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Boulevard

La corrupción del PP ha radicalizado a jueces y fiscales

El príncipe Alexander zu Sayn-Wittgenstein-Sayn, suegro de Corinna, fotografiado a los diez años de edad por su madre la princesa Marianne y junto a su hermana Yvonne en la costa de Mallorca, a bordo del yate de Bartolomé March Servera en abril de 1954.

Nunca he conseguido integrarme en Mallorca, pero no voy por ahí pegando tiros. Por tanto, quizás habría que pergeñar otra excusa. Podemos ficha en serio, así que el PP de taifas con candidatos de pacotilla bisbisea que los jueces son izquierdosos. Aclaremos:

Me encuentro con Ángel Reigosa, a la sazón presidente del Tribunal Superior, en los servicios de un hotel de lujo (perdón por el exceso de información) donde se celebra un aquelarre de juristas progresistas. Me dice:

-Ojalá hubiera venido más gente. Claro que todos los jueces somos conservadores.

Punto resuelto. Establecido el conservadurismo profesional, la radicalización que no corrimiento a la izquierda de jueces y fiscales mallorquines se debe a la corrupción que han contemplado al destriparla. Hablamos en abstracto para no llamarla por su nombre, la corrupción del PP. Los magistrados no son de Podemos. La realidad es de Podemos, según reconocemos incluso los irreductibles votantes populares y aunque Pablo Iglesias no sepa interpretarla. Podemos no es un partido, es un hartazgo. La semana en que el juez José Castro ha engrosado su nómina de nietos, todos los presentes excepto Marga Prohens lo entenderán mejor con algunos ejemplos:

El muy ponderado fiscal Miguel Ángel Anadón carecía de credenciales progresistas, cuando sus superiores le ordenaron que no acusara a James Matas en Bitel. Se desquitó con un no-informe de 45 minutos pidiendo la imputación "a título personal", ante la mirada con sorna del juez Joan Catany y las ganas de aplaudir de la concurrencia. El magistrado Antoni Rotger le pregunta al gerente de Turismo Joven, "¿le gustaban las langostas y el Johnnie Walker a cuenta del contribuyente?", porque el cargo del Govern del PP consideraba normal el marisco subvencionado.

Antes de subir a su moto, el fiscal Juan Carrau se asombra en Brokerval de que "éstos hablan sin inmutarse de millones de pesetas, y nosotros sudando para pagar la hipoteca". El prudente juez Juan Ignacio Lope Sola no puede reprimirse cuando el director de Televisió de Mallorca con PP/UM le dice que desconoce el medio, y le replica que por eso había que pagar con fondos públicos a un adjunto que supiera.

El añorado fiscal jefe Antonio de Vicente Tutor no era de Podemos, y creíamos que exageraba cuando en los noventa comparó el caso Calvià con el Watergate. Fue inmolado por pedir la imputación de Matas, que le asaltó siendo ministro en el supermercado de El Corte Inglés. En el primer juicio del caso Andratx, el hoy presidente de la Audiencia Diego Gómez-Reino interrumpe a voces a una funcionaria municipal, que efectúa una declaración sonrojante sobre el caos en su departamento. (A propósito, no hay solo coincidencia de linajes con Antón Gómez-Reino, líder de Podemos en Galicia, fundador de la formación y colaborador íntimo de Iglesias).

El fiscal Miguel Ángel Subirán pide una pistola por si acaso la mafia policial adjunta al PP. El mismo Reigosa de antes me coge del brazo a la salida de una sesión del juicio del Túnel de Sóller que presidía. "¿Has visto que falta de vergüenza? Los miembros del Govern de Gabriel Cañellas mienten con toda tranquilidad. Dan ganas de abrirles diligencias pero no hay que perder los nervios".

Pedro Horrach fue mi fiscal acusador. Su trabajo consistió en una línea manuscrita. Menos de diez palabras. Comparen con el estajanovista que ha virado la historia de España, igual que agarra un pisapapeles de su despacho para afirmar que "en Mallorca, levantas una piedra y encuentras la corrupción". En una cena, el juez le dice al fiscal, "¿te imaginas si hubiéramos detenido a Berastain?". Silencio radical.

El unánimemente admirado pero no izquierdista magistrado Javier Muñoz se refirió en su homenaje de despedida a su sala del Tribunal Superior, "a la que deseo pronta desaparición porque, como está hoy configurada, es un engendro sin justificación de clase alguna". Ecos del caso Mapau, en que se protegió a Matas. Su compañero y tampoco progresista Antonio Capó acompañó a Muñoz en la formulación de un voto particular para los anales. Escribí sobre esto y otro magistrado del Tribunal Superior cuyo nombre derechista todavía no puedo desvelar me escribió: "De acuerdo, totalmente. ¡Si algún día pudiéramos hablar a calzón quitado..!"

Juan Pedro Yllanes, que nos ha metido en todo esto, habla a calzón quitado. Me dijo que "un buen juez ha de tener convicciones políticas y sociales, no puede separarse la función jurisdiccional de la ideología". Coincide con el mejor profesor de la universidad de Chicago, un jurista llamado Barack Hussein Obama.

Vayamos con asuntos serios. Miembro del Govern come con otra persona. Fin de semana. Restaurante de club de golf mallorquín. Aparece señora inesperada. Derrama concienzuda y deliberadamente vaso de agua sobre acompañante. Estupor de testigos. Miembro del Govern y compañía siguen comiendo, ahora húmedos. Como Mallorca es bella en todas las estaciones, Luka Modric aprovechó el paréntesis liguero para descansar el pasado fin de semana en el hotel Mardavall.

El Universo entero pasa por Mallorca como una pashmina por un anillo sin diámetro. Me retan a conectar a Corinna zu Sayn-Wittgenstein con la isla. Pues bien, hoy nos ilustra el príncipe Alexander zu Saynn-Wittgenstein-Sayn, suegro de la "entrañable" amiga del Rey Juan Carlos, fotografiado a los diez años de edad por su madre la princesa Marianne Sayn-Wittgenstein y junto a su hermana Yvonne en la costa de Mallorca, a bordo del yate de Bartolomé March Servera en 1954. Es una imagen canónica del Gotha europeo, que figura en el imprescindible The legendary photo album de la fotógrafa. Vean Sicario y El clan, porque el mundo está enfermo.

Reflexión dominical jurídica: "El corrupto mallorquín es de baja calidad, ni siquiera conoce las leyes que está violando".

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