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Opinión: Soraya celebró en 2015 la "buena gestión" del Govern, por Matías Vallés

Antes de preguntarle a Balears qué ha hecho con su dinero, Montoro debería plantear a otras comunidades qué han hecho con el dinero de Balears. Acusar de manirrota a la autonomía más generosa bordea el sarcasmo. Máxime cuando fue Aznar quien endosó a la fuerza al primer Pacto de Progreso unas transferencias sanitarias de miseria.

Mientras el Estado succionaba los fondos baleares con voracidad de sanguijuela, obligaba a asignar el peor gasto sanitario por habitante, a una distancia estratosférica de la media y de las regiones mejor dotadas. En concreto, se halla a 500 euros por habitante de distancia del País Vasco. A continuación, los residentes de Balears contribuyen a las arcas vascas, según reconoció un estudio del BBVA en un ejemplo de encarnizamiento económico. Por no hablar del hospital que Matas rindió a Florentino Pérez, y que Balears jamás podrá pagar. El titular de Hacienda recrimina ahora la quiebra técnica del Ib-Salut y el desbordamiento de la factura farmacéutica. Equivale al pistolero que acusa a su víctima de debilidad, tras haberla tiroteado.

Sobre todo, Montoro no carga contra las autonomías por haber gastado mal, sino por haber votado mal. El ministro nunca castigó al derrochador Bauzá, mientras doblaba alegremente la deuda de la comunidad hasta los nueve mil millones. Al contrario, se cumple exactamente un año desde que Soraya Sáenz de Santamaría viajó a Mallorca para felicitar al entonces president, "porque habla el mismo lenguaje de buena gestión que el Gobierno de la nación". Por si no quedaba claro, resaltó el trabajo "descomunal" llevado a cabo en la reducción de la administración autonómica.

Ni los hiperactivos inquisidores de Podemos se atreverían a culpar a Pablo Iglesias, o directamente a Venezuela, de haber arruinado en solo medio año "la buena gestión" y la "descomunal" austeridad. Y mucho menos, de haber colocado en ese plazo a Balears en el disparadero de la intervención estatal. Sobre todo, cuando el Gobierno está en funciones, admitiendo el eufemismo que presupone su capacidad funcional. Por lo tanto, la actuación política que no económica corresponde a una represalia que debe disimular las mentiras de Rajoy sobre las exigencias de déficit de la UE.

Admitiendo el "descomunal" recorte efectuado por Bauzá, ha cursado con el daño colateral de crear una comunidad de dos velocidades. Balears es una extraordinaria región para vivir con dinero. Sin embargo, cualquier otra región resulta más propicia para los ciudadanos mermados de recursos.

La política repele las coincidencias, y la ocupación de las autonomías demuestra que Panamá está haciendo más daño del reconocido por el Gobierno. De ahí el contraste entre la militarización fiscal del pacto y la tolerancia con Bauzá. Dada la torpeza mayúscula de Rajoy, que sus desmedrados rapsodas disfrazan de "excelente manejo de los tiempos", no puede descartarse que la sublevación de las regiones acabe confluyendo en el pacto que Iglesias y Sánchez son incapaces de tejer. A estas alturas, Montoro ya ha comprobado que no lo toman en serio. Y le satisface esta conclusión, porque siempre ha mimado su vis cómica.

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