­ "Dejo el Govern no por falta de ganas de seguir, sino porque se han truncado los vínculos de confianza con el partido que me propuso para este cargo. Y porque comprobar la deslealtad de las personas con las que he de trabajar día a día y codo con codo es durísimo, un camino sin retorno". Esperança Camps se desquitó ayer tras dejarla caer el Ejecutivo por la grave crisis generada en la conselleria de Transparencia y Cultura.

"Es una cuestión de dignidad personal y política", justificó Camps su marcha. La menorquina llevaba semanas sin otra salida debido al feroz enfrentamiento con sus doce directores generales y demás altos cargos. Se habían conjurado para dimitir en bloque si la consellera continuaba o destituía a alguno de ellos; ella ha perdido el pulso.

"Algunos comportamientos de altos cargos han sido tan infantiles que ofenden a la inteligencia. En esta Conselleria se han producido debates tan estériles y discusiones tan absurdas que harían avergonzar a un niño", les atacó Camps. "He echado de menos en la mayoría de personas que han formado parte del núcleo duro de la Conselleria un querer mirar más lejos, abrir el ángulo de visión. Por el contrario, muchas decisiones se tomaban con un horizonte a tan corto plazo que daba escalofríos", describió el pésimo ambiente en sus dependencias.

La fractura en el equipo tiene prácticamente paralizada a la Conselleria y estaba causando un serio deterioro a la imagen del Govern en general, que ayer se vio forzado a actuar sin mayor dilación. La crisis alcanzó su cénit a mediodía, cuando la consellera no se presentó a la rueda de prensa para anunciar la aprobación de la ley de la Oficina Anticorrupción. Se hundió durante el consejo de gobierno previo, delante de todos sus colegas.

Dos escenarios para la crisis

Posteriormente se abordaron las posibles salidas en dos almuerzos por separado: en uno estaba la presidenta del Govern, Francina Armengol, con el vicepresidente Biel Barceló, la consellera de Asuntos Sociales, Fina Santiago, y el conseller de Presidencia, Marc Pons.

En otro restaurante comieron Camps con sus dos protectores de Més per Menorca, la presidenta del Consell menorquín, Maite Salord, y el diputado Nel Martí. Los dos últimos pretendían saldar el conflicto interno con una miniremodelación de cargos intermedios: la jefa de gabinete, Àngels Àlvarez, pasaba a ocupar la plaza de asesor de Sebastià Sabater, que iba a ser destituido. Son las dos únicas personas de confianza de Camps que le han sido fieles hasta el último momento, lo que ella agradeció emocionada en su despedida.

A cambio de aceptar las bajas de su gente, Camps pretendía relevar a algunos contrarios en las direcciones generales. Se lo impidieron. Entonces, sobre las 17 horas, comunicó a Armengol que abandonaba. Era la solución que buscaba el cuarteto citado.

"Cuando la consellera no tiene la potestad de tomar medidas contra los directores generales que tienen estos comportamientos, porque el partido que la ha nombrado no se lo permite, es el momento de marchar", desveló Camps el veto sufrido ante los medios a partir de las 19 horas, para decir que dimitía.

"Me llamaron para hacer cultura y no nos han dejado hacer. Es como si el gris del Palma Arena hubiera colonizado las almas de algunos altos cargos. El solo hecho de instalar la Conselleria en un lugar tan inhóspito y tan connotado como este es un síntoma y una señal", lamentó la ubicación de su departamento en el polémico velódromo.

"No se tiene claro de dónde venimos. Cuál ha sido el grado de indigencia cultural que hemos sufrido en estas islas los últimos años. No se tiene claro de qué sirve visibilizar determinados sectores culturales", siguió su descarga contra los cargos de la Conselleria.

En su adiós a la fuerza como consellera, Camps acusó a su equipo impuesto por Més per Mallorca y Més per Menorca de haber instigado una campaña de descrédito en su contra, "con filtraciones interesadas a la prensa de medias verdades y falsedades". Camps reveló también que el Viernes Santo puso su cargo a disposición de Salord, justo el día en el que Diario de Mallorca anunciaba que el Govern ya estaba preparando su relevo.

"En los momentos de crisis, de un callejón sin salida, de dificultades, no he encontrado el apoyo y el puntal que me prometieron y que habría necesitado para seguir adelante", lamentó Esperança Camps ante los periodistas. "Nunca, hasta que no tuvieron mi carta de dimisión sobre la mesa, no he encontrado el apoyo necesario para enfrentarlos", criticó el abandono de Més per Menorca. "Quizás sí me haya perjudicado", respondió sobre su condición de independiente, ya que no tiene carné de partido en contraposición a los que se quedan.

La ya exconsellera reivindicó sus principales logros: "una IB3 despolitizada, el retorno de la dignidad a la Simfònica, el restablecimiento de relaciones con las instituciones de las letras catalanas, el aumento de subvenciones a los deportistas...", Por ello se rebeló ante el "victimismo enfermizo" en el que "se han acomodado algunos miembros de la cúpula de la Conselleria, para no alcanzar los objetivos propuestos. Claro, es mucho más fácil acusar a la consellera de ineficaz", protestó.

"Debilidad" del Govern

La salida de Camps demuestra para el PP la "debilidad del Govern", afirmó su portavoz Marga Prohens. "Lo grave es que Armengol ha necesitado el visto bueno de Més per Menorca para cesar a Camps porque ella no es la presidenta de todo el Govern", recalcó. Para Prohens, lo ocurrido "supone el reconocimiento por parte del Govern de su falta de transparencia y su fracaso en apenas nueve meses en una de las áreas bandera de su programa".

El PI censuró la "imagen de inestabilidad que no es buena para Balears tras ocho meses de gobierno" y evidencia una vez más la "debilidad del Pacto".