José Gonzalvo, ingresado en el Hospital Can Misses, iba por la tercera cucharada de la sopa que le habían servido, como primer plato, cuando se encontró un tropezón. En un primer momento, pensó que en la cocina se les había "colado un trozo de pollo", pero cuando lo miró más de cerca no podía creerse lo que tenía en la cuchara: "No era un pedazo de pollo, era un chicle. Y bien masticado". Gonzalvo no se lo pensó. Cogió su teléfono móvil e hizo una foto de la sopa, la cuchara y el chicle.

"Algo así no es un accidente. Una mosca vuela y puede acabar en el plato. O puedes encontrarte un gusano en una ensalada, pero un chicle masticado no aparece porque sí", apunta el paciente, que está convencido "de que no fue un despiste" del personal de la cocina.

Ni él ni su compañero de habitación podían creérselo. Gonzalvo dejó "automáticamente" de comer. Lo mismo que el paciente de la otra cama. Sin tocar nada avisó al personal de la planta. Como era jueves por la noche, el enfermo esperó al viernes por la mañana para exigir que le subieran el formulario para poner una reclamación en el servicio de Atención al Usuario del hospital Can Misses. Desde entonces tanto a él como a su compañero de habitación sus familiares les llevan la comida preparada de casa. En cuanto salga el paciente denunciará el caso también a Consumo.

El gerente del área de salud de Eivissa y Formentera, Josep Balanzat, dijo ayer que se va investigar el funcionamiento de la cocina de Can Misses. En febrero los sindicatos Satse, UGT, USAE y CSI-F denunciaron el "desastre" en la cocina y dijeron que los menús eran incomestibles y que se había llegado a retirar platos por riesgo sanitario.