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Crónica

El hombre cuyas ideas valían millones

Iñaki Urdangarin trató de convencer al tribunal de las bondades generadas por el Instituto que presidía

Virginia López Negrete, abogada de Manos Limpias.

Iñaki Urdangarin se presentó ayer ante el tribunal de la sección primera de la Audiencia de Palma como un hombre cuyas ideas valían cientos de miles de euros que pagaban, sin pestañear, Administraciones Públicas y empresas privadas. Urdangarin, en su largo y tedioso segundo día de declaración, trató de vender humo a las magistradas y explicó que el Instituto Nóos, que presidía, era una asociación de profesionales de la consultoría y el mundo científico que generaba fructíferas ideas sobre el patrocinio, el turismo y el deporte.

Iñaki Urdangarin, al que se le vio un poco más suelto que en la sesión del viernes, no tuvo ningún reparo en explicar que él facturaba sus honorarios millonarios al Instituto Nóos por las ideas y contactos que aportaba.

En 2014 cobró 710.000 euros del Govern balear y la Generalitat Valenciana, pese a que Nóos era una entidad sin ánimo de lucro. El fiscal Pedro Horrach le preguntó quién fijaba esos honorarios y el acusado señaló que su secretaria le calculaba las horas invertidas en cada iniciativa de Nóos y luego el responsable de ese proyecto, un subordinado suyo, se las autorizaba para su cobro.

El cuñado del rey Felipe VI no quiso confesar a cuánto facturaba la hora, pero dijo que en Nóos se cobraba más o menos lo que un consultor de la prestigiosa universidad barcelonesa de Esade, "precios de mercado", apostilló.

Urdangarin y la Infanta, con gesto serio. B. RAMON

El exduque de Palma continuó en su línea de ignorancia total sobre la gestión de Nóos mantenida ante el juez Castro, aunque con ciertas variantes y contradicciones que el fiscal se encargó, una y otra vez, de sacar a relucir.

"Lo desconozco", fue la respuesta más oída en la sala de vistas del EBAP, donde su esposa asistió al maratoniano interrogatorio hierática, como si la cosa no fuera con ellos.

Sin don de la palabra

El exbalonmanonista Urdangarin no tiene el don de la palabra y en su dilatada declaración confundió términos como Consell y Govern o internalizar con externalizar. Quizás fueron los nervios. También salpicó su monótono relato de anglicismos, que en alguna ocasión llegaron a despitar al fiscal. Su discurso también estuvo repleto de neologismos como "sentirme copiado", por recibir un correo como segundo receptor.

El declarante no se sintió cómodo en ningún momento del interrogatorio. El miedo a meter la pata le traicionó en varias ocasiones y se agarró al palo del micrófono como si fuera una tabla de salvación.

El principal acusado insistió en sus respuestas comodín: "Yo no me dedicaba a temas de presupuestos o de facturas; me dedicaba a lo mío: contactos con las instituciones y personas que queríamos que acudieran a los foros y temas deportivos"

Sin embargo, el fiscal anticorrupción volvió a cazarlo con las decenas de facturas cruzadas que las empresas de Nóos, y otras como la valenciana Lobby de Comunicación, usadas para desviar los fondos públicos. El acusado no supo dar explicación a esos movimientos de fondos, que para las acusaciones acreditan de plano la malversación de caudales.

Urdangarin ha hecho las paces con Diego Torres y ahora no le carga toda la responsabilidad de los negocios de Nóos. Horrach, enfadado con esa estrategia, le preguntó al yerno del rey Juan Carlos si Diego Torres no era el gerente de Nóos. "Se ocupaba de los temas científicos y de coordinar los equipos encargados de cada proyecto, aunque todo lo consensuaba conmigo". Mientras tanto la Infanta aguarda su turno para declarar. Esa jornada, el día grande del juicio, será asistida por Miquel Roca, el jefe de su equipo jurídico.

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