Maria Antònia Munar ha tenido mucho tiempo en la cárcel para llegar a la conclusión de que no podía luchar contra la Justicia y de que era mejor pactar, pese a tener que tragarse el sapo de declararse culpable de prevaricar y desviar fondos públicos. La "Princesa" de Mallorca ha claudicado y, por primera vez, ha confesado unos delitos que hasta ahora negaba, pese a las sentencias en contra y la multitud de excompañeros de partido y testigos que afirmaban lo contrario.
En febrero del 2010 el entonces president del Govern Francesc Antich expulsó de su Ejecutivo a UM por los escándalos de corrupción y en concreto por el caso Voltor, que ayer motivó la conformidad de Munar y parte de su guardia de corps.
Han pasado seis años desde entonces, de los que la expresidenta del Parlament ha estado casi la mitad entre rejas. Munar es una triste sombra de lo que fue y ahora solo busca salir cuanto antes de prisión.
Todavía le quedan causas pendientes (el soborno de Can Domenge, entre otras), pero no tendrá más remedio que seguir pactando con la fiscalía.
