Con los gestores de recursos hídricos dispuestos casi a bailar la danza de la lluvia para poner fin al invierno más seco de la última década y espantar así la amenaza de sequía, volvió a aparecer la nieve en este febrero mallorquín. Un manto blanco cubrió la Tramuntana a partir de la cota de los 800 metros, en los puntos más bajos con una capa fina que ganaba espesor en las cumbres. En lo alto del Puig Major la acumulación de copos alcanzó entre 10 y 20 centímetros de espesor, según los datos facilitados ayer por la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología).

Más allá de la belleza de la estampa y de los cientos de mallorquines que aprovecharon el domingo para acercarse a la sierra en busca de copos y paisajes invernales, la nevada alivia por segunda vez este mes la delicada situación que viven los recursos hídricos de la isla. Aunque la nieve llega para marcharse rápido: según las predicciones de la Aemet, habra nubes aunque con pocas precipitaciones.Las temperaturas suben y se esperan rachas de vientos, que pueden llegar a superar los 70 kilómetros.