Difícil es vivir en estas islas y no tener un vínculo, más directo o más lejano, con el instituto Ramon Llull: o has estudiado allí, o has dado clases allí (o ambas cosas) o te has beneficiado directa o indirectamente de algunas de las mentes allí formadas y que con los años se convirtieron en figuras claves para el avance de la sociedad isleña.

El Ramon Llull fue durante muchos años ´el instituto´ de Balears. Un 25 de enero de 1916 comenzaron las clases en s´Institut, cuando aún ni se habían acabado las obras. Ayer se cumplieron cien años de ese inicio académico, si bien la historia de la institución aún se remonta mucho más en el tiempo, ya que fue fundado en 1835.

Lo que fuera el Aula 13 y hoy es el salón de actos (con el mobiliario original, eso sí) acogió la celebración de la efeméride, a la que asistieron muchos profesores, exdocentes, directores, antiguos alumnos y estudiantes actuales. Mientras se iban repasando nombres y anécdotas de este siglo de historia, se veía cómo algunos entre el público asentían en silencio: una manera de decir ´sí, yo también sufrí dando clase en Siberia´ (la parte más fría del edificio) o ´sí, yo también me acuerdo de Simonet´ (mítico bedel y alma del instituto durante muchos años).

El director actual, Josep Fillol, fue de los primeros en intervenir y en seguida recordó precisamente a Siberia, explicando el porqué de sus bajas temperaturas y, de paso, haciendo un poco de historia. Y es que en esta zona que en un inicio sí estaba cubierta, se quitó una parte del techado para hacer una terraza y que allí hicieran gimnasia las chicas, lejos de los varones; una separación por sexos de obligado cumplimiento con la llegada del franquismo.

Fillol tuvo un recuerdo para los "magníficos docentes" que han pasado por esas aulas y también para los directores, mencionando especialmnete a Biel Ferrer y a Llucia Llompart (única mujer que ha estado al frente de la institución de momento).

Biel Alomar, profesor coordinador de los actos del centenario, hizo de maestro de ceremonias presentando a los distintos invitados y enlanzando con oportunidad datos sobre la historia del centro. Así, tras hablar Fillol, tuvo su momento para recordar al primerísimo director de la institucion: Bartomeu Mestre. Para introducir a Llorenç Huguet recordó que la creación del instituto fue por orden taxativa del rector de la Universitat de Barcelona.

El rector de la UIB explicó que la de ayer fue su segunda visita al Ramon Llull. Era un chaval la primera vez que atravesó sus puertas para participar en un concurso de redacción y, llegado de Menorca, quedó impresionado tanto con las dimensiones del inmueble como con la Fira d´es Ram, que por aquel entonces se instalaba por allí. El rector celebró los cien años del instituto y recordó su papel capital en el nacimiento de la Universitat.

Martí March rememoró el año de PREU que cursó en el centro y aunque mencionó "a Simonet y al Gángster" (Maximino San Miguel), hizo especial referencia a una profesora: Antònia Suau: "La persona clave en mi vocación pedagógica". Incidió en la trascendencia del Ramon Llull no solo para la enseñanza balear, sino para el avance de toda la sociedad. Y de todos los nombres ilustres que han pisado sus clases, el pedagogo de Pollença hizo una elección clara: Guillem Cifre de Colonya.

El futuro: una próxima reforma

Fillol aprovechó la visita del conseller de Educación para recordar los elevados costes de mantenimiento que supone un edificio centenario y March pudo recoger el guante y a la vez anunciar una sorpresa de aniversario: la inminente licitación de las obras de reforma por 440.000 euros.

El recuerdo del president del Consell, Miquel Ensenyat, fue de esos alumnos de la Part Forana que se formaban en los pueblos "con el farmacéutico" y bajaban al Ramon Llull a examinarse por libre de reválida. "La educación superior era un privilegio, hoy es un derecho", celebró.

Y como prueba de la importancia de ese derecho y como reivindicación de la escuela pública, se presentó José Hila, al subrayar el hecho de que si cuando se inauguró el centro era el alcalde de Palma un barón de Pinopar hoy, cien años después, dirige Cort "el hijo de un trabajador".

Tres alumnos de Bachillerato interpretaron a continuación una pieza de Schubert. Durante el acto también tuvo lugar la presentación de Anorac (un grupo para hacer actividades de todo tipo impulsado por profesores jubilados) así como del ciclo de conferencias que cada martes de febrero se llevarán a cabo para seguir ahondando en qué supuso el Ramon Llull para Balears; un instituto que de momento ya ha dado una lección centenaria.