El 21,4 por ciento de los jóvenes de entre 20 y 24 años de Balears ni estudian ni trabajan lo que, según un informe de la Fundació Gadeso, dificulta considerablemente la posible emancipación de sus padres.

El último número de Quaderns Gadeso analiza el porcentaje de jóvenes independientes de su familia en las islas, así como los problemas que más acucian a la juventud, un sector de la población que, según la fundación, está muy abandonado por parte de las Administraciones Públicas.

Balears cuenta con una población de 1,104 millones de habitantes, de los que un 15,5% tienen entre 16 y 29 años, lo que en cifras absolutas se traduce en 170.000 jóvenes. De estos una inmensa mayoría, el 72,5%, siguen viviendo en el hogar paterno, mientras que el 27,5% restante ha podido emanciparse gracias básicamente a tener un trabajo. Sin embargo, la crisis ha hecho que cada vez las salidas del hogar familiar sean más escasas. Según el estudio mencionado, la tasa de jóvenes emancipados ha caído cinco puntos respecto a la anterior investigación. No obstante, el turismo hace que Balears tenga una tasa de emancipación juvenil de las más altas de España, un país que está a la cola de europa en este aspecto.

Mejora insuficiente

Los expertos de Gadeso apuntan a cuatro motores para que una persona pueda llevar una vida independiente de sus padres: el sistema educativo en relación con el mercado laboral; la autonomía residencial o de vivienda; las culturas familiares y, por último, las políticas públicas. El trabajo analiza con mayor detalle las relaciones entre la formación de la juventud insular y su integración en el mundo laboral.

Los investigadores han detectado que los tradicionalmente bajos porcentajes de escolarización (en todos los niveles educativos) de la Comunidad Autónoma han disminuido, como efecto positivo de la crisis. Muchos expulsados o rechazados por el mundo laboral han vuelto a la enseñanza para incrementar su formación.

En este aspecto se ha producido una mejora, pero que se estima insuficiente. La media española de tasa de escolarización a los 16 roza el cien por cien de la población (95,4%). En las islas, lamentablemente, ese porcentaje es diez puntos inferior y solamente el 85,1% de los adolescentes de esa edad siguen en las aulas.

Balears también sufre con mayor dureza el fracaso escolar. Si la media española de abandono de los estudios es casi del 22% (un 21,9%), en nuestra región se eleva más de diez puntos hasta el 32,1%.

Los sociólogos han acuñado un término nuevo que define el limbo de muchos jóvenes españoles: “ni-ni”. La palabra define a al sector de la juventud que ni estudia ni trabaja.

El análisis de la fundación constata que en España el 20,6% de la población de entre 20 y 24 años es “ni-ni”, un porcentaje que es superior en las islas: un 21,4%.

El informe enmarca estas cifras en el tradicional déficit educativo que arrastran las islas y advierte de que los “ni-nis” “tendrán una especial dificultad para acceder al mercado laboral”.

El estudio también se ha detenido en el nivel de formación de los habitantes de las islas de entre 16 y 29 años. Casi la mitad de este sector de la población (el 47,7%) ha estudiado hasta el nivel de educación secundaria obligatoria (ESO); mientras que otro 30 por ciento (el 29,7%) posee estudios de educación secundaria postobligatoria.

Menos de uno de cada cinco jóvenes (el 19,1%) ha cursado estudios superiores, y un porcentaje muy pequeño (el 3,4%) dejó las aulas en la primaria.

El informe ratifica algo que los padres ya saben desde hace años: el nivel de estudios guarda relación con las posibilidades de encontrar trabajo, aunque luego existan disfunciones como la subocupación, es decir estar empleado en un puesto inferior a la categoría de tu formación.

Cerca de seis de cada diez jóvenes que solamente tienen estudios primarios están en el paro, una situación que, por el contrario, solamente afecta a poco más de uno de cada diez chicos con formación universitaria.

El paro como maldición

Gadeso ha decidido sondear a la juventud para ver cuáles son sus principales problemas y cómo ven el futuro. Al igual que el resto de la población española, los jóvenes de Balears ven el paro como la principal maldición, pero lo más grave es que no atisban que la situación vaya a mejorar. Así la incertidumbre del futuro, y la falta de expectativas, son el segundo problema entre la población menor de 30 años.

La tercera plaga es la dificultad para comprar una vivienda, mientras que el fracaso escolar y las ineficaces políticas de juventud ocupan, respectivamente, los puestos cuarto y quinto. La juventud tiene que dedicar, como media, casi un 80% de su salario para adquirir una casa.