-Su conferencia habla de la economía española y la incertidumbre global en un momento en el que el Fondo Monetario Internacional nos ha rebajado la previsión de crecimiento. ¿Nuestra recuperación es frágil?
-Sí. La recuperación de la economía española no ha conseguido restaurar todos los daños que originó la crisis, y me refiero a disponer del mismo stock de capital físico, tecnológico o humano que había antes de 2007, al igual que de disfrutar del mismo nivel de renta por habitante, que ahora es inferior. Es verdad que la recuperación ha sido intensa, pero todavía es insuficiente. Y además de esa insuficiencia, hay que destacar su fragilidad, porque esta recuperación se ha dado en España fundamentalmente por factores externos, como la caída del precio de las materias primas y en particular del petróleo, que ha beneficiado más España por ser el país de Europa más dependiente de la importación de hidrocarburos. El segundo factor es la actitud del Banco Central Europeo, que ha reaccionado tarde pero ha reaccionado bien, y ha inyectado grandes cantidades de liquidez en los bancos, lo que a nosotros nos ha venido particularmente bien por ser uno de los países en los que la deuda privada era más elevada, y en el que los tipos de interés casi nulos son una bendición. Pero estos dos factores tienen fecha de caducidad, y es probable que el BCE a partir del próximo año empiece a retirar el ponche de la fiesta, y la caída en el precio de las materias primas ha llegado a su fin.
-¿No hay soportes propios en nuestra recuperación?
-Europa nos ha vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de reducir el déficit de forma significativa. Tenemos un déficit del 5% del PIB y el compromiso es tener un 3%. Del 5% al 3% son muchos cientos de millones de euros, que contraerían la demanda. Una economía en la que el sector público tenga que volver a pegar un frenazo de dos puntos del PIB, aunque se negocie con Bruselas que sea en tres años, supone que éste no a contribuir a impulsar la demanda y nos puede suponer un problema. La única lectura positiva que nos ha dejado esta crisis es un sector exterior muy dinámico y que ha vendido mucho fuera.
-¿Y ello en un peor contexto exterior?
-El Fondo Monetario Internacional nos está diciendo que va a crecer menos todo el mundo. Ya no se da esa compensación que suponía el que los países emergentes crecieran a buen ritmo frente a unas economías avanzadas flojas. Ahora todo el mundo esta decreciendo, empezando por China. Además, hay riesgos de perturbaciones financieras, es decir, el mundo aun no ha hecho la digestión de la crisis de 2007, y los mercados financieros son muy volátiles. No olvidemos que los primeros 40 días de este año han sido los peores de la historia bursátil mundial. Y hay un tercer elemento nuevo de riesgo, que tiene que ver con el deterioro geopolítico y una cierta tentación de involución, proteccionista y nacionalista, que se percibe en caídas en el comercio internacional.
-¿El mensaje es que a partir del próximo año las cosas se pueden volver a complicar?
-Correcto. Se nos puede volver a complicar la situación económica porque la española es una de las economías más abiertas, y el grado de sensibilidad ante el entorno, para bien y para mal, es muy grande. Eso no quiere decir que vayamos a volver a entrar en un cuadro de recesión, pero vamos a crecer muy por debajo de nuestro potencial, y nuestro objetivo debería ser alcanzar incrementos anuales superiores al 2,5%.
-¿Esa vulnerabilidad es mayor o menor en la economía balear?
-Es menor, porque más allá de la llegada de turistas por problemas en otros destinos, antes de la crisis el archipiélago ya era una potencia mundial en esta materia, y durante los últimos diez años no se ha deteriorado la calidad de su oferta. Además, cada día se instala en las islas más población extranjera de alto poder adquisitivo.
-Existe la sensación de que durante esta crisis nos han cambiado las reglas del juego y que la redistribución de la riqueza es mucho más débil. Y que quizás eso explica la polarización política.
-Eso es obvio. Ya antes de la crisis había evidencias de que la redistribución de la renta estaba siendo regresiva en todas las economías avanzadas. Y la crisis ha acentuado eso. Nunca habíamos tenido una situación tan polarizada, y no es cómodo. Algunas grandes fortunas en Estados Unidos lo han visto, y advierten de que es preferible pagar un poco más para seguir siendo ricos antes de que nos metamos en un lío.
-¿Hay varitas mágicas para que España tenga una tasa de paro similar a la media europea?
-El crecimiento económico, aunque vamos a seguir manteniendo tasas elevadas durante muchos años. No hay una maldición sobre la economía española, y a mediados de 2007 teníamos una tasa de desempleo similar a la media europea. Pero debe de crecer la demanda y la inversión.
-¿Se debe de recuperar la subida de los salarios?
-Es bueno para todo el mundo que haya aumentos de salarios desde el nivel tan bajo al que han caído en España, aunque solo sea para que se paguen las deudas.
-¿Las propuestas de Podemos son tan peligrosas?
-No, pero no sé si el problema es ese o que es Podemos el que considera peligrosas la propuestas a las que han llegado PSOE y Ciudadanos, que habían alcanzado un nivel de complementariedad de los programas en el que se habían aparcado los aspectos más radicales de Ciudadanos. Pero no creo que deba de haber miedo a Podemos, aunque sí genera inquietud que haya un partido político que no se avenga a respetar los compromisos con Europa.
-¿Tiene coste económico el tener que repetir las elecciones?
-Sí. De entrada, va a ser un capítulo de gasto público importante, pero sobre todo va a acentuar la desconfianza de los agentes económicos en los gestores políticos.
-¿Las comunidades autónomas son las culpables del incumplimiento del déficit público?
-No. Hemos llegado a un nivel de tensiones entre el Gobierno central y las autonomías que no permite apreciar las mejoras en la gestión. Una de las tareas básicas del nuevo Ejecutivo estatal va ser redefinir otra vez el esquema de relaciones financieras y claramente revisar el sistema de financiación.
-¿Los papeles de Panamá han puesto en evidencia que solo pagan todos sus impuestos los que dependen de una nómina?
-La primera conclusión es que Europa debería tener una tolerancia cero con los paraísos fiscales. No se puede permitir que haya centros no solo para evitar el pago de impuestos, sino en los que entran los fondos procedentes del crimen. El problema es que buena parte del dinero de esas cuentas tiene un origen ilícito.
