Cierto que el Palma Arena como símbolo de la corrupción rampante está muy trillado. Pero no menos cierto que sigue funcionando cuando lo que se quiere es desnudar de modo facilón lo más oscuro de la sociedad balear. Y de desnudos y símbolos iba ayer la mañana ante el Palma Arena, escenario simbólico para presentar una candidatura simbólica, la que encabeza, en nombre de Podemos, Juan Pedro Yllanes, el juez desnudo ya de toga, que ha decidido cambiar la cúspide profesional que habría alcanzado al presidir el juicio de una de las piezas estrella del caso Palma Arena, la de Nóos y su infanta, para presidir en cambio una foto de campaña frente al dichoso Palma Arena de Matas y todas las corruptelas.

Se la hizo ayer mientras en Mallorca comenzaba el invierno, con una caída de temperaturas tan brusca que la presentación de Podemos empezaba en un otoño cálido y acababa cuarenta minutos después con todo el mundo tiritando. Otro símbolo. El Palma Arena se enfría y se retuerce con el viento cuando aparecen los de Podemos. "Es el día del cambio", ironizaba, proclive al humor, Juan Pedro Yllanes, que tras su paso a la política se define como juez. "Lo soy y seguiré siéndolo".

A su lado asentía Mae de la Concha, una desconocida en las esferas políticas y en la vida pública balear, una señora de gesto afable que tiene una librería en Menorca y se refiere a sí misma como la "candidata gris", haciendo suyo el perfil crítico que le dedicó algún medio de comunicación, según dijo, cuando se supo que era la ganadora de las primarias baleares de Podemos. "Seguro que no me conocéis en Mallorca (decía la menorquina), pero soy la candidata gris de Podemos, no sé si lo dicen porque soy mujer y nos suelen dejar a un lado gris, no sé si es porque vengo de una isla pequeña o si se debe a que soy una autónoma y no se nos hace mucho caso, pero las personas grises somos las que hace un tiempo nos pusimos en marcha en busca de ese cambio que se va a producir con estas elecciones", decía Mae de la Concha, aferrada a la idea de Podemos de que las elecciones generales del 20 de diciembre son una suerte de elecciones constituyentes, en las que cambiará el curso de la historia de España.

Dos números uno

Para lograrlo, dicen, han armado listas como la balear, "con dos números uno", presumía el líder balear de Podemos, Alberto Jarabo, que se contestó a sí mismo antes de que le preguntasen hasta que punto es coherente con la transparencia y participación directa que defiende Podemos, el hecho de que el número uno sea el juez Yllanes, que no se ha sometido a primarias, en vez de Mae de la Concha, que las ganó en julio. Para ello Jarabo hablaba de dos cabezas de lista, dos inquietudes distintas y virtudes diferenciadas. Por un lado "la solvencia técnica y el conocimiento" del juez que empezó a desarmar la corrupción en las islas con la sentencia del caso Andratx allá por 2006. Por otro, las inquietudes a pie de calle de la candidata Mae de la Concha, que en sus primeras palabras ya fijó como prioridad del partido la mejora de la conectividad y la capacidad de movimiento entre islas de los ciudadanos baleares.

Aunque si había alguna duda de por qué se escogió en verdad a Juan Pedro Yllanes para encabezar la lista, los periodistas se encargaron de disiparla: para él fueron todas las preguntas. El foco está en un fichaje de Podemos en las islas que ha hecho ruido en toda España. Por eso las preguntas. Le inquirieron, sin arrancar gran cosa, sobre la infanta que iba a juzgar y sobre la corrupción que juzgó. Sobre los ataques del ministro de Justicia de Mariano Rajoy contra jueces metidos en política y sobre las reformas precisas para combatir lo que en Podemos denominan "expolio público". Respondió sin las frases hechas típicas del político, quizá porque es el único cabeza de lista de Balears entre los grandes partidos que no ha hecho carrera política.

Aunque lució la capacidad para morder rápido de los políticos de siempre. Un ejemplo, su respuesta a por qué eligió Podemos: "Ninguno de los dos grandes partidos pueden esperar acoger jueces y juristas destacados en la lucha contra la corrupción. PP y PSOE necesitan una larga cuarentena antes de hablar de corrupción, tienen casos abiertos como la Gürtel o los EREs andaluces", resumía antes de recalcar la simbología del lugar escogido para presentarse. "Estamos a cobijo del Palma Arena, y recordemos que el caso Nóos es una pieza del caso Palma Arena, y justo enfrente está el solar de Can Domenge que acabó con la cúpula de UM encarcelada", decía, antes de presumir de llevar 26 años de carrera "hablando con sentencias" contra la corrupción. Por eso, concluía, "el único partido en el que se pueden defender políticas progresistas y de reformas profundas es Podemos", decía el juez, que reconocía que no se habría presentado a primarias en ningún caso, porque la ley le permite la excedencia por concurrir a unas elecciones al Congreso, pero no a unas primarias. "Y yo vivo de mi trabajo", añadía.

Castigar más la corrupción

¿Y qué reformas haría el juez para acabar con la corrupción? "Hay que endurecer el reproche a determinadas conductas que están siendo levemente castigadas. El mensaje es que no toleraremos ni la mínima corruptela que tantas veces se ha tolerado", apunta Yllanes, que también defiende modificar mecanismos politizados para elegir fiscales e instancias judiciales o modernizar la ley de enjuiciamiento. Se muestra también crítico con las últimas reformas introducidas por el PP, para acortar por ejemplo los tiempos de instrucción de casos como Gürtel o los ERE socialistas, recalcaba, antes de ensalzar la lucha contra la corrupción en Balears. "Si hay un territorio en el que jueces y fiscales han dado ejemplo a la hora de combatir la corrupción es Balears".

De ahí en parte su salto a la política, en busca de seguir prestando "servicio público" desde el poder legislativo del Congreso de los Diputados. Aunque no descarta volver a la carrera judicial más adelante, pese a las críticas recibidas desde el PP y el Gobierno Rajoy por ello. El juez convertido por los de Pablo Iglesias en símbolo no duda en desnudar las paradojas de un PP que cuestiona la imparcialidad de un juez que entra en política, pero no se cuestiona su capacidad para regenerar la política mientras investigan sus cuentas en busca de financiación ilegal del partido. "Seguiré siendo un juez, pero también soy un ciudadano con inquietudes políticas", remachaba Yllanes. Su señoría está desde ayer campaña.