El despertar de este sábado vino acompañado de la peor de las resacas: la del horror ante la magnitud y la crudeza de los atentados del viernes noche en París. Entre las más de cien personas que se concentraron ayer frente al Consolat de Mar para realizar un minuto de silencio, se mezclaban sentimientos que iban de la incredulidad, la rabia y el dolor por lo sucedido hasta la vulnerabilidad que genera el hecho de que París "está aquí al lado".

El cónsul galo, Michael Magnier, agradeció las muestras de cariño recibidas por los mallorquines desde el primer momento: "Ante este ataque a los democracia y a nuestros valores, no nos sentimos solos", aseguró. Muchos representantes institucionales y personas de a pie se le acercaban ayer para abrazarle y expresarle su solidaridad. Además de agradecerlo, Magnier quiso lanzar un mensaje claro contra el miedo: "No nos vencerán", indicó. Su apuesta es afrontar este ataque "juntos, con serenidad y cooperación" e incidiendo "en dar más cultura y formación a nuestros jóvenes para que vean que estamos en un mundo global y las cosas se hacen de otra forma".

Entre 8.000 y 9.000 franceses viven actualmente en la isla y muchos pasaron la noche del viernes pendientes de los medios y las redes sociales, así como del teléfono. Así lo explicaba Katia Rouarch, concejala del PI en Andratx. De origen francés y afincada en Mallorca desde hace unos 30 años, ayer se acercó al Consolat de Mar acompañada por Jaume Font: "No hemos dormido", narraba, "tienes tu familia y amigos que viven en París y te preocupas mucho". Una vez confirmado -"por suerte"- que todos sus conocidos están bien, su temor, y el de tantos otros, se centró en que este nuevo atentado, tan solo diez meses después del ataque a Charlie Hebdo, acabe de dinamitar la convivencia multicultural: "Me preocupa la división social", indicó, "Francia ha sido siempre un país de acogida y ese espíritu se romperá y no habrá vuelta atrás".

La presidenta, Francina Armengol, que finalmente no viajó a Madrid al anularse la Conferencia Política del PSOE por lo sucedido, lamentó la "noche de dolor" vivida en un país "que ha hecho de la tolerancia su forma de vida". La socialista aseguró que los terroristas "no podrán con la democracia, con la forma de convivencia desde el respeto, de la tolerancia, de los valores de la justicia, de la solidaridad, del respeto mutuo, que son los valores del pueblo francés y también de Balears".

Por su parte, el vicepresidente del Govern, Biel Barceló, quiso acordarse de los atentados que no nos pillan tan cerca:"Hace dos días fue en Beirut, el viernes en París", señaló el líder de Més, que defendió la cooperación "en los países donde está surgiendo este radicalismo" ya que, razonó, "el terrorismo ataca globalmente y la respuesta debe ser global".

No faltaron al minuto de silencio otros miembros del Govern como la consellera Fina Santiago, además del alcalde de Palma, José Hila y el president del Consell, Miquel Ensenyat, así como representantes del mundo empresarial y de la Comandancia General. Todas las fuerzas políticas estuvieron presentes. Marga Prohens, en nombre del PP, reclamó "unidad ante el ataque del fanatismo".

Desde Podemos, condenaron el atentado Xelo Huertas, presidenta del Parlament, y Laura Camargo, quien aludió a los valores de "libertad, igualdad y fraternidad" contra "la barbarie". También expresó su solidaridad con el pueblo galo Xavier Pericay, de Ciudadanos, cuyo comité electoral acordó suspender todos los actos de precampaña previstos ayer.

Los ataques en la capital francesa generaron un alud de reacciones de multitud de entidades del archipiélago. De la Federación de Entidades Locales a la Federación Empresrial Hotelera, los sindicatos, el Colegio de Abogados o la Universitat: el rechazo a lo sucedido es unánime, así como el apoyo al pueblo francés. Desde el Obispado llegó también un consejo: "No ceder al odio".