Antonio Ballabriga, un antiguo profesor de Esade que estuvo trabajando durante dos años en el Instituto Nóos, confirmó ayer que la empresa que presidía Iñaki Urdangarin presentó facturas falsas a Valencia en el proyecto de los Juegos Europeos, que nunca llegaron a celebrarse. Precisamente, Ballabriga fue designado como director de este proyecto, por cuya fase de estudio y preparación del anteproyecto el Instituto Nóos cobró 382.000 euros, que la fiscalía reclama ahora a los acusados.

Este testigo declaró ayer por la mañana por videoconferencia y su declaración se consideraba importante por cuanto podía aclarar muchos de los detalles de la negociación que mantuvo el Instituto Nóos con las autoridades valencianas con respecto a varios proyectos deportivos.

Ballabriga volvió a desmentir una de las afirmaciones que realizó el marido de la Infanta en su declaración ante el tribunal: aunque formalmente a finales del año 2006 había abandonado los proyectos del Instituto Nóos, continuó vinculado posteriormente. "Las instrucciones que me dieron es que debía informarle (Urdangarin) de los avances y progresos del proyecto de los Juegos Europeos", declaró.

El testigo detalló que la única explicación que le dieron sobre la marcha de Urdangarin de la empresa fue que se iba "por motivos personales", sin informarle de que esta decisión respondía al consejo del abogado de la Casa del Rey, el conde de Fontao, que le indicó que se apartara de estos negocios. Esta marcha coincidió con el encargo que le hicieron para que dirigiera el proyecto de los Juegos Europeos.

Durante el interrogatorio le fueron mostrando algunos correos, en los que se demuestra el constante contacto que mantuvo este trabajador del Instituto Nóos con su antiguo presidente, incluyendo cuestiones de tipo económico, a pesar de que Urdangarin reiteró una y otra vez que de estos temas no se encargaba.

Ballabriga confirmó que no solo mantuvo puntualmente informado al exduque de Palma sobre el desarrollo de este gran proyecto deportivo que se tenía que celebrar en Valencia, sino que también "ordenó alguna decisión" sobre este asunto.

El testigo explicó que mantuvo algunas reuniones con representantes políticos de Valencia, entre ellos Esteban González Pons, actual eurodiputado del PP. Sin embargo, su principal enlace siempre fue Miguel Zorio, el socio del Instituto Nóos en Valencia, que fue precisamente quien propuso a Torres y Urdangarin que colaboraran en este proyecto de los Juegos Europeos.

En su larga declaración, Ballabriga detalló que buscó la implicación de Urdangarin en el tema de los cobros. Por ello le pidió al marido de la infanta Cristina que mediara con algunos políticos, entre ellos el entonces vicepresidente de la Generalitat, Víctor Campos, y el responsable del área de Relaciones Institucionales, González Pons.

El testigo quiso apartarse de cualquier cuestión económica, porque "era un asunto en el que yo no participaba", pero llegó a reconocer que se presentaron al cobro a la Generalitat Valenciana algunas facturas que "no correspondían a ningún servicio". Tras la insistencia en el interrogatorio, el antiguo directivo de Nóos tuvo que reconocer que "eran los dos socios de Nóos los que tomaban todas las decisiones económicas" que se aprobaban, incluidas los conceptos y los importes de las facturas que se presentaron a la Generalitat.

Mentiras

El abogado de Diego Torres, al igual que ya había hecho con otros testigos, quiso demostrar que este trabajador faltaba a la verdad, sobre todo para demostrar su falta de implicación en los proyectos que encabezaba el Instituto Nóos.

El letrado González Peeters también intentó demostrar que los ejecutivos del grupo se implicaban en las decisiones económicas, a través de las órdenes personales que daban a Marco Tejeiro, para dejar claro que no únicamente eran Torres y Urdangarin los que asumían esta responsabilidad. El testigo destacó la gran calidad del servicio que se presentó en la organización de los congresos turísticos celebrados en Valencia y Mallorca.