­"Si hay algo crítico en estos momentos para asegurar el futuro de las empresas es la habilidad para explotar grandes volúmenes de datos y darles valor". Aitor Moll Sarasola, consejero delegado de Editorial Prensa Ibérica (EPI), grupo al que pertenece Diario de Mallorca, centraba desde el primer instante un debate complejo y difícil de centrar: la jornada iba de big data, un campo tan importante como desconocido por el gran público, que poco sabe de los procesos que hay detrás del éxito de compañías como Google, Amazon, Netflix, Facebook, Oracle, Apple, Microsoft, Uber, Youtube o Twitter. De algunos de esos ejemplos se acordaba Moll, que enfatizaba en su discurso inaugural que la vocación del Foro de Tendencias de Diario de Mallorca es precisamente ayudar a la sociedad mallorquina y a sus empresarios a "detectar y afrontar con garantías los innumerables retos económicos ante los que nos pone una sociedad tan cambiante como la actual".

El reto es grande, reconocía el consejero delegado de EPI, que reivindicaba para periódicos como Diario de Mallorca la misión de "impulsar eventos que arrojen luz y permitan mejorar el futuro económico de las regiones y contribuyan a generar empleo". Pocas opciones mejores para ello que el big data, un campo en crecimiento exponencial que el año pasado generó casi cinco millones de empleos en todo el mundo. Moll subrayaba de hecho que "todos los análisis de tendencias" económicas y de negocio destacan la relevancia de "saber recopilar, tratar y dar sentido predictivo a los datos que generan las empresas".

Que exactamente eso, explotar el potencial del análisis de datos en tiempo real con tecnologías de computación avanzadas, es el big data, apuntaba el consejero delegado de EPI. Moll citaba los casos de empresas que están entrando a competir en nuevo sectores o generando líneas de negocio paralelas y alternativas de la mano del big data. "El panorama es tan prometedor para los que sepan sacar provecho de esta tendencia, como preocupante para quienes no lo hagan", advertía Aitor Moll Sarasola.

Un reto, no una amenaza

"No debe asustarnos, sin embargo, la novedad", apuntaba, de nuevo centrando el debate sobre el big data en lo que realmente debe ser: el análisis de una oportunidad. "Las empresas siempre se han basado en datos para tomar sus decisiones. Siempre se ha trabajado con datos que nos permiten medir la realidad, que nos indican qué ocurre, qué ocurrió, así como ciertos análisis de tendencias. Sabemos quién es nuestro mejor cliente, qué ha funcionado mejor, incluso en qué momento. Son datos que describen una realidad, pero cuando nos centramos en el porqué la respuesta no es tan sencilla. Los datos de los que disponíamos hasta ahora y la capacidad de computación acababan en la descripción (...). La novedad ahora es la tecnología y las nuevas fuentes de datos y cómo procesarlas. Tenemos una tecnología que es capaz de analizar en tiempo real, a una velocidad enorme, muchísimas fuentes de datos variadas. Y pasar así de la descripción a la predicción, e incluso a la prescripción. Ya no se trata de saber qué ocurre o qué ocurrió, sino qué podría ocurrir y qué acciones deberían tomarse", desgranaba el primer directivo del grupo editorial de Diario de Mallorca.

La tecnología del presente permite pues intuir el futuro. Casi predecirlo con escaso margen de error, como está demostrando Google con sus predicciones de apuestas deportivas. "Incluso algunas bandas de música escogen en qué ciudades actuarán en función del número de reproducciones de sus canciones en Spotify", ejemplificaba Moll. "Ya no se trata de medir, sino de entender y predecir y aplicar soluciones en cortos espacios de tiempo. Ese es el gran salto cualitativo y cuantitativo que nos aporta el big data", analizaba Aitor Moll, que hacia una predicción sobre la tecnología de la predicción: "Ya no será una lucha de empresas grandes contra pequeñas, sino de empresas veloces contra empresas lentas", profundizaba Moll, que animaba al sector turístico a no temer el progreso y aprovechar el estímulo para crecer.

Oportunidades turísticas

Citaba para ello el estudio en el que una consultora, un banco y una operadora de telecomunicaciones, aprovechando datos de roaming telefónico y técnicas de big data, habían sido capaces de definir al detalle cuántos turistas y de que países había en un destino en un periodo concreto, al tiempo que se aportaba información sobre el dinero que gastaban, sus gustos o sus horarios. "Con esos datos, el sector hostelero podría ofrecer paquetes de un estancia concreta y unos precios determinados, según nacionalidad, añadiendo una oferta complementaria que se corresponda con esas preferencias de consumo".

Aunque todo potencial exige control. En este caso, autocontrol, venía a decir Aitor Moll Sarasola, que recordaba que "las herramientas tecnológicas son neutras, pero no lo es el uso que se hace de ellas". Aludía así a la ética que debe acompañar a la exploración de este nuevo campo, en el que definía dos escenarios de conflicto. De un lado, "el derecho de los consumidores a la privacidad y que a sus datos no se empleen para otros fines de los que se especificaron. Y de otro, la necesidad de que el big data, más allá del éxito del negocio, debe estimular una "responsabilidad social de las empresas", para contribuir a "crear el mayor bienestar posible al mayor número de personas posible".