No vean qué alivio. Acaba la semana del turismo en Madrid, pero el alivio no es por eso, sino por haberla vivido en un lugar vivible: el stand de Balears en Fitur. Si el Govern del cambio es un stand nuevo, me vale. Que nos han sacado del psiquiátrico para tomar el sol en la terraza. O algo así es lo que se siente al dejar atrás cuatro años en los que el stand del archipiélago era un cuarto blanco de hospital mental, pero sin la comodidad de las paredes acolchadas. Ahora Balears se parece a algo de Balears. De locos, sí, pero al menos no de psiquiátrico: en vez de paredes blancas, las islas lucen mesas de terraza, loseta mallorquina, vigas vistas. ¡Y luz! Nada de pantallas de nave espacial con comandante Bauzá y sin capitán Spock. Y lo más demencial: ¡todo abierto!

Ahora en el espacio de la isla dan ganas de entrar. El cambio es tan a mejor que es preferible no preguntar a quién se le ha ocurrido, por si cambiamos de opinión y pedimos volver al psiquiátrico. Ahora el stand es algo así como el bar con terraza chula de Fitur, que al final es un poco lo que es Mallorca para España, la cafetería con vistas. Y buenas vistas, que por una vez en años las fotos están bien hechas y mejor escogidas. ¿Qué se ve en una terraza mallorquina? Pues la Seu. O una cala espectacular bañada en azul infinito. O un rincón de sierra enmarcado en mar. Pues justo eso es lo que han puesto para decorar el horizonte de la terraza de Fitur. Cualquier tiempo pasado fue peor. No es el mejor stand de Fitur, ni mucho menos, pero no hacía falta. Bastaba con dejar de ser el peor. Prueba superada: abarrote en el stand. Y con receta tradicional española: si no sabes qué hacer, pon un bar. Y adiós al psiquiátrico. Por ahora.

El vicepresident independentista que frena la independencia

Decíamos que cualquier tiempo pasado fue peor, y tampoco es eso. Si algo comparten el actual conseller y vicepresident, Biel Barceló (Més), y su predecesor, Jaime Martínez (PP), es que son buena gente. De de esa de la que podría aparecer en las listas de personajes preferidos para irse de cañas. Pero si nos ceñimos a la política, son noche y día. Uno es de la escuela Bauzá de nacionalistas españoles, y otro, Biel Barceló, de la escuela catalana de independentistas aún españoles.

Él mismo reconoce que si tuviera que votar en un referéndum por la independencia catalana votaría que sí. Y caprichos de la vida, el conseller independentista se ha propuesto frenar una independencia: la de la isla de Eivissa, que desde tiempos de José Ramón Bauzá no quiere saber nada de Balears y se promociona solita en cada feria. Ahora Biel Barceló dice que pretende "poner orden" y reunificar las islas. A lo rey católico, pero en versión republicana y atea.

"Queremos que las cuatro islas estén en el mismo stand, aunque cada una tenga su espacio diferenciado. Estamos convencidos de que se logrará". El político que con más vehemencia suele cargar contra el centralismo español también pretende que ese "orden" incluya centralizar gestiones, algo que tiene bastante sentido en unas islas en las que en Mallorca hoy no se sabe que hace Eivissa y viceversa, solo que a los ibicencos les importa un pepino.

Los hoteleros salen de la trinchera

En estos tiempos de cambio en Madrid en los que todo el mundo presume de saber de primera mano lo que va a pasar con el Gobierno, los saraos capitalinos son una tertulia política constante. Pere hete aquí que justo cuando la cosa se pone política, los hoteleros deciden dejar por un rato la política del PP en manos del PP (si es que queda alguien allí) y por una vez dedicarse solo a hacer lo que se les da mejor que a nadie: negocio.

El cambio de actitud lo explica la propia Inma Benito, presidenta de la Federación Hotelera: "Estamos viendo que el turismo no es una prioridad para el Govern en este momento, porque la política que está desarrollando no va en esa línea. Por eso queremos plantear en positivo lo que creemos que se debería hacer. Queremos trabajar con este Govern en hacer cosas, hacer una aproximación para intentar con diferentes políticas mejorar la competitividad de las islas, y conseguir entre todos que se genere mayor bienestar. La política turística no puede ser solo destruir lo que hicieron los gobernantes anteriores, necesitamos un plan alternativo", resume Benito, que le entregó al vicepresident Barceló una batería con decenas de propuestas. En ellas los hoteleros hacen suyo el concepto de "rentabilidad social", que en boca hotelera es algo tan llamativo como un cristo con dos pistolas, que dicen los castizos capitalinos. Pero esos son los tiempos que corren en un país que, vista la propuesta de Gobierno de Pablo Iglesias de ayer, empieza a teñirse de rojo, para temblor de la mayoría de grandes empresarios. Por lo que pueda venir y pese a que los temidos chicos de Podemos no aparecieron por Fitur, Inma Benito pide paz y sensatez: "No se ha inventado aún una forma de generar riqueza que no sea a través de las empresas, por lo que el poder político y los empresarios tenemos que colaborar". Y esta vez los hoteleros cuando hablan de colaborar con políticos no se refieren a los de Cuba, sino a los de Balears. Lo dicho, de locos.