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Anecdotario: Los calcetines morados de la Infanta

Doña Cristina estuvo más distendida que en enero y lució un bolso de piel Bottega Veneta de 1.350 euros

Unos 150 periodistas siguieron la jornada del juicio.

La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin llegaron a la Escuela Balear de Administración Pública (EBAB), situada en el polígono de Son Rossinyol, a las 8.50 horas para asistir a la segunda jornada del juicio del caso Nóos. Ella vistió pantalón y chaqueta oscura y causó sorpresa el color elegido para sus calcetines: el morado. La hermana del Rey se mostró más distendida que en la primera jornada del juicio. Sonrió y habló en algunas ocasiones con el imputado que tenía a su lado, el asesor de empresas Salvador Trinxet.

No se recató a la hora de lucir bolso, ya que se presentó ante las magistradas de la Audiencia Provincial con un ejemplar de piel laminada brillante de la prestigiosa marca Bottega Veneta. El accesorio no está al alcance de todo el mundo, cuesta 1.350 euros.

A diferencia de otras ocasiones, nadie les abrió la puerta del coche a su llegada. El flamante Skoda Superb aparcó justo en la entrada de la EBAB y de la parte trasera salió el matrimonio Urdangarin. Ella sonrió mientras las cámaras de los fotógrafos no paraban de disparar y las televisiones captaban la imagen del día. Él, Iñaki Urdangarin, lucía un semblante más serio y solo levanto un poco la cabeza para saludar. Dentro de la sala estaban en la misma fila, pero separados por tres personas. El exduque, cada vez más delgado, tomaba notas en un cuaderno de piel azul de lo que estaba diciendo su amigo Pepote BallesterPepoteBallester. En algunos momentos se le vio contrariado con lo que estaba declarando el medallista olímpico.

El baño de la Infanta no estaba en muy buenas condiciones

A las 11.:30 horas, la magistrada Samantha Romero decretó media hora de descanso. Doña Cristina aprovechó para acudir al baño. Lo que ocurrió es que el que le tocó fue el que también utilizaban los 150 periodistas y varias decenas de funcionarios del edificio. El servicio no estaba en las mejores condiciones higiénicas debido a la elevada carga de trabajo que soportaba. Una funcionaria se la encontró de frente cuando Doña Cristina accedía al baño. Estuvo tentada de advertirle de la situación y, especialmente, comentarle que ella no era la culpable del estado del baño. Pese a ello, la Infanta utilizó el servicio lo más rápidamente que pudo y volvió a su asiento en la sala de juicios.

Los 200 agentes de Policía aguantaron el fuerte viento

Las medidas de seguridad se mantuvieron con respecto al inicio de la vista celebrado el pasado mes de enero. Unos 200 agentes de la Policía Nacional velaron por la seguridad del acto judicial. Los agentes montaron diferentes controles a lo largo de unos 400 metros a la redonda del edificio de la EBAB. Pedían el DNI a toda persona que se acercaba al lugar del juicio. Los funcionarios de Medio Ambiente, Conselleria situada en el mismo edificio, se lo tomaron con deportividad y muchos de ellos decidieron no acudir a tomar el habitual café de la mañana para no tener que pasar los controles. Los compañeros, desde las ventanas, aplaudían a los más valientes que, pese al dispositivo y las decenas de cámaras, decidieron salir a la calle. Los agentes aguantaron estoicamente el fuerte viento que sopló durante toda la jornada y en varias ocasiones arrastró las vallas de seguridad instaladas para controlar a los periodistas.

150 periodistas, pero con escasos medios extranjeros

Los medios nacionales estaban prácticamente todos. Sin embargo, entre los 150 periodistas que ayer cubrieron el juicio no se acreditaron muchos extranjeros. Sabían que solo podrían captar la imagen de la entrada y de la salida y reservaron fuerzas para citas más importantes, como cuando declaren la Infanta o su marido. Solo estuvieron presentes Reuters y algunas agencias alemanas.

Todos los periódicos, radios y televisiones nacionales no faltaron a la cita. Incluso los programas del corazón realizaron conexiones en directo comentando el estado anímico, los gestos y la indumentaria del matrimonio Urdangarin-Borbón.

Matas, a la carrera, perseguido por las cámaras de televisión

Jaume Matas fue el último de los implicados en el caso Nóos en salir de la EBAB. Estaba esperando a que su esposa, Maite Areal, hiciera acto de presencia con su ya veterano Volkswagen Polo de unos 15 años antigüedad. Los policías, cuando vieron aparecer el vehículo conducido por Areal, pensaron que se trataba de una conductora que pasaba por allí en aquel momento y no le permitieron parar. Creyeron que el coche no podía ser nunca de un exministro. Matas salió de la EBAB, brazo en alto, pidiendo a los agentes que dejaran aparcar a su esposa, pero ya era demasiado tarde. El expresident del Govern tuvo que echar una carrera para alcanzar el vehículo, entre otras cosas porque tenía más de cinco cámaras que lo perseguían para ponerle el micrófono ante su boca. Matas declino hablar y entró en el Polo como una exhalación.

Jaume Matas tuvo que salir a la carrera mientras era perseguido por los cámaras. B. RAMON

Grau enviaba Whatsapps y 11 personas en el público

Quien se lo pasó en grande, sonriendo en muchos momentos, fue el vicealcalde de Valencia y el hombre que destapó la existencia de la Caja B en el ayuntamiento de Valencia, Alfonso Grau. El expolítico valenciano no paró de enviar whatsapps durante la mañana de ayer. Estaba sentado junto a Iñaki Urdangarin y seguro que la alegría de Grau no le debió gustar nada al exduque.

En la sala del juicio, solo estuvieron presentes 11 personas de público y unos cinco periodistas que así lo pidieron. Había muchas sillas vacías, lo que indica que la expectación ya no era la misma que en enero.

Solos dos manifestantes republicanos en el juicio

Si en la primera jornada del juicio del caso Nóos había cinco manifestantes reclamando la república, ayer solo se presentaron dos: Francisco Solano y Francisco López. Aun así convirtieron en cántico su reivindicación: " España, mañana, será republicana".

Despliegue policial junto a los dos manifestantes. B.RAMON

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