La compañía que más pasajeros mueve en el aeropuerto de Palma desmantelará ya en diciembre el centro neurálgico mallorquín desde el que en los últimos años ha conectado a sus pasajeros de Alemania, Austria y Suiza con los principales destinos del suroeste de Europa y el norte de África. El primer efecto de la decisión de Air Berlin es el cierre antes de fin de año de sus oficinas en el polígono de Son Castelló, donde a muchos trabajadores se les ha ofrecido la posibilidad de trasladar su actividad a Berlín. El segundo efecto es sobre la conectividad de las islas y los pasajeros baleares: Air Berlin cancela ya a principios de año sus conexiones con Alicante, Sevilla, Valencia y Eivissa, para después cerrar paulatinamente, hasta marzo, las rutas de Bilbao, Alicante, Valencia, Jerez, Sevilla y la que lleva a la capital del sur de Portugal, Faro. Después operará en esas conexiones en código compartido con otras aerolíneas de la alianza One World, es decir, con Iberia en el caso de los destinos nacionales. La razón oficial que dan en Air Berlin es que la competencia es muy grande en el mercado español, aunque la explicación extraoficial habla de la situación límite de una compañía al borde la quiebra que busca nueva estrategia para salvarse.

La cosa viene de lejos, pero solo después del consejo de administración celebrado el martes en Berlín se levantó el velo de lo que era un secreto a voces: Air Berlin sigue perdiendo dinero a gran velocidad y aplicará un plan de eficiencia, otro, con el que desea ahorrar 400 millones en 2016. Para ello una de las medidas es desactivar el centro neurálgico de Palma, el llamado hub (intercambiador), donde se invirtieron millones de euros públicos para ejecutar una terminal al gusto de la aerolínea.

Ultimátum en mayo

La decisión estaba tomada hace meses, aunque en primavera lo negaban oficialmente a preguntas de este diario. Entonces la compañía presentaba en Palma un plan de conexiones de temporada con menos rutas a Mallorca pero similar número de plazas de vuelo. Los directivos de Air Berlin descartaban oficialmente la crisis interna y añadían incluso que la recuperación del mercado español les hacía pensar en reactivar rutas con la península. No era la idea real: desde el corazón de la compañía en Berlín reconocían en privado que la situación de la aerolínea era insostenible. Sencillamente, decían, han perdido dinero en cinco de los seis últimos años, y la propiedad había dado un ultimátum: si en unos meses no había un giro, Air Berlin estaba condenada.

El propio consejero delegado de la aerolínea, Stefan Pichler, confesaba en público en mayo que tenía un año para encauzar las cuentas de Air Berlin, una compañía especialmente golpeada por la competencia low cost, el segmento que ha revolucionado el mercado en el último decenio. Y eso que Air Berlin se vendió durante años como low cost, aunque sin serlo: su altísimo nivel de calidad y puntualidad, y sus precios mucho más altos que la media del mercado son claves para explicar tanto su magnífica reputación entre los clientes y trabajadores como su escasa rentabilidad, en un mercado en el que todas las aerolíneas clásicas, desde Iberia a Air Europa, están apostando por diversificar productos para ofrecer tarifas que compitan con las low cost. Mientras Iberia salía del bache gracias a su bajo coste Vueling, Air Europa ha ido adaptando sus precios a las exigencias competitivas europeas, y pronto lanzará una nueva tarifa básica más reducida en precios y en privilegios de viaje. Air Berlin, en cambio, no acababa de encontrar en camino.

Volver a los orígenes

Por todo ello, ya en primavera había en el seno de la compañía voces pesimistas sobre el futuro del hub mallorquín. "Hay que volver a los orígenes, concentrarse en Alemania y Austria", analizaban. Explicaban que la sede de Palma, intercambiador de vuelos clave en el sur de Europa, se veía en parte afectada por las crisis del norte de África, al ser una escala habitual entre Centroeuropa y los destinos del Magreb y Egipto, ya fuera en avión o en crucero. Y con agentes como Ryanair, Air Europa y Vueling acaparando poco a poco el mercado nacional español, el hub perdía sentido, reflexionaban.

Los datos dejan claro que la evolución de Air Berlin en Palma no era buena. El ejemplo claro es la situación vivida este año, cuando el aeropuerto bate récords de actividad, pero Air Berlin ha movido en Son Sant Joan entre enero y octubre 5.051.598 pasajeros, un 4% de caída respecto al año anterior, que se produce justo cuando el resto del sector levanta el vuelo en Palma. Mientras Air Berlin perdía este año en Son San Joan 215.721 pasajeros, Ryanair sigue recortándole terreno hacia el liderato en Mallorca, al tiempo que Air Europa y Vueling alcanzan máximos de actividad, y cuando competidoras alemanas de Air Berlin como Condor y German Wings mejoran cifras y le quitan cuota en el mercado germano.

Por eso el cambio de rumbo, que no por esperado es menos dañino para Palma: el hub mueve una cuarta parte de los pasajeros. Esa intensísima actividad de Air Berlin da trabajo a empresas de handling, facturación y otros servicios auxiliares, que ahora ven su futuro amenazado. Y eso son empleos, muchos empleos, si el hueco que deja Air Berlin en Palma, aun por cuantificar, no es ocupado por alguna de las aerolíneas emergentes, como las citadas Ryanair, Air Europa o Vueling.

Traslados a Berlín

De momento, queda en el aire el futuro de los 150 empleados que tiene Air Berlin en Palma, a los que se podrían sumar decenas de empleados de empresas auxiliares. Ya en septiembre a los trabajadores de la isla se les había comunicado que en diciembre se cerrará la oficina de Son Castelló. A muchos se les ofreció la opción de trasladar su actividad a Berlín, sede central de un grupo que da trabajo directo a 9.000 personas, que viven en la incertidumbre hace meses. Lo confesaban el mes pasado sus representantes sindicales, que alertaban del riesgo de quiebra de la aerolínea. La amenaza crecía después de que el Gobierno alemán prohibiese los vuelos conjuntos que Air Berlin hace con Etihad