La mala nota obtenida por Balears en materia de sostenibilidad social (puesto 208 sobre un total de 239 regiones analizadas) agrava su bajo nivel de competitividad frente al resto de la Unión Europea. Tal y como se señala en el informe de la Fundación Impulsa, este factor "condiciona la productividad" y es básico para "garantizar la igualdad de oportunidades y redistribuir la riqueza".
Pero el análisis se lleva también a la sostenibilidad ambiental, y en este apartado las islas presentan un balance mucho más positivo, al colocarse en el puesto 45.
Las islas muestran en este campo un capítulo en el que se sitúan en la cabeza de Europa, como es la ratificación de los tratados ambientales internacionales, y se quedan en el puesto 25 en la emisión de dióxido de carbono, lo que las deja de nuevo entre las mejor colocadas. La peor nota aparece en el cambio de la superficie forestal (puesto 190 de 239) y en la generación de residuos (puesto 184).
¿Cómo afecta esto a la competitividad balear? Obviamente, la sostenibilidad ambiental la mejora, pero la social la lastra, y el resultado final es que ambos apartados contribuyen a que el archipiélago ocupe finalmente el puesto 176 en el seno de la UE. Sin tener en cuenta estos dos aspectos, la competitividad de las islas estaba en el lugar 175, lo que implica que hacen perder un escalón a una situación que ya era negativa.
¿Por qué la competitividad del archipiélago frente al resto de la UE es tan baja? Según Impulsa, entre los aspectos que más lo arrastran hasta los peores puestos se destaca la estabilidad macroeconómica (puesto 220, aunque en este caso sobre un total de 263 regiones analizadas), en la que influyen puntos como el déficit público; la capacidad innovadora (puesto 221), con factores como la inversión en I+D; la eficiencia en el mercado de trabajo (puesto 202); o la educación superior (puesto 201). La mejor nota para Balears corresponde a sus infraestructuras (puesto 22).
