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Los restaurantes de Puerto Portals cambian de dueño por millones

La pintada que apareció recientemente en las proximidades de Can Sales es solo un ejemplo de un casco antiguo palmesano en ebullición, ante la pasividad de las autoridades y la codicia desatada de un sector turístico que se ha apropiado de la isla entera.

Hablemos del dinero, siempre ajeno. Los tres restaurantes pioneros y más famosos de Portals, o quizás de la Mallorca entera, son Tristán, Flanigan y Wellies. Soy el único periodista que no ha comido gratis en el primero, que logró dos estrellas Michelin de la mano del chef Gerhard Schwaiger. El tercero pertenece a mi biografía sentimental por mor de la vertiente aventurera de su propietario, Geoffrey Kenion. Del segundo nunca hablo mal, por sus socios reales y porque su dueño Miguel Arias lee esta sección. La noticia es que se ha registrado un vuelco millonario en la tripleta que define la última etapa de la restauración mallorquina.

Klaus Graf, dueño de Teka, crea Puerto Portals. Tras la muerte del magnate le sucede su única hija, la treintañera Corinna Graf. La dueña y máxima ejecutiva de las instalaciones gestiona directamente el Tristán. Su ruptura con el laureado chef Schwaiger, que hoy opera el Xino´s de Son Moix, distó de ser pacífica. Como dicen los ingleses, no hay amor perdido entre ambos. Pues bien, la heredera ya tiene sucesor para el restaurante más premiado de la historia de Mallorca. O sucesores, porque ha optado entre dos candidaturas de lujo para la inmediata puesta en marcha del establecimiento. Puede imaginarse las cifras. Mejor dicho, no puede imaginárselas.

Seremos más precisos con el Wellies, que también cambia de dueño. Tras una dura licitación, pasa de manos de los legendarios Kenion a Juan Picornell, del imperio Capuccino. Mantendrá el nombre emblemático, será su tercera pica en Puerto Portals. Por supuesto, usted desea curiosear el precio de traspaso de un restaurante de este nivel. Le daremos una pista. Puede colocar usted un millón y medio de euros sobre la mesa, y se quedará fuera de concurso.

La curiosidad es insaciable, y ahora me exigirán que les desvele el alquiler de un restaurante en tan cotizadas instalaciones.

Mil euros.

Diarios.

Puedo escuchar el traqueteo de su mente fenicia, calculando los ingresos necesarios para rentabilizar inversiones estratosféricas. ¿Facturan un millón de euros al año en comidas?, ¿dos millones?, ¿tres millones? Siempre se quedan ustedes cortos, infravaloran la riqueza generada por Mallorca. Sigan subiendo, que tengo otras cosas por escribir.

Hemos herido de muerte a la isla. Cuando la situación urbanística se hace desesperada, nos encomendamos al Supremo para que nos inyecte unas dosis de cordura. Ha vuelto a ocurrir esta semana. El mismo tribunal madrileño que declaró ilegal el edificio donde tiene un piso el senador Bauzá por gracia de Podemos, y que también ilegalizó Son Espases por los atropellos patrimoniales del hospital de Florentino Pérez, ahora ha tenido que rescatar a Mallorca de la locura de urbanizar Lluc, el sueño hormigonado de Antonio Gómez.

La expresión "en solitario" se ideó para describir el clima que nos rodeó cuando, en el ya lejano 2007, empezamos a escribir sobre la urbanización de es Guix en Lluc. Fue en esta misma página. Tuvieron que soportar ustedes no solo nuestra prosa lacrimógena, sino una ilustración con la colmena del "nuevo pueblo de Escorca" encaramado en las montañas sagradas. El proyecto era tan salvaje, que la inmobiliaria lo retiró de su página web al día siguiente de nuestra publicación.

Quien no se retiraba era el entonces alcalde de Escorca, un tal Antonio Gómez. Hablaba como si fuera el portavoz de la promotora, estaba dispuesto a pilotar las excavadoras. Hoy debería explicarle a sus paisanos que las costas del juico saldrán de sus impuestos. El sucesor del exvicepresidente en la alcaldía habla de "un número reducido de viviendas en es Guix". El proyecto contemplaba más de un centenar de casas, multiplicando la población de Escorca con una "estructura urbana".

El clarividente alcalde de Escorca, sin duda un digno sucesor de Gómez, remata su análisis jurídico con la conclusión de que "el progreso, cuando no puede ganar de forma democrática en un municipio, utiliza otras vías". Solo le recordaremos que el Supremo expulsó de la carrera judicial a Baltasar Garzón en cuanto se atrevió a investigar a Franco y al PP. Un reducto de rojos, sin duda. Por no hablar del Tribunal Superior, que declaró compatible a Bauzá con su farmacia. Otro nido de leninistas. Los benditos populares insisten en no enterarse de un cambio en la opinión pública que no se debe a la ideología, sino a la saturación. En este año del colapso, a los adictos al cemento les vendrá bien mirarse en el espejo de quienes suspirarían por una rebaja en la densidad demográfica.

Por ejemplo, hoy nos ilustra la pintada que apareció recientemente en las proximidades de Can Sales. Es solo un ejemplo de un casco antiguo palmesano en ebullición, ante la pasividad de las autoridades y la codicia desatada de un sector turístico que se ha apropiado de la isla entera. Abundan los balcones con crespones, y pancartas donde se lee "Vecindario en extinción". Si todo un general de división coloca una sábana para impedir la explotación visual de su patio, se han roto las compuertas de la convivencia. La situación me recuerda la pregunta que le formuló un turista a Itziar González, la batalladora concejala barcelonesa de Ciutat Vella obligada a dimitir entre amenazas de muerte:

-¿Cuál es el horario de apertura del barrio?

También Mallorca entera es un Pueblo Español. Busquen refugio del sector turístico, que no de los turistas, y lean este verano El poder del perro y El cártel, de Don Winslow. No se han escrito dos novelas equiparables sobre un periodo convulso desde Guerra y paz. Vean la extraordinaria Mustang, para recordar el papel que el Islam reserva a la mujer y confirmar que le costará consumar su propósito pese a la traición de las feministas occidentales.

Reflexión dominical presentable: "El periodismo consiste en predecir el presente".

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