Tiempo de Navidad, de turrón, reuniones familiares, comidas copiosas y regalos. Los Reyes Magos trabajan como nunca durante estas fechas y uno de los regalos más pedidos cada año son los animales, sobre todo si tenemos en cuenta perros y gatos. Sin embargo, pasado un tiempo, muchas familias deciden que ya no quieren a sus mascotas, ya sea porque han crecido y no son tan adorables como cuando eran cachorros, por falta de tiempo para cuidar al animal o por un viaje.

Es en ese momento es cuando se producen los abandonos y muchos de estos animales, tras forjar un fuerte vínculo con una familia, se ven despojados de ella y tienen que enfrentarse a una situación de soledad y desamparo. Durante el primer semestre de 2015, según datos estadísticos del Centre de Protecció d'Animals Domèstics (CEPAD), más de 800 perros y 150 gatos en situación de abandono fueron recogidos de las calles de Balears. Muchos de esos animales terminan vagabundeando por pueblos y ciudades después de haber permanecido en un hogar con una familia durante meses. El destino de estos seres vivos, acostumbrados a la vida en un cómodo hogar, no es muy alentador: muchos acaban muriendo de hambre, frío o por atropellos.

Los que tienen mejor suerte terminan en centros especializados, como la perrera de Son Reus, que posee 120 jaulas -que están siempre llenas- y reciben atención sanitaria y alimentación. Tras eso, ahí se quedan a la espera de la adopción o la muerte. Y es que si están mucho tiempo en la perrera sin encontrar a alguien que quiera ocuparse de ellos, la entidad no tiene más remedio que sacrificarlos. Ese es el destino habitual de muchos de los animales abandonados, que se ven sometidos a una terrible situación provocada por sus dueños.

Ante todo, la educación

La mayor parte de expertos y personas que trabajan a diario con animales coinciden en que para acabar con los abandonos es necesaria una correcta educación y concienciación que debe comenzar desde la infancia.

Algunos de los defensores de los animales coinciden también en que una mascota no debe ser nunca un regalo porque se trata a un ser vivo como si fuera un objeto reemplazable. "Los animales no se deben regalar. No son un obsequio: son un ser vivo, por lo que adoptarlos debe ser una decisión premeditada", afirma Carmen Rojas, de la Asociación Animalista de las Illes Balears (ASSAIB). Explica que "no todas las personas son idóneas para tener a un animal" porque requiere un gasto de "vacunas y servicios veterinarios, que requieren un coste". Por ello, también recuerda que hay una serie de obligaciones relacionadas con la necesidad de "sacarlos a pasear, tenerlos limpios y darles cariño" y que los niños deben participar en la decisión de adoptar a un animal y deben implicarse en su cuidado. Laura Jones, de Tots Mereixen Casa, coincide en que la adopción debe ser premeditada y expone que muchos animales que terminan en determinados centros no están en las mejores condiciones: "Por ejemplo, en Natura Parc hay una masificación de animales porque entran bastantes más de los que salen", con todas las implicaciones que ello conlleva.

Pedro Alomar, dueño de la tienda Pets Place, de productos para animales, cree también que el problema reside en la educación: "Aquí se abandonan muchos perros porque aquí se ven como un artículo". Explica que cuando alguien le dice que "quiere un perro para el 24", ya "me dice mucho de ese cliente", porque ve a la mascota "como a un regalo". También afirma que si se le dicen que no saben si quieren un perro o no "porque da mucho trabajo, yo les digo que no tengan una mascota" porque ha de ser algo que "no debería dar pereza".

Por su parte, Miguel Elvira, presidente de la Asociación Peluditos de Son Reus, que se dedica a pasear a los canes que están en la perrera, coincide en la necesidad de concienciación y educación y a no tratar al animal como un regalo. "Yo lo resumo en tres pautas: conciencia, educación y adoptar", explica. Insiste en la necesidad de no enfocarlos como un presente porque "se convierte al animal como un objeto" y muchos luego "los devuelven por su comportamiento o porque crecen y no encajan en un piso". Recuerda que el animal viene a vivir con la familia y no es un regalo sustituible.

Cristina Samarro, una estudiante que forma parte de la asociación y que asiste con frecuencia a la perrera a pasear a los perros y prestarles atención, insiste también en que "hay que concienciar a la gente de que un animal no es un juguete". Explica que "ellos también sufren, se sienten solos y están tristes. Aquí, en Son Reus, muchos están fatal e incluso dejan de comer por la tristeza". Algunos animales del centro, de hecho, muestran claros síntomas de depresión. Recuerda que "hasta que no sale una adopción, ellos no se van, por lo que se deberían hacer más campañas". En el tema de los regalos, cree que "si sabes que la persona lo va a cuidar y lo quiere, es igual de bonito y es salvar vidas". Puso como ejemplo a Tom, "un perro que regalé a un amigo. Es de los dos y está encantadísimo: estamos muy contentos de haberlo salvado". Cree que para concienciar a los niños "deberían hacerse charlas en las escuelas" y recordó que cualquiera puede venir a pasear perros a Son Reus, por lo que considera que también puede ser positivo "que vengan aquí a hacer actividades con ellos y a pasearlos".

¿Qué tienen que decir las tiendas de animales al respecto? Lluís Campins, de Canyplant, afirma que una persona no va a abandonar un perro por el que ha pagado: "Si preguntas cuántos perros nuestros hay abandonados en Son Reus, verás que no hay ninguno". Explica que la razón no es otra que el hecho de haber abonado un importe por el animal: "Por desgracia, el ser humano es como es. Parece que cuando ha pagado 1.000 euros por una mascota, por mucho que no la pueda tener, ya se preocupará de venderla o darla, pero lo que no hará será abandonarla porque le ha costado dinero y se lo pensará más". Recuerda que "si te compras un coche por 10.000 euros, no lo dejas abandonado en la calle. Esto es lo mismo". Afirma que en la actualidad un perro no se demanda solo en Navidad, sino durante todo el año, porque cree que "ahora es uno más de la familia" y recalca que productos relativos al cuidado de la mascota como cunas, arneses o juguetes "eran antes impensables". No comprende las asociaciones que demonizan la compra porque piensa que el problema no procede de ahí, "sino de las ventas y crianzas ilegales", ya que esos animales en muchos casos no poseen chip y no tienen coste. "Si miras un diario o entras en internet, verás muchas ventas ilegales" y considera que contra eso se debería luchar.

Actuar con responsabilidad

Pedro Alomar, a pesar de fomentar la adopción, afirma que "cada cliente es un mundo", por lo que opina no debe demonizarse la compra de mascotas. Como ejemplo pone casos concretos: "Si alguien quiere un perro de caza debería ir directamente a un criador", al igual que si habla con él un ciego "le pongo en contacto con la ONCE porque entrenar a un perro lleva tres o cuatro años". Recuerda, eso sí, que "se nota cuando un perro es adoptado porque son muy agradecidos y no se quieren separar de sus dueños ni un palmo".

Tina Cañellas, veterinaria, recuerda que la adopción de un animal debe hacerse siempre con responsabilidad y tras saber qué implicaciones y obligaciones derivan de tener una mascota. "Yo estoy en contra de que se coja el animal para que sea un regalo porque es un ser vivo", afirma. Explica que "un objeto inanimado puede guardarse en un cajón", a diferencia de lo que ocurre con una mascota. Por todo ello, los expertos coinciden en que la decisión debe ser muy premeditada para que el dueño no vea que luego no puede hacerse cargo. Al fin y al cabo, los animales también sienten y sufren, con todas las implicaciones morales que eso implica.