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Turismo

Los inversores se lanzan a la caza de hoteles

Fondos de inversión, grandes empresas nacionales, y las cadenas de la isla están en plena batalla por adquirir establecimientos en la isla

La apuesta no es solo Mallorca: los inversores prefieren ligar su dinero al lujo en la isla.

­ Aunque estos días se habla de la compra del Real Mallorca por magnates extranjeros, la realidad es que la operación más mediática y comentada dista mucho de ser la más importante que se cuece en la isla. Mallorca lleva tiempo siendo uno de los grandes objetivos de grupos inversores nacionales y extranjeros, que andan a la caza de lo más cotizado de la isla: su turismo. Desde que el consorcio chino GPRO rompió el mercado en 2013 para hacerse con el Valparaíso por la rumbosa cifra de 50 millones de euros (más del doble de lo que ha costado el Mallorca), la cotización de los establecimientos no ha cesado de subir.

La calientan sobre todo fortunas de fuera de Balears, la mayoría extranjeras, aunque también hay movimientos entre los empresarios de la península. Fondos y sociedades de inversión como HIP, Alchemy Partners, Hispania o Platinum Estates llevan meses batiendo el litoral mallorquín con la escopeta cargada de millones. Cientos de millones. Más de 400 entraron el año pasado en las decenas de operaciones de compra de hoteles de la isla, que serán en pocas comparadas con las que están por venir.

Solo Alchemy Partners tiene 800 preparados, con los que está levantando de la nada y a golpe de talonario la cadena Feel Hotels, que para empezar se compró la mallorquina Marina Hotels. La jugada le vale para atesorar ya cinco hoteles en Mallorca, mientras trabaja para apropiarse de otros veinte en Canarias y Balears de aquí a 2020.

Algo similar ocurre con HIP, sociedad de inversión hotelera fundada por el Banco Sabadell, que detenta el 99% del capital y está incorporando inversores. El fondo está gestionado por ilustres del negocio hotelero como Alejandro Hernández-Puertolas, Sergio Carrascosa y Santiago Fisas. Cuentan con 200 millones de fondo y 20 hoteles en cartera, con la idea de convertir un conglomerado que hoy es una suma de activos adquiridos en crisis en una cadena hotelera con marca nueva y establecimientos punteros. Y buscan en Mallorca, claro.

Tiempo de socimis

Hispania también está moviendo ficha. La sociedad de inversión inmobiliaria se ha aliado con la mallorquina Barceló para impulsar una socimi especializada en turismo, Bay Hotels, de la que detenta el 76% (el resto es de Barceló). El plan es crecer con hoteles como los cuatro que acaba de incorporar del propio Barceló, entre ellos el Pueblo Park, de Platja de Palma. Aunque hay más operaciones mallorquinas en el horizonte de la alianza, que cuenta ya con 16 hoteles y 6.097 habitaciones vacacionales en la costa española, de un total de 9.000 que controla en el sector. Y su apuesta es clara: seguir avanzando en el negocio más activo y rentable hoy por hoy de la economía española, el turismo. Dinero no les falta. Detrás de Hispania está Azora, un grupo de inversores fundado en 2003 por una exconsejera delegada del Banco Santander, Concha Osácar, y por el alto ejecutivo de la misma entidad Fernando Gumuzio, que incorporaron como presidente a Juan del Rivero, uno de los nombres más respetados del negocio financiero.

Con ellos se faja en la cacería la sociedad más poderosa de todas las citadas, Platinum Estates, la empresa de inversión de una especie de Amancio Ortega asiático. Se trata del magnate de Hong Kong de origen hindú Harry Mohinani. Han gastado 200 millones en España durante el último año (Madrid, Barcelona, Marbella), y no ocultan que tratan desde hace meses de hacer presa en los hoteles de Mallorca. Tanto es así que sus ejecutivos ya han sondeado varios establecimientos de la isla, y fuentes del sector hablan de al menos una operación lo suficientemente avanzada como para convertirse en el desembarco del grupo Mulitex y la multimillonaria familia Mohinani en Mallorca.

Los fondos mandan

Los fondos son así los nuevos actores de un negocio hotelero siempre voraz, que puso el turbo en 2015, cuando las compras de establecimientos movieron más de 1.600 millones de euros en España, el triple que solo tres años antes, según datos de la consultora internacional especializada en turismo Christie + Co. El 85% de los movimientos tuvieron como protagonistas a fondos extranjeros, que, tras años haciendo negocio con la deuda soberana de países con problemas como Grecia o España, vuelven a intentar hacer negocio en la inversión privada.

