Con medio planeta barruntando recesión mundial y los más alarmistas pronosticando una vuelta al pasado y su crisis financiera, Mallorca se planta en su feria turística más importante, la de Berlín, con sonrisa de suficiencia:

los empresarios del sector saben que la cosa esta vez no va con ellos. La razón fundamental tiene que ver con Alemania, que no con su feria ITB: pese a que hay síntomas que alimentan el miedo a un parón económico global, en los principales motores económicos de Europa se habla de crecimiento sólido. Es el caso de Alemania, que, tal como documentaba ayer la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca, creció un 1,5% el año pasado, y vive ajena a los temores globales, con datos que hablan de consolidación de la demanda interna y factores, como el paro más bajo de Europa, que animan a gastar en vacaciones y en lo que sea. O traducido: los alemanes van a seguir comprando. Y eso incluye a Mallorca: las perspectivas turísticas son tan buenas como en años precedentes, en un mercado alemán que pese a bajar muy ligeramente el año pasado, aporta a la islas el 37% de sus clientes (más que ningún otro país).

¿Qué significa eso? Pues que la isla se volverá a llenar, buscando una cifra en la que reventar, visto que España reacciona, que el resto de Europa va bien, y que el Reino Unido aguanta pese a los temblores de la libra por el riesgo de salida británico de la Unión Europea. Y nuevamente, ¿qué significa esto? ¿Ganará Mallorca más con la isla llena hasta las asfixia estival? Pues eso ya no está tan claro. El año pasado el récord de llegadas en el aeropuerto no supuso un récord de facturación para las empresas de una isla que cada vez se beneficia menos de su propio turismo, como demuestra el hecho de que casi el 60% del dinero que generan los viajes a Balears se queda en el país de origen de los turistas. En este caso, en Alemania. Y esa es justo la única gran duda que pueden resolver estos días los touroperadores: si van a llenar la isla de euros o solo de turistas con paquete de todo incluido.

Factores de abarrote

Esa es la incógnita a despejar: la rentabilidad para la sociedad mallorquina. El resto son todo certezas que invitan al optimismo cuantitativo, el que mide el éxito en abarrote diario y agobio por metro cuadrado. Factores que animan a prever cifras máximas hay. No es solo el crecimiento del consumo alemán, no. Es que este año coincide con unos precios del petróleo mínimos, recuerdan la Federación Hotelera, que sabe que eso es una fantástica noticia para quienes quieren la isla llena. ¿Por qué? Pues porque supone precios de transporte más bajos, es decir, que el turista se dejará menos en volar y más en el resto del viaje.

Eso incluye a los hoteles, claro, que hablan de buenas cifras de reserva. Y también atañe al resto del negocio turístico, que podría ver compensados con el petróleo sus temores a que los turistas se gasten en el nuevo Impuesto Turístico parte de lo que iban a dejarse en compras y restaurantes: la bajada de precios petroleros liberará más dinero del que cobrará una ecotasa que, por cierto, no cubre ni una cuarta parte de la subida de precios hoteleros para esta temporada.

La ecuación de la alegría turística se completa con un último factor para el optimismo de quienes creen en los efectos benéficos de la aglomeración de viajeros: Mallorca entra en la temporada 2016 como uno de los pocos destinos españoles que puede presumir de haber logrado en los últimos meses un aumento del gasto medio diario por alemán. Lo destaca también la Federación Hotelera, que documenta que el viajero germano tipo pasó de dejarse en su viaje mallorquín 104,3 euros en el 2014, para gastarse 107,10 euros, una subida del 2,6%.

Llenazo y ¿todo incluido?

Los datos de los hoteleros, que los toman de fuentes oficiales, no desglosan qué parte del dinero que genera el turismo mallorquín se queda en Alemania durante la compra del paquete turístico y cuánto riega a las empresas de las islas. Que esa es nuevamente la clave, normalmente olvidada en estas ferias en las que solo se habla de volumen de turistas, no del dinero que dejan en la isla que los acoge y atiende. Y aquí surge un dato para la preocupación: la mitad de los turistas alemanes (el 48%) viajan tras comprar en su país a sus touroperadores un paquete organizado que incluye transporte, alojamiento y, muchas veces comida y bebida. Justo ahí se la juega Mallorca, que este año, como novedad, tiene un ingreso asegurado: los casi 4 millones de alemanes que aterrizarán en la isla pagarán el nuevo Impuesto de Turismo Sostenible.