Las constructoras lamentan verse obligadas trabajar con plazos excesivamente ajustados para desarrollar los proyectos de modernización hotelera que se han puesto en marcha durante este invierno, y no ocultan tampoco su malestar por los bajos precios que se ven obligados a asumir para poder recibir estos encargos. Pero reconocen también que tras muchos años de 'sequía' tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, la inyección de inversión que están recibiendo resulta balsámica.
Porque a la espera de que la patronal balear del sector presente durante el próximo mes el balance global de 2015, durante los diez primeros meses del pasado año la inversión registrada en proyectos vinculados a instalaciones turísticas fue de 225,5 millones de euros, según los datos de la citada organización empresarial. Eso supone un incremento que al propio sector ha cogido por sorpresa: un 67%. Y ello teniendo en cuenta que el crecimiento durante 2014 ya había sido del 76%, lo que refleja la velocidad de crucero que ha adquirido la reforma de establecimientos de alojamiento en la isla, impulsada por la mejoría en los precios que los tour operadores están ofreciendo a los hoteleros para garantizarse camas en Balears ante los problemas de otros destinos competidores.
Así, las empresas constructoras reconocen que el volumen de trabajo que están afrontando durante estos meses es positivo, y que la preocupación se centra ahora en la profundidad de la caída que tradicionalmente se produce en verano, fechas en la que no hay proyectos en marcha en el sector turístico y en las que además las actividades que de pueden desarrollar en las zonas con visitantes están limitadas.
Las dudas en el sector se amplían a la espera de comprobar el impacto que tras la temporada estival van a tener algunas de las medidas que está aplicando el Ejecutivo presidido por Francina Armengol.
