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El chófer y el posadero, los testaferros del exbanquero

Los dos empleados realizaron ingresos en metálico en la cuenta que la sociedad de Luxemburgo, que compró la finca, abrió en un banco de Pollença

El que fuera el banquero más famoso de España y que ingresó en prisión por apropiarse del dinero de Banesto controlaba, con la ayuda de sus familiares y con la de su abogado de confianza, una maraña de empresas que estaban repartidas por varios países, como Luxemburgo, Reino Unido, Países Bajos, Italia y Emiratos Árabes. Y utilizó estas sociedades para camuflar el dinero que obtuvo de forma ilegal y que después, a través de ingresos en las cuentas de estas empresas, intentó que estas cantidades económicas volvieran a España. Por estas operaciones el juez le ha enviado de nuevo a prisión acusado, entre otros muchos delitos, de blanqueo de dinero. Pero para que estas operaciones se pudieran llevar a cabo, Mario Conde precisó de la ayuda de otras personas. Y para poder seguir camuflando la falsa operación de la venta de la finca de Mallorca, el antiguo abogado del Estado utilizó como testaferros a su chófer y al posadero que se encargaba, junto a su mujer, del mantenimiento de Can Poleta.

El auto de prisión de la Audiencia Nacional describe, basándose en la investigación que ha realizado la Brigada de Blanqueo de Capitales de la UDEF y la Guardia Civil, que el 12 de mayo de 2004 se abrió en una sucursal bancaria de Pollença una cuenta bancaria a nombre de la sociedad Gi Beteiligung. Se trata de la sociedad que dos años antes, en una operación supuestamente ficticia, había adquirido la propiedad mallorquina del banquero.

La hija de Conde

Aunque teóricamente la empresa no tenía nada que ver con Conde, la cuenta bancaria la negocia Alejandra Conde Arroyo, la hija del exbanquero. De hecho, la joven, que también fue detenida por la Guardia Civil y que en estos momentos está bajo arresto domiciliario, figura como titular de esta cuenta bancaria. No es la única persona que aparece vinculada con esta cuenta. También figura como autorizado el empleado de la familia que se encarga del mantenimiento de la finca de Can Poleta, a quien el juez describe con nombre y apellido.

Esta cuenta bancaria de Pollença se ha nutrido durante diez años de entradas de dinero en efectivo. Desde marzo del año 2004 hasta el mes de noviembre de 2014, se ingresó dinero en este depósito bancario. Las entradas periódicas de dinero oscilaban entre los 200 y 10.000 euros.

El juez describe el nombre de cuatro personas que han ido regando con dinero en metálico la cuenta a nombre de esta sociedad de Luxemburgo. Además de la hija del exbanquero, que es la teórica titular, también su madre realizó ingresos en metálico. Pero también lo hicieron el posadero de la finca y el chófer particular de Mario Conde, una persona de origen sudamericano que figura, según la Guardia Civil, empadronado en una propiedad del exfinanciero. Durante diez años esta única cuenta bancaria ha recibido ingresos en metálico por importe de 550.249 euros, sin que figure actividad alguna en Mallorca de esta sociedad que justifique estos ingresos.

Esta cuenta bancaria, según describe detalladamente el juez Santiago Pedraz, ha sido utilizada para cargar los gastos ordinarios que ha generado el mantenimiento de Can Poleta. Se ha pagado, por ejemplo, el salario de casi mil euros al mes que Conde abonaba al posadero de la finca y a su mujer por cuidar de la propiedad. Pero también se han abonado otros gastos del servicio doméstico, además de las cuotas del club náutico de Pollença y los recibos del teléfono.

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