Cinco meses ha durado Miquel Àngel Roig en el cargo de director gerente de la Agència de Turisme de les Illes Balears (ATB). El alto cargo designado por el vicepresidente y conseller de Turismo, Biel Barceló (Més), abandonó ayer el puesto al que se incorporó el 17 de septiembre, alegando para ello "motivos personales". O esa es la explicación oficial. La real está relacionada con razones casi exclusivamente profesionales. Roig, un consultor con diez años de experiencia en Ernst & Young que también ocupó puestos relevantes en la compañía turística Hotelbeds (de Tui AG), ha optado por aceptar una oferta laboral bien remunerada y poner rumbo de vuelta a la empresa turística.

La estampida a los cinco meses de aterrizar en el puesto de designación política tiene mucho que ver con las dificultades de adaptación de Miquel Àngel Roig a la gestión pública y su extrema lentitud burocrática. Como antes le ha pasado a cargos de todos los colores políticos que pasan del mundo de la empresa al de la cosa pública, el funcionamiento constantemente cortocircuitado por controles, papeleos y trámites que impera en la administración explica parte de la decisión de Roig, según detallaban ayer en fuentes de su entorno. Las mismas voces aluden además a que, en medio de la desesperación con la lentitud administrativa, surgió una oferta privada muy bien remunerada y, a diferencia del cargo político, sin fecha de caducidad electoral y con más facilidades para conciliar la vida laboral y la familiar (Miquel Àngel Roig tiene un hijo de corta edad).

La ATB queda ahora en manos de la directora general de Turismo, Pilar Carbonell, aunque en marzo habrá nuevo director, matizan en la Conselleria. Roig se marcha en un momento un tanto delicado: en dos semanas empieza la feria turística más importante para el mercado balear, la de Berlín (ITB), y después llega la cita con otro destino emergente, Rusia y su feria de Moscú.