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Opinión: El PP tiene más cuotas que el Govern, por Matías Vallés

A falta de consellera de Cultura, se ha desatado un debate sobre la conselleria propiedad de Més per Menorca. La "serenidad en medio de la tormenta" reclamada por Ortega, se traduce en la pereza en medio del huracán ejercida por Armengol. El pésimo ejemplo del pasivo Rajoy está haciendo estragos. En su primer set point de la legislatura, el PP balear también postergó la rueda de prensa que debió convocar el pasado sábado a mediodía. Dejó languidecer el fin de semana.

La furia desatada de Marga Prohens no compensa el letargo del PP, en una oportunidad de ensayar su limitada capacidad artillera. Ha perdido hasta el eco de Ciudadanos, comprometidos con Pedro Sánchez en Madrid. La portavoz popular emplea argumentos tan débiles que cabe sospechar que mantiene sus raíces de infiltrada pesemera en el portaviones conservador. Ayer sentenció ante Armengol que "este es el precio que tiene que pagar por presidir un Govern de cuotas".

Solo nos quedaba ver al PP balear reprochando las "cuotas", cuando debe sus triunfos a un exquisito reparto del poder por islas y sectores. La nacionalista Prohens no acaba de entender que ha desembarcado en un partido prusiano. Para refrescarle la memoria, así presentaron los populares su lista a las generales del pasado 20 de diciembre:

1.- Mateo Isern (Mallorca)

2.- José Vicente Marí (Ibiza)

3.- Águeda Reynés (Menorca)

4.- María de la O Ares (Mallorca)

5.- Anna Negre (Formentera)

6.- Juan Carlos Negre (Menorca)

El vals Mallorca/Pitiusas/Menorca, y así sucesivamente. Quede claro que la adscripción insular junto a cada candidato venía aportada en la propia página web del PP. El partido deseaba exteriorizar su estricto sometimiento a las "cuotas", que horrorizan a Prohens cuando las olisquea en otros partidos.

Por si no se enteró en mayo, la lista popular que ha llevado a Prohens al Parlament también obedece a "cuotas". Antes de la portavoz, hubo otro iluso en el PP que se creyó asimismo con derecho a prescindir del reparto territorial que hoy reprochan al Govern de izquierdas. El visionario se llamaba José Ramón Bauzá. Al confeccionar un primer ejecutivo sin menorquines ni ibicencos, le obligaron a rectificar improvisando a Carmen Castro y Simón Gornés. La elección fue tan desafortunada que ambos fueron liquidados a la primera oportunidad.

Si el PP de Prohens se gobernara por méritos, ella no sería la portavoz y la formación estaría presidida por su estrella más resplandeciente, el ibicenco José Vicente Marí. En efecto, no es mallorquín, de ahí que no pueda liderar a un partido que desde Cañellas obedece ciegamente a las cuotas. El número uno, de Mallorca.

La tardanza en resolver la guerra de celos literarios entre las escritoras Esperança Camps y Maite Salord provoca por fuerza la irritación de cualquier ciudadano, pero el PP debe abstenerse mientras no expire su penitencia. En cuanto al Govern que busca un Nobel para corregir su anterior entuerto, relájense. José Ignacio Wert y Esperanza Aguirre fueron ministros de Cultura, Juana María Camps ha sido consellera de la cosa.

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