Cayeron en sus redes activos tan emblemáticos como el Ritz madrileño (comprado por grupo Mandarin) y el Hotel W de Barcelona (adquirido por un fondo de Qatar). Todo porque España está de moda entre los inversores turísticos. Lo tiene todo, explican fuentes de HIP: el turismo avanza sin freno pese a la crisis del resto de la economía, y los precios son atractivos precisamente por esa crisis. También en Mallorca y Eivissa, devenidas el tercer gran objetivo de los inversores, tras Madrid y Barcelona. "Interesa mucho Balears, porque tiene un turismo sólido, pero sobre todo tiene a los mejores empresarios y gestores hoteleros, por eso han ganado posiciones durante una crisis que, contra lo que muchos piensan, se ha llevado a muchos empresarios del turismo, la mayoría procedentes de otros sectores, que pagaron la inexperiencia. Eso en Mallorca pasa menos, porque en la isla están los mejores, con empresas que llevan décadas especializadas en eso", comentan desde la rama hotelera del Sabadell, en la que aseguran que en Mallorca también se están moviendo mucho y bien los inversores españoles. O más exactamente, vascos, catalanes y madrileños: ellos han protagonizado al menos una docena de grandes operaciones de inversión en Mallorca en el último medio año, confirman en fuentes bancarias. Y llegarán más. Un ejemplo: Kike Sarasola y su cadena Room Mate confirman que tienen en el punto de mira desde hace tiempo a Palma y su cliente de bolsillo cada vez más profundo.

Los mallorquines se mueven

Aunque la realidad es que, fuera del capital extranjero, los movimientos más relevantes los protagonizan los propios empresarios mallorquines. Hay estrategias dispares. Algunos venden caro y compran barato: vale de ejemplo el de la familia Ramis y ese Valparaíso colocado a 200.000 euros la habitación. Otros rehacen posiciones para concentrar el negocio en los activos más rentables: ahí encajarían Meliá y los Escarrer, que vendieron en 2015 cinco hoteles Sol y un Meliá por valor de 176 millones, mientras siguen abonando su apuesta multimillonaria por hacer de Magaluf un referente de lujo y calidad.

Y finalmente otros grandes de la isla diversifican negocio por vías alternativas. Es el caso de Barceló e Iberostar, que parecen copiarse la senda. Mientras Iberostar se hace con agencias receptivas como NT Incoming y el tour operador online mayorista New Travelers, Barceló suma ramas de negocio a su agencia B The Travel Brand, con una estrategia que recuerda mucho a la de la quebrada Orizonia, quizá porque porque al frente está el mismo que levantó Orizonia, Gabriel Subías.

Globalia, al ataque

Intenta algo similar Globalia, aunque en su caso el camino es inverso: con Air Europa, Halcón y su negocio de viajes solo le falta un músculo, el hotelero. Y lo está entrenando. Su incipiente cadena, Be Live, incorporará durante este año cuatro hoteles a su red. La ubicación de los cuatro permite avizorar por donde van los tiros en el turismo mundial (Asia aparte): Be Live invierte en Cuba, Puerto Rico, Marruecos y Mallorca, mientras prosigue con la expansión en Santo Domingo y México. En la isla cerraron el año pasado asegurándose la gestión del hotel con campo de golf de Son Antem, hasta ahora en manos de Iberostar. No se hace con la propiedad, pero sí con la explotación, que le permite tener su primer cinco estrellas en la isla. La rama hotelera de Globalia luce con estos movimientos una cartera de 31 establecimientos y 10.000 habitaciones, mientras busca nuevas capturas, tanto en las islas como fuera.

Nuevos actores

A los veteranos del negocio mallorquín se suman los nuevos actores, grupos con impulso que corren rápido, casi sin mirar atrás. El paradigma es la también mallorquina cadena Fergus, que acaba de incorporar a su red el Club Europa de Paguera. El grupo gestiona ya 16 hoteles, ocho de ellos en Mallorca. Su proyecto ahora es reposicionar incorporaciones como el citado Club Europa. Para ello se servirá de la ayuda de la consultora internacional especializada en expansión hotelera Horwath HTL. La actividad de esta última sirve por sí sola para explicar la efervescencia corporativa que vive la isla: Horwath, una de las referencias mundiales del negocio, trabaja en el rediseño de establecimientos con 2.000 habitaciones en la isla, por lo sopesa abrir delegación en Mallorca.

Desde el extranjero también pega fuerte Alltours, touroperador que prospera con adquisiciones en Mallorca, protagonizadas por su cadena Allsun. En primavera incorporó a su cartera dos establecimientos de Hoteles Globales, ambos en la zona de Cala Millor, el Sumba (280 habitaciones de tres estrellas) y el Borneo (200 de cuatro estrellas). El movimiento supuso una inversión de 50,4 millones, unos 130.000 euros por habitación, cifra gruesa aunque alejada de los 200.000 que pagaron los chinos de GPRO por el Valparaíso. Para redondear el año, el gigante turístico alemán se hizo en diciembre con el control de otros cuatro hoteles en Mallorca, todos del grupo Palmira, propiedad de la familia Carrasco, que a su vez se prepara para nuevas inversiones.

Dos de los hoteles implicados en la ofensiva alemana pasan a ser activos propios de Allsun (el Palmira Beach y el Palmira Cormorán) y otros dos entran en la cadena en régimen de gestión (el Palmira Paradise y el Palmira Paguera). Con los más de cien millones invertidos en 2015 en las operaciones en la isla, Alltours se apunta el hito de haber triplicado su presencia en Mallorca en dos años, donde está cerca de liderar el mercado, con 21 hoteles.

Pronto serán muchos más. La caza sigue. Los disparos proceden de España, del extranjero y de la propia isla. Que sobran balas. En Christie + Co hablan ya de un 2016 aún más movido. Así en el fútbol de esa Mallorca hoy internacional como en la isla más codiciada y cosmopolita del Mediterráneo.

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