cuando él intervino para que el duque de Palma se apartara de Nóos y creara una fundación más ajustada a las prácticas de la Familia Real, no observó ninguna actividad ilícita.

El veterano abogado externo del Rey se mostró ayer lúcido y acertado en sus respuestas. En algunos momentos se permitió algunas pinceladas de ironía e incluso llegó a mencionar la corrección del trabajo de la infanta Cristina en una fundación de La Caixa y no a través de empresas propias.

Según el testigo, sus dudas sobre las actividades de Iñaki Urdangarin en Nóos se suscitaron a mediados de 2005, cuando aparecieron informaciones y se expresaron opiniones contrarias a los negocios del yerno del rey Juan Carlos.

Sin preguntas sobre el Rey

Las críticas eran "porque la estructura jurídica de Nóos no era la adecuada para sus actividades, existían actividades que parecían mercantiles y las realizaba una asociación." El conde de Fontao consultó el caso con Alberto Aza, jefe de la Casa del Rey, y decidió intervenir para proteger la imagen de la Familia Real. Nadie le preguntó ayer al testigo si don Juan Carlos fue informado de los problemas de su yerno y si dio alguna orden al respecto.

"El marido de la Infanta no podía hacer negocios en primera persona, eran pautas habituales de comportamiento de la Casa Real.

Las personas de la Familia Real no podían hacer negocios por su propia cuenta, sí por terceros", explicó aquella norma no escrita.

Fontao se desplazó desde Madrid a Barcelona para hablar del problema con Urdangarin y Diego Torres y recabar información sobre Nóos. "Fui a Barcelona a hablar con el señor Iñaki Urdangarin y con Diego Torres y me dijeron que tenían esa asociación y que había una sociedad limitada vinculada al Instituto Nóos (Nóos Consultoría). La que me preocupó fue la asociación Nóos que realizaba acciones de consultoría y organización de eventos".

El testigo aseguró que "Nóos no tenía un movimiento asociativo: solo estaban como socios Diego Torres e Iñaki Urdangarin y no había otros socios".

"Nóos estaba contratando con las empresas privadas y esto me preocupó más que los contratos con las Administraciones Públicas. No era propio de una asociación contratar en general", prosiguió.

Sin sombra de delitos

"No deduje que existía una actividad ilícita, sino inadecuada para el marido de una infanta de España y le recomendé al señor Urdangarin que sus deseos de hacer patrocinio deportivo se podían canalizar mejor a través de una fundación, con el protectorado que dan las Administraciones a las fundaciones y con un patronato que garantizase el cumplimiento de los fines fundacionales". Meses después se produjo la interpelación del diputado socialista en el Parlament Antoni Diéguez sobre el excesivo coste de un foro organizado por Urdangarin, y Fontao consideró "urgente corregir" los problemas políticos derivados de Nóos.

Después de la interpelación de Diéguez, el abogado del Rey recomendó al duque de Palma, "de forma importante, que abandonara Nóos y que no debía realizar actividades mercantiles en primera persona".

El duque de Palma se mostró dispuesto a acatar las sugerencias de la Casa del Rey y creó la fundación Areté para sustituir a Nóos. La solución no gustó a Fontao porque en Areté seguían apareciendo como patronos vitalicios Iñaki Urdangarin y Diego Torres y sus objetivos eran idénticos a Nóos.

Fontao impuso el modelo de fundación de la Zarzuela: sin miembros de la Familia Real en la junta de patrones. Y así se hizo: el cuñado del rey Felipe VI creó FDCIS (Fundación Cultura, Deporte e Integración Social), "donde él no aparecía, aunque la podía dirigir en la sombra". Urdangarin se apartó de Nóos y vendió su parte de Nóos Consultoría. Problema resuelto, pensó Fontao, que nunca pudo imaginar cómo acabaría la historia. El testigo aseguró que no sabía que la Infanta era dueña de la mitad de Aizoon y recordó que él aconsejó que las infantas se casaran en la más estricta separación de bienes.