Si tiene un negocio con máquina registradora de esas de contar euros, engrásela. Este verano es probable que eche humo. Y tanto si la tiene como si no, empiece a entrenar la paciencia y la resistencia a la asfixia: a Mallorca se le viene encima lo nunca visto. Y no son ganas de exagerar, son datos crudos facilitados ayer por el ente que gestiona los aeropuertos españoles, AENA, que detalla que hasta el último fin de semana del mes de octubre el aeropuerto de Son Sant Joan verá aterrizar y despegar 150.970 aviones. 714 al día. Uno cada dos minutos, contando noches y fiestas de guardar. Un trajín sin precedentes, que supone que las compañías aéreas moverán en Mallorca hasta 26,4 millones de pasajeros este verano. ¿Muchos? "Una locura", responde un controlador de la torre de Palma, que recuerda que el año pasado ya costó asumir el tráfico aéreo de la que fue la temporada de más actividad de la historia de Son Sant Joan. Este verano el aumento de plazas será del 16,5%, es decir, 4,3 millones de pasajeros más que en el año de más turistas, el pasado.

El incremento calienta las perspectivas de negocio de casi todos los sectores de la economía balear. También del público: en el año de estreno de esa nueva ecotasa llamada "Impuesto de Turismo Sostenible", Balears recibirá más viajeros que nunca. Porque no son solo los 26 millones de pasajes del aeropuerto. A eso se suma una cifra de cruceristas que rondará máximos por la huida de los navíos de las escalas norteafricanas. De hecho, ese incremento de 4,3 millones de pasajes en el aeropuerto sería imposible de explicar sin la confluencia de dos fenómenos. Uno: el desplome de las reservas en destinos competidores como Turquía, que están perdiendo entre un 40 y un 60% de sus clientes como efecto indirecto de los atentados fundamentalistasatentadosfundamentalistas de los últimos meses. Y dos: el auge del turismo de alquiler legal e ilegal, que explica que en un verano en el que los hoteles estarán llenos y hablan de un aumento de clientes que será como mucho del 7% (no hay capacidad para más), el aeropuerto se prepare para asumir un 16,5% más de pasajeros.

El alquiler, clave

¿Dónde se alojan todos esos viajeros que llegan a una isla sin más plazas regladas disponibles en julio y agosto, como lamentaban hace unos días los tour operadores en la feria turística de Moscú? Hoteleros, touroperadores e incluso Govern lo tienen claro: el crecimiento de las llegadas a tasas superiores al 15% solo es posible en casas de alquiler legal y, sobre todo, en pisos ilegalmente arrendados a turistas en zonas residenciales. De ahí al debate sobre la saturación que se teme solo hay un paso, más cuando Govern y hoteleros coincidían hace solo tres semanas en la feria turística de Berlín en advertir de que el abastecimiento de agua en algunas zona de la isla será complicada si persiste la sequía (en Llevant ya hay restricciones), del mismo que alertaban de que la capacidad de depuración de aguas está al límite en algunas estaciones de tratamiento que llevan años sin repararse o ampliarse para afrontar la carga de trabajo actual. Así que se espera un lleno histórico y se teme no disponer de los recursos precisos para atenderlo.

Más allá de ese debate, que se intensificará en los próximos meses, al calor de este verano de máximos, todos los sectores se hermanan a la hora de resaltar la importancia de que Mallorca y Balears aprovechen una temporada histórica para ofrecer servicios de la mayor calidad posible y fidelizar a clientes que, en muchos casos, llegan rebotados de destinos menos seguros. El efecto es tremendo en algunos mercados, empezando por los dos más importantes para la isla, el alemán y el británico. Según los datos de AENA, este verano hay 48.041 movimientos de aviones previstos con Alemania, un 23,2% de incremento en el mercado más grande que tiene Mallorca. Casi inimaginable, toda vez que permitirá que se mueven 9,2 millones de pasajes en operaciones con el mercado germano. El cliente británico también avanzará con fuerza: están programados 29.584 movimientos, un 16% más, que posibilitarán el viaje de hasta 5,5 millones de pasajeros británicos, un 17% más. Sin precedentes.

El abarrote se completará con una avance más tímido entre la clientela española, un mercado que no acaba de recuperarse, y menos en esta Mallorca de precios más caros que ningún otro destino del entorno. Aún así, este verano se prevén 35.612 operaciones desde 21 aeropuertos nacionales, capacidad suficiente para mover en la isla 4,9 millones de pasajes.

Con todo, se llega a esos 26,4 millones de pasajeros, que desbordan las previsiones más optimistas y machacan todos los récords. Y lo mismo pasa en las islas vecinas. En Eivissa, donde llevan ya años hablando de saturación y exceso de clientes, AENA describe un verano de pleno: 8,1 millones de pasajeros programados, un incremento del 17,3%, aún mayor que el de Mallorca. Y Menorca poco a poco deja de ser el paraíso tranquilo: este verano podrían recibir hasta 3,6 millones de pasajeros, un 11,3% más. En total, 38 millones de viajeros pasarán por los aeropuertos de unas islas que se preparar para hacer caja como nunca y respirar como buenamente puedan.