Dos años después de su última salida de la prisión de Palma, donde lleva casi tres años encerrada, Munar volvió a ser trasladada ayer al juzgado. Debía responder por el amaño de dos negociados sin publicidad que el año 2006, poco antes de las elecciones, el Consell de Mallorca que ella presidía firmó con una empresa afín a Unió Mallorquina. La institución insular abonó 60.000 euros públicos a Minser, una de las empresas que después aceptó la contratación de afiliados de UM, que estuvieron trabajando para el partido, subvencionados con fondos públicos. Este negociado consistía en que la empresa tenía que realizar dos estudios. Uno era para analizar las señales de las carreteras de Mallorca y el otro era un estudio sobre los hábitos de lectura de los jóvenes de la isla. Estos proyectos públicos se impulsaron desde los departamentos de Obras Públicas y Cultura del Consell de Mallorca. Sin embargo, los contratos fueron firmados personalmente por la entonces presidenta Maria Antònia Munar. Estos trabajos se hicieron y se entregaron, pero la información había sido copiada en internet.

Dado el tiempo que lleva en prisión a Munar se la vio físicamente desmejorada, con un aspecto muy parecido a la última vez que fue conducida al juzgado. La única diferencia era el vestido y el color del pelo. Munar ha cambiado las mechas rubias por un intenso color negro. Aunque ella ayer no escenificó en ningún momento este primer acuerdo que ha alcanzado con la fiscalía, se mostró dispuesta a responder a todas las preguntas que se le formularan sobre estos dos contratos públicos. Reconoció que se trataba de un proyecto amañado, pero ella se desvinculó de esta irregularidad. Dijo que se limitó a firmar los contratos, porque era su obligación como presidenta de la institución, pero que ni negoció con la empresa Minser, ni sabía el objeto de estos proyectos.

A preguntas del fiscal Miguel Ángel Subirán, y en presidencia del juez Juan Manuel Sobrino, la expolítica aseguró que, ni conocía la empresa Minser, ni había tenido nunca ninguna relación con los socios de esta sociedad.

Sin embargo, sí confesó que el procedimiento que se utilizó había sido un amaño. No porque en ese momento lo considerara así. Ha llegado ahora a esta conclusión al leer en la cárcel los artículos de prensa que se han escrito sobre este asunto. Munar llegó a confesarle ayer al juez que antes hubiera estado dispuesta a defender esta contratación, pero que ahora no está en condiciones de hacerlo.

Se ha descubierto que muchos de estos afiliados de UM que fueron contratados por Minser no llegaron a cobrar su nómina. El fiscal sospecha que el dinero se entregó en el partido. Sin embargo, Munar volvió a reiterar que no sabía nada de este asunto.