En la sede central del grupo Barceló en Mallorca se siguió al detalle desde el primer momento la evolución de los acontecimientos en Egipto. En la cadena optaron por no emitir ningún comunicado o mensaje oficial, pero trasladaron su agradecimiento por la preocupación mostrada tanto por el sector como por representantes de la sociedad balear, que aún tiene en la memoria el ataque contra un hotel de Riu, que el año pasado se convirtió en el más sangriento sufrido por el turismo en Túnez.

En Barceló ayer destacaban que en la agresión se produjeron daños materiales, pero no hubo heridos que lamentar, ni entre los veinte turistas israelíes alojados en el hotel que viajaban en el autobús atacado frente al establecimiento, ni entre el personal del Barceló Cairo Pyramids.

En la cadena además colaboraban con las autoridades egipcias para tratar de encontrar a los responsables del ataque. El personal del hotel ofreció sus recursos a la policía egipcia y analizó las imágenes captadas por las cámaras de vigilancia del establecimiento de cuatro estrellas, ubicado en el distrito de Guiza, muy cerca de las pirámides del mismo nombre.

La zona, hace unos años atestada de turistas, ofrece hoy una imagen muy repetida en países como Egipto o Túnez: hoteles nuevos y actividad mínima. Por eso la desbandada de las cadenas hoteleras, que se van de las zonas más conflictivas del norte de África. Barceló, que por ahora tiene dos hoteles en Egipto y dos en Marruecos, ya dejó Túnez en 2013, como acaba de hacer Riu.