Son Gotleu va recuperando la normalidad, que se rompió el pasado martes tras la espectacular detención de un joven de la barriada, acusado de reclutar a futuros yihadistas. El tema de esta operación policial estaba ayer en boca de todos y mientras que el martes apenas nadie conocía a Mohamed Harrak, ayer la imagen que aparecía de su rostro en el periódico refrescó la memoria de la mayoría. "Ahora que veo la foto sí que me parece haberlo visto alguna vez por el barrio. Pero la verdad es que no lo conozco de nada, no recuerdo que hablara nunca con él". Esta frase la repiten la mayoría de vecinos de la calle Santa Florentina, donde se produjo la detención y donde vivía el joven simpatizante del denominado Estado Islámico.

El marroquí de 26 años residía con sus padres en el número 53 de esta conocida calle de Son Gotleu. Es un piso modesto, situado en un barrio que ha sufrido un profundo proceso de degradación. La casa fue adquirida por los padres de Mohamed hace alrededor de un año. El joven convivía con sus padres y sus dos hermanas. La familia permanecía ayer encerrada en su domicilio. Aunque algún vecino intentó el martes recriminar a los padres que permitieran la actividad de su hijo, ayer la situación estaba más calmada. Nadie se atrevió a molestar a la familia que, al igual que Mohamed, desde que reside en Son Gotleu ha vivido al margen del vecindario. Son personas que se pasan la mayor parte del día encerrados en casa y ayer no fue una excepción. La familia prefirió ayer no hacer declaraciones.

Ningún vecino recuerda que hubiera mantenido alguna conversación con Mohamed Harrak que versara sobre el tema de religión. "Parecía un chico discreto. Recuerdo que le he servido alguna vez. Tomaba el café y se iba. No entraba en muchas conversaciones", recuerda el camarero de uno de los bares próximos a su casa.

Los vecinos, lógicamente, se muestran preocupados de que Son Gotleu vuelva a ser noticia por incidentes desagradables, como es la presencia de un joven radical que supuestamente se dedicaba a captar a personas dispuestas a enrolarse en grupos de combatientes del denominado Estado Islámico. "Son Gotleu es un barrio que sufre muchos problemas, pero desde luego la religión nunca ha sido uno de ellos. Los vecinos se pueden pelear por muchos motivos, pero todos respetan las creencias religiosas de cada uno", señalaba otro de los vecinos.

La barriada fue ayer recobrando rápidamente la calma.

Los negocios que el martes no pudieron abrir debido a la operación policial, recuperaron ayer la actividad con total normalidad. Eso sí, todos los residentes buscaban los periódicos para fijarse en la imagen del joven que fue detenido por la Policía. Mohamed fue sacado el martes por la Policía de su casa con el rostro tapado, por lo que no se le podía identificar. La mayoría de vecinos no descubrió de quién se trataba hasta que vieron su imagen impresa en los periódicos.