"Ha sido un infierno, gente por todas partes, en la zona de camillas, en los pasillos. Y no podemos hacer nada porque todos los recursos están llenos". "Tarde de ayer y esta noche, todo petado. Observación completa y hospitalización sin camas. Pacientes pendientes de ingreso desde hace tres días. A primera hora ya esperaban 51 ingresos a plantas de hospitalización..."

Estos dos testimonios, de sanitarios de urgencias de Son Espases, muestran a las claras la situación vivida por los usuarios y los profesionales que día a día atienden este servicio para las personas que no pueden esperar para recibir asistencia médica.

"La guardia ha debido ser infernal, hay gente por todos los lados", explicaba uno de estos trabajadores, que también achacaba la dantesca situación sanitaria a una suerte de "tormenta perfecta".

"Tenemos muchos pacientes con patologías respiratorias a los que no podemos dar el alta porque se encuentran muy mal. Y, pese a que todos los recursos están abiertos, no contamos con camas de hospitalización porque la actividad quirúrgica programada también es frenética. Y resulta lógico con las listas de espera que tenemos. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Le anulamos la operación a una persona que lleva un año esperando que le operen de un cólico nefrítico para contar con camas con las que descongestionar las urgencias?, expresaba a las claras este profesional el callejón sin salida en la que se encuentra la asistencia sanitaria urgente del hospital de referencia de esta comunidad.

Por que la situación no es cómoda para nadie. Y menos para los doce pacientes que llevaban a primera hora de ayer más de 24 horas "acomodados" en camillas pese a que los protocolos asistenciales establecen una estancia máxima en estas camas provisionales de entre ocho y diez horas.

Treinta en una zona para 12

"En la zona de camillas tenemos a treinta pacientes, 19 de ellos pendientes de ingreso y otros 11 aguardando los resultados de alguna analítica o prueba diagnóstica. Y es un área diseñada para albergar un máximo de doce camillas, para que te hagas una idea de la masificación", explicaba la situación el sanitario.

"Y aunque los protocolos establecen que un paciente permanezca en una camilla un máximo de tiempo comprendido entre las ocho y las diez horas, una camilla es un lecho bastante duro e incómodo, a las once de la mañana teníamos a no menos de 12 personas que llevaban en una camilla más de 24 horas. Esperando que quedara alguna cama libre donde fuera, ya sea en planta o en el propio servicio de urgencias", concluyó el profesional.

Los efectos de esta "tormenta perfecta" desatada en la tarde/noche del jueves al viernes se podían valorar durante la mañana de ayer en la que, a primera hora, se acumulaban en urgencias no menos de 55 personas pendientes de un ingreso hospitalario que no llegaba. Y algunas de ellas haciéndolo desde hace más de un día.