La afirmación de que los españoles ya no tienen miedo a perder su empleo, hecha ahora hace un año por el ministro de Economía, Luis de Guindos, puede verse cuestionada si se pregunta sobre su estado de ánimo a los trabajadores de la fábrica de Bimbo en Palma o de Air Berlín, empresas que están protagonizando dos de los expedientes de regulación de empleo que la Dirección General de Trabajo de las islas tiene en estos momentos sobre la mesa. Porque pese a que el archipiélago es señalado como la comunidad autónoma pionera en la reactivación de su mercado laboral, sigue habiendo personas que se ven afectadas por los EREs. En concreto, durante el pasado año una media de dos trabajadores de las islas se vieron implicadas en algunos de los citados expedientes, una tasa que en cualquier caso mejora sustancialmente la que se daba en 2011, con ocho empleados diarios.

Balears registró durante el pasado ejercicio 88 EREs, con 767 trabajadores afectados. No todos ellos perdieron su empleo de forma permanente, ya que la extinción del puesto de trabajo solo recayó sobre 235 asalariados. Para 374, el mal trago fue el de tener que pasar temporalmente por el paro, aunque sabiendo que al cabo de algunos meses volverían a su empresa, al tratarse de expedientes de suspensión y no de extinción. Finalmente, 158 sufrieron una reducción de su jornada y, consecuentemente, de su salario.

Un aspecto que destaca el secretario general de CCOO en las islas, José Luis García, es que estas cifras no incluyen lo que él denomina como "EREs encubiertos", es decir, aquellos casos en los que las empresas optan por los despidos individuales y por la vía del "goteo" para no tener que pasar por la tramitación de uno de estos expedientes de regulación de empleo.

Tendencia a la baja

En cualquier caso, la mejoría que las islas muestran en la situación de su mercado laboral se aprecia en la evolución que los EREs han tenido en el archipiélago. El ejercicio con más trabajadores afectados fue 2011, con 3.027 asalariados implicados en alguno de estos expedientes (ese año se presentaron 264), de los que 783 vieron como su puesto desaparecía de forma permanente, 1.447 pasaron al paro de forma temporal, y 797 registraron reducciones de jornada y salario.

A partir de ahí se inició una evolución a la baja, muy moderada en 2012, y que a partir de 2014 está siendo notablemente acentuada.

En opinión de la directora general de Trabajo, Isabel Castro, la tendencia seguirá siendo de reducción a la vista de que la economía balear registra un comportamiento positivo, aunque resulta evidente que se presentarán más expedientes de regulación de empleo, como los había también antes de la crisis. En cualquier caso, no son de esperar nuevos incrementos. El problema, en su opinión, radica en los cambios que la última reforma laboral introdujo en esta materia y que dejan a los asalariados en una situación enormemente vulnerable al haber desaparecido los controles de la Administración. Esta misma tesis es respaldada por el máximo responsable de CCOO en las islas.

El ejemplo de Coca-Cola

Isabel Castro recuerda que antes de la citada reforma impulsada en 2012 por el Gobierno de Mariano Rajoy, los EREs pasaban por el doble control de la propia Dirección General de Trabajo y de la Inspección, siendo la primera la que debía determinar si existían causas suficientes para presentarlos, y decidía si se autorizaban o no.

Pero tras el cambio en la legislación laboral, los directores generales "nos hemos vuelto meros receptores" de una simple comunicación. La empresa informa de su intención de aplicar un ERE, abre una negociación con los representantes de los trabajadores y, al final, hace lo que considera más oportuno.

Según lamentan Isabel Castro y José Luis García, a las plantillas afectadas la única salida que se les deja es la de impugnar esa decisión ante los Tribunales y esperar la sentencia. El caso del ERE de la embotelladora de Coca-Cola es apuntado sistemáticamente como ejemplo: los trabajadores ganaron el juicio y la empresa se ha visto obligada a readmitirlos, pero nadie quita ya a estas personas la angustia de haber estado durante meses sin saber cuál era su futuro.

"En estos momentos no hay regulación ni vigilancia", advierte el responsable de CCOO, que denuncia la pérdida de "unas herramientas fundamentales" para determinar si realmente hay motivos objetivos para un ERE.

Como ejemplo, hay que recordar que el expediente en Bimbo se ha justificado por causas de organización y de producción, y no por económicas, aunque éstas también se ponen sobre la mesa.