­La construcción balear crece, pero por el camino sufre importantes magulladuras, según se destacó ayer desde la asociación empresarial que representa al sector en las islas. Para denunciar estas situaciones se sumaron las voces de su presidente, Eduardo López; el vicepresidente primero, Oscar Carreras; el presidente de la asociación de contratistas, Mariano Sanz; y el director general, Bartolomé Mayol. El primero de los problemas expuestos fue el relacionado con la competencia desleal. Por ello, reclamaron la intervención de la Inspección de Trabajo para frenar estas situaciones, al igual que "la economía sumergida, que es un mal endémico en nuestro sector", según lamentó Carreras.

Según se señaló, se están adjudicando proyectos en el archipiélago a empresas procedentes de otras autonomías -algo totalmente legal, según se insistió- que aplican a sus trabajadores convenios colectivos de otras zonas que contemplan peores retribuciones a sus empleados que el de Balears, cuando es éste el que debería regir en esas relaciones. Eso les permite bajar precios y en su opinión supone una evidente competencia desleal.

Además, lamentaron que las propias Administraciones isleñas adjudiquen sus proyectos por un simple sistema de "subasta" en el que solo se prima el precio más bajo, sin tener en cuenta otros factores como el conocimiento que se tiene de la zona o la calidad del empleo que se genera.

Aquí se lanzó una advertencia: tras haber mejorado durante la pasada legislatura, vuelve a haber Administraciones isleñas que pagan con un retraso creciente a las empresas constructoras, lo que conlleva importantes perjuicios para ellas.

En cualquier caso, se lamentó que estas situaciones agraven una guerra de precios a la baja.

En cuanto a las reformas impulsadas por los hoteleros, se reconoció que en muchos casos se impone un ritmo de trabajo asfixiante a las constructoras para que las obras estén terminadas antes de que comience la temporada turística. Eduardo López señaló que las empresas son libres de firmar o no estos contratos, pero reconoció que la escasez de trabajo que todavía existe hace que "unos se aprovechen de otros" y se fijen unas condiciones muy difíciles de cumplir. "Estas situaciones no nos gustan", reconoció el presidente de los constructores.

Carreras criticó también las excesivas restricciones que en su opinión se fijan a la hora de desarrollar obras en las zonas turísticas, al considerar que se genera una paralización de la actividad que resulta perjudicial.