Luis Rodríguez Toubes, el joven que se presenta como integrante de una familia de la aristocracia mallorquina, se enfrentó ayer por primera vez a un tribunal, acusado de un delito de apropiación indebida. Un delito que habría cometido cuando apenas contaba con 19 años de edad y que consistió en lograr que un matrimonio de Llucmajor le donara todas sus propiedades inmobiliarias, valoradas en 40 millones de euros, sin recibir nada a cambio. Peor aún, perdieron todos sus bienes y encima debían pagar los impuestos de esta operación. Dado el volumen del patrimonio los tributos se calculan en unos seis millones de euros. De momento el pago ha quedado congelado, a la espera del resultado de este juicio.

Las donaciones se hicieron por etapas por etapas, ante tres notarios distintos y, según sostienen las víctimas, cayeron en un engaño urdido por Luis Rodríguez Toubes. Teóricamente negociaba un préstamo en su nombre para comprar una casa junto a su finca y les convenció de que era mejor que ante el banco aparentara una mayor solvencia económica, que lograría teniendo estas fincas a su nombre. El joven se comprometió a que estas donaciones no se ejecutarían y que las escrituras se guardarían en un cajón. Sin embargo, el mismo día que salía del notario ya permutó una de las fincas, por tres locales en la playa de Palma.

Estas donaciones datan del año 2011, cuando el joven apenas tenía 19 años de edad. A pesar de su juventud y de no disponer de estudios, ya manejaba un poder notarial para gestionar el patrimonio de su madre. Una gestión que consistió, según explicó ayer el acusado, en permutar terrenos rústicos por locales comerciales.

Las víctimas y la familia del acusado son vecinos en Llucmajor. De hecho, el abuelo del joven había sido su médico. Aunque Luis no vivía en Llucmajor, explicó que nunca perdió el contacto con esta familia. Cuando visitaba a su abuela, "también les hacía una visita". Respondiendo a la fiscal María Moretó, el joven calificó al matrimonio de "personas peculiares. No es gente común. Han vivido toda su vida con un patrimonio de 80 millones de euros".

De su misma condición

El acusado sostuvo que la pareja, que no tiene hijos, siempre mostró por él "un cariño especial. Me veían de su misma condición. Pretendían que su patrimonio quedara en manos de alguien que supiera manejarlo y que fuera de su mismo nivel económico". Luis mantuvo que, aunque en ese momento carecía de ingresos personales, su familia, sobre todo por parte materna, sí disfrutaba de una gran fortuna económica, equiparable al patrimonio de los denunciantes. "Llucmajor es un pueblo pequeño, con muchos payeses. Hay dos o tres familias con mucho dinero. Nosotros y los denunciantes somos de estas familias".

Si fuera cierto que los perjudicados querían nombrar heredero al acusado, el joven no logró explicar por qué esta cesión no se hizo a través de un testamento o en una operación única. La cesión se produjo por fases y en tres notarios distintos. "Tendrá que preguntárselo a ellos"-respondió a la fiscal- "yo fui el primer sorprendido".

La formación intelectual de las víctimas es muy limitada y la acusación sostiene que Luis les engañó con cierta facilidad. Antes de que se formalizaran las escrituras de cesión, les había intentado vender una casa de su madre, que ya había sido cedida con anterioridad a otro inversor.

El matrimonio, no solo perdió con esta operación toda su fortuna inmobiliaria, sino que también le entregó al acusado casi 600.000 euros, repartidos en metálico y en talones. El dinero era para comprar la casa. Estas cantidades se las quedó el joven. "El dinero era para pagar impuestos y para reformar dos casas", señaló el joven, que no llegó aclarar en qué se lo había gastado.

La vecina entrometida

Pocos días después de concretarse las donaciones y gracias a la intervención de una vecina, que descubrió el engaño, el joven fue denunciado y detenido. Luis reconoció ayer que pocos días antes de ser detenido, él y su madre (varias fincas se inscribieron a nombre de la mujer) notaron que "la situación había cambiado". Había regresado de Madrid y "noté un ambiente tenso y desagradable. Ya no notaba el mismo tono de voz". Atribuyó este ambiente enrarecido a la intervención de una vecina, que "se encargó de malmeter, porque también pretendía que le dejaran toda su fortuna". El acusado atribuyó este cambio de actitud hacia él a que "descubrieron que iba a vender una parte de la finca Garonda para pagar los impuestos y parece que no les hizo mucha gracia", insistió. Rodríguez Toubes desmintió que hubiera prometido a los denunciantes que las escrituras iban a quedar guardadas en un cajón. "Yo podía hacer lo que me diera la gana con el patrimonio. Era mío. Sabían que debía vender varias fincas para pagar los impuestos. Solo disponía de 30 días para pagarlos. Los notarios insistían mucho en ello".

En realidad, según el acusado, los perjudicados nunca llegaron a explicarle el motivo de la denuncia. "Me contaron un rollo. Yo actuaba con normalidad, como siempre, pero notaba una situación enrarecida. Yo no necesitaba las fincas, mi familia tiene dinero".

El joven, a preguntas de la acusación que ejercen los letrados Jaime Campaner y Eduardo Valdivia, explicó que mientras él lograba la cesión de estas doce fincas, los dueños negociaban con un abogado un plan para organizar el patrimonio. "Jugaban a varias bandas", insistió. "Tontos no eran, gestionaban ellos mismos su patrimonio y contaban con abogados que les asesoraban", señaló el presunto estafador.

El acusado detalló que en un principio se planteó renunciar a estas donaciones, pero que después de la experiencia en comisaría, tras ser detenido, descartó esta idea. Sin embargo, también reconoció que su anterior abogado intentó alcanzar un acuerdo con los denunciantes, que suponía devolver la mayor parte de las fincas, aunque después se rompió. "Autoricé al acuerdo siempre que no me costara pagar un euro en impuestos", insistió.

La acusación particular, debido a que Luis no quiso contestar a sus preguntas, se limitó a formularlas en voz alta. Los abogados insistieron en que, si era cierto que sus clientes tenían la intención de donar toda su fortuna al joven, no tenía sentido que esta operación se hiciera por fases, en vez de ceder todas las fincas de una sola vez". De toda la batería de preguntas, el joven solo quiso responder a las que hacían referencia a los pagos en metálico y en los cheques que el joven recibió. Los talones se ingresaron en la cuenta bancaria de su madre. "No discuto que yo me quedé con este dinero y que lo ingresé en una cuenta de mi madre. Yo todavía no tenía cuentas a mi nombre".

El interrogatorio del acusado no pudo concluir en la primera sesión. Esta mañana se reanudará. El joven contestará a las preguntas de su defensa, Laureano Arquero, que sostiene que se trató de una donación sin engaño.