Hace mucho tiempo que Matas rompió su relación con los que fueron sus más estrechos colaboradores. Personas que utilizó para dar forma a sus sueños de convertir las islas en un gran centro turístico, a través de eventos o majestuosas obras públicas, como el Palma Arena o el frustrado proyecto de la Ópera de Calatrava. Ahora está solo, defendiéndose de los testimonios de estos antiguos colaboradores, que decidieron cargar todas las culpas contra el expresident para evitar pisar la cárcel.

El expolítico sabía que la primera sesión del juicio se centraría, por encima de todo en juzgar sus decisiones de contratar, directamente y sin concurso previo, todos los proyectos que venían de la mano de Iñaki Urdangarin. Eran tiempos en los que el expresident quería agasajar tanto a la Familia Real que era suficiente que el yerno del Rey le vendiera proyectos, con la excusa de que era necesario organizar congresos para demostrar la relación entre el turismo y deporte, para comprarlos a cualquier precio. Al fin y al cabo no los pagaba él, se financiaban con dinero público, pese a que sí le correspondía pedir explicaciones del destino de estos fondos.

Matas hace muchos años que sufre graves problemas en ambos oídos. Hasta no hace mucho estaba casi sordo y en las últimas apariciones públicas se le había visto con un aparatoso vendaje que le cubría la cabeza. Para hablar con él, su interlocutor tenía que utilizar una especie de pinganillo electrónico. De lo contrario, no oía nada. Pero parece que va recuperándose, gracias en parte a los avances tecnológicos para este tipo de lesiones. Ya no utiliza ningún elemento electrónico para poder oír y el aparato que lleva camuflado en las orejas apenas se le ve.

La declaración de Pepote Ballester iba a tener una influencia decisiva en el futuro de Jaume Matas. El expresident era consciente de que ya no podía excusarse en que él daba las órdenes y sus subordinados las cumplían. En la contratación de Urdangarin fue él quien decidió llevarlas a cabo, eso no lo duda nadie, como tampoco se cree que no sea cierto que el cuñado del Rey "conquistó" al entonces president tras una partida de pádel que se celebró en la pista deportiva de Marivent.

El banquillo de los acusados ayer tras la exculpación de Miguel Tejeiro, que quedó absuelto de las acusaciones que pesaban sobre él al atender el tribunal la petición de sobreseimiento planteada por Manos Limpias, única acusación que le atribuía delitos : 1 Pepote Ballester. 2 Gonzalo Bernal. 3 Juan Carlos Alía. 4 Miquel Àngel Bonet . 5 Jaume Matas. 6 Marco Tejeiro. 7 Jorge Vela. 8 Elisa Maldonado. 9 Jose M. Aguilar. 10 Luis Lobón. 11 Mercedes Coghen. 12 Ana María Tejeiro. 13 Diego Torres. 14 Iñaki Urdangarin. 15 Alfonso Grau. 16 Salvador Trinxet. 17 Cristina de Borbón.

Matas se pasó toda la mañana tomando notas. Nadie sabe lo que escribió, pero llenó varios folios que después escondió en una carpeta azul. No hizo ni un solo movimiento de queja cuando Pepote Ballester, al que saludó cordialmente, contó que le había ordenado que pagara el dinero que le exigía Urdangarin, a pesar de que el Instituto Nóos no había cumplido con los acuerdos y no había entregado los trabajos previstos. "A mí lo que me importa es ganar las elecciones este domingo", le cuestionó el entonces president de Govern a su director general de Deportes cuando se quejó de la presión a la que le sometía Urdangarin para que le entregara el dinero que restaba por pagar, a pesar de que el Instituto Nóos no había cumplido con los acuerdos para que se financiaran los foros turísticos.

Pero no todos fueron ataques contra él durante la declaración del exdirector general de Deportes. Ballester defendió con toda firmeza la decisión que tomó el Govern de Jaume Matas de invertir 18 millones en patrocinar un equipo ciclista de primer nivel, proyecto que también venía de la mano del exduque de Palma. Ballester mantiene que todavía hoy pueden verse a ciclistas por toda Europa vestidos con el maillot de Illes Balears, lo que consideró que se trataba de una gran promoción turística del archipiélago.

Mientras tanto, la infanta Cristina pareció ayer algo más relajada que el primer día que se sentó por primera vez el banquillo de los acusados. Antes de entrar en la sala habló amigablemente con dos de las otras mujeres que también son juzgadas, como Ana María Tejeiro o Mercedes Coghen. Una vez ya dentro recuperó su ya conocida postura de seriedad ante el difícil momento que vive. Apenas habla, salvo con el acusado que se sienta más cerca de ella, aunque las conversaciones son más bien cortas. Su nombre solo se mencionó una sola vez y fue a través de la abogada de la acusación Popular. Virginia López Negrete se limitó a preguntar a Pepote Ballester una cosa que era obvia y que nadie discute. Le preguntó si era amigo de la Infanta y de su marido, contestándole que sí lo había sido.

Quien parece que el juicio de ayer no iba con él es Alfonso Grau, el exvicealcalde de Valencia. Se pasó la mañana jugando con el teléfono móvil, recibiendo y enviando mensajes. Grau quiso compartir sus risas con otros acusados. Con Urdangarin, que estaba a su izquierda, no se atrevió, pero sí con Salvador Trinxet, que se sienta al otro lado. Le mostró los mensajes que iba recibiendo, para que ambos pudieran reirse. Era una forma de romper la tensión durante la larga sesión.