La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha avisado del riesgo de nivel naranja de que este viernes, 1 de abril, se produzcan meteotsunamis (rissagas) en la isla balear de Menorca, con oscilaciones del nivel del mar de hasta 1,2 metros.

La Aemet ha activado la alerta nivel amarillo (riesgo) ante la posibilidad de que en la costa menorquina se produzca este fenómeno, más típico del mes de junio, que consiste en olas oceánicas con características de tsunamis, aunque de origen atmosférico en lugar de sísmico.

Estas olas pueden generar oscilaciones del nivel del mar de gran amplitud, que en ocasiones pueden tener consecuencias destructivas en puertos y calas, según una información del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), recogida por OTR/Press.

En casos intensos, como el que ocurrió en Ciutadella el 15 de junio de 2006, la amplitud de la oscilación del puerto puede llegar hasta los cuatro metros. Esta oscilación, la más importante de los últimos 20 años, causó graves daños a más de 100 embarcaciones y hundió otras 35; el coste económico total del desastre fue estimado en 10 millones de euros.

La rissaga es una de las manifestaciones más impredecibles y para que esta suceda, deben darse varios fenómenos atmosféricos a la vez, que junto a la orografía del puerto de Ciutadella propician la formación de tan curioso hecho.

MÉTODO QUE ANALIZA EL FENÓMENO

No obstante, una investigación de 2011 en la que participó el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ha desarrollado un nuevo sistema de predicción basado en la utilización conjunta de modelos numéricos de la atmósfera y el océano.

Este modelo analiza el fenómeno a lo largo de todo su ciclo en el Mediterráneo occidental. En las etapas atmosféricas iniciales se producen las primeras variaciones de presión atmosférica en el norte de África en movimiento hacia las Islas Baleares.

Después se produce una fase de acoplamiento entre la atmósfera y el océano, que se traduce en una amplificación de la ola a medida que se propaga por la plataforma entre Mallorca y Menorca. En la etapa final, se produce una resonancia en el puerto.

En el caso de Ciutadella, en la última fase de la rissaga la resonancia entre la ola exterior y la oscilación propia del puerto da lugar a variaciones del nivel del mar típicas de uno o dos metros en el interior del enclave portuario en tan solo 10 minutos, provocando fuertes corrientes y el vaciado y "secado" de la parte final del puerto.

De esta forma, los barcos fondeados aparecen varados en el fondo del mar hasta que vuelve a entrar el agua, y esta lo hace con tal intensidad, que provoca en muchos casos destrozos en las embarcaciones amarradas, explica Joaquín Tintoré, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, centro mixto del CSIC y la Universidad de las Islas Baleares.

Las rissagues (término que se usa en catalán) tienen lugar varias veces al año, principalmente en verano, y no suelen causar grandes daños materiales en los puertos y calas.

Las más comunes tienden a estar asociadas a ondas gravitatorias atmosféricas, es decir cambios de presión, que viajan a unos 100 kilómetros por hora, mientras que las más intensas y destructivas parecen estar relacionadas con núcleos de tormenta convectivos.