Tregua en el PP hasta las elecciones generales. José María Rodríguez y Mateo Isern obviaron ayer su enemistad irreconciliable y pactan una alianza de conveniencia hasta el 20-D. Prima el afán de evitar una debacle electoral al partido en Palma. Ambos se han comprometido a hacer campaña juntos, aparcando la guerra interna que se libra por tomar el poder en el partido.
Rodríguez e Isern se reunieron pasadas las diez de la mañana en la sede del PP balear. El encuentro duró poco, pero bastó para sellar la paz temporal entre las dos figuras populares bajo la mediación del presidente de la formación, Miquel Vidal.
No hubo duelo de titanes, en pro de la marca y los intereses comunes en juego. Rodríguez se compromete a movilizar a los suyos para que apoyen a Isern. También se consensuó una campaña electoral de bajo perfil, sin demasiados actos electorales en Palma y con poco aforo -en torno a un centenar de personas-, para garantizarse siempre el lleno. El acuerdo se simbolizó con un diplomático apretón de manos, exento de efusividad.
La unión a la fuerza de Isern con Rodríguez se explica por el mal pronóstico electoral para los populares, que podrían perder hasta tres de sus cinco escaños en Madrid. Aunque los rodriguistas celebrarían en privado el peor resultado de su historia con Isern al frente, también les pesan las siglas y piensan a largo plazo: hay que empezar a remontar el batacazo que el PP balear arrastra desde las autonómicas con José Ramón Bauzá.
En su reunión de ayer el factótum de los populares palmesanos y el ahora candidato al Congreso de los Diputados pasaron de largo sobre el conflicto por el veto de Génova a Álvaro Gijón para ser el número 4 en la lista de Isern, ninguneando las votaciones de la junta insular. “Dejemos a un lado” las discrepancias, emplazó Rodríguez, si bien quiso dejar claro que lo sucedido con su pupilo Gijón “ha sido una vergüenza”.
El exalcalde por su parte tampoco hurgó en la herida, y se limitó a desmentir ante su antiguo descubridor que él sea la mano negra que se esconde tras la operación. Isern apuntó incluso que lo sucedido ha perjudicado al sector regionalista, al que pertenece él, ya que el veto ha provocado malestar entre muchos populares de base, que creen que los regionalistas han actuado por venganza.
Los rodriguistas no tienen ninguna duda de que Isern lleva tiempo moviendo los hilos en Madrid en contra de Gijón, haciendo valer sobre todo de su afinidad y línea directa con la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal.
“Isern no se traga a Álvaro, no puede con él”, confirma en privado la pésima relación entre los ex número uno y dos en Cort un allegado de Isern. Prueba de su enemistad es que el exalcalde se negó rotundamente a salir al día siguiente de la expulsión en rueda de prensa junto a Gijón y exigir a Génova que le mantuviera en el cuarto puesto, como le exigían importantes voces en el partido.
El expresidente del PP Joan Huguet ha recriminado en este diario el silencio cómplice de los regionalistas encabezados por Isern. “Me ha faltado un pronunciamiento en bloque” a favor de que Génova respetara la autonomía del PP balear, señaló Huguet.
La expulsión de Gijón de la candidatura sigue siendo un misterio, ya que la dirección estatal ha rechazado dar la menor explicación del por qué a los dirigentes del partido en las islas.
Rehuida por parte de ambos la polémica más reciente, el presidente del PP palmesano y el exalcalde tampoco entraron a reprocharse sus desencuentros desde que rompieron a principios de la legislatura pasada. “Tenemos unas elecciones y lo único que importa es que Mariano Rajoy las gane”, fue el planteamiento de Rodríguez.
