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Sequía

La falta de lluvias devasta el campo

La sequía provoca la muerte de 200 almendros en una finca, mientras las ganaderías deben malvender sus reses

El impacto de la sequía sobre el campo mallorquín está teniendo consecuencias devastadoras para el sector agrario. La falta de lluvia en los últimos tres meses está provocando auténticos dramas. En una finca de Llucmajor se han tenido que arrancar más de 200 almendros. La sequía ha acelerado los efectos de enfermedades como el mortífero hongo fusicoccum que seca las ramas y provoca su muerte. De igual modo, los ganaderos están teniendo que malvender sus reses a precios muy bajos porque no tienen capacidad para comprar más comida. Los payeses aseguran que está sequía ha dejado muy tocado al sector y auguran un importante cierre de explotaciones si la administración no les ayuda.

"La tierra parece cemento, yo no lo había visto nunca", aseguraba a este periódico Joan Adrover, propietario de la finca Son Teixaquet de Llucmajor. "Se han muerto más de 200 almendros que estaban en pleno rendimiento. La falta de lluvia está dejando los árboles muy débiles y un hongo muy potente como el fusicoccum está acabando con ellos", explicaba Joan Adrover Cardell. Este agricultor no escondía su desolación al contemplar los centenares de árboles muertos y arrancados en sus tierras: "A las variedades mallorquinas les está atacando más y no sabemos el motivo. Vienen los técnicos de la conselleria de Agricultura y resulta que nos dicen que el problema es la falta de cuidado, cuando nosotros hacemos todo lo que podemos para salvar la plantación de los almendros. Además de este drama, el Govern nos retrasa el pago de las subvenciones".

La tierra está dura como el asfalto y los payeses dicen que los arados no entran. En enero llega el momento de arar las plantaciones, pero este año no lo han podido hacer y los árboles están sufriendo. "Un almendro no es como un cereal, necesita años para empezar a producir. El daño en esta finca es casi irreparable y deberemos plantearnos si podemos seguir", apostilló este joven agricultor.

Francisco Adrover Fullana es el propietario de la ganadería ovina de Son Grauet de Llucmajor. Esta misma semana decidió vender los corderos por la falta de pastos. "Los vendí un mes antes de lo debido porque no podemos comprar la comida. Las pérdidas han sido importantes, ya que no tenían el peso ideal y me han pagado unos 20 euro menos que en anteriores ocasiones".

Este ganadero calcula que está perdiendo unos 1.200 euros mensuales en su explotación y cree que la conselleria de Agricultura no ha actuado con diligencia: "Se han enterado tarde de la gravedad de la sequía, no han actuado con contundencia y la situación está siendo muy grave. Encima se están retrasando en el pago de las ayudas y ello nos está matando".

Las semillas de los cereales no han germinado y se están pudriendo, ello indica que la cosecha será prácticamente nula para hacer acopio de reservas para el verano. "Esto puede ser la muerte del campo mallorquín. Se nos acusa de que vivimos de las subvenciones, pero somos los encargados de que los campos no se conviertan en bosque o que los turistas puedan ver los almendros en flor", concluyó Francisco Adrover.

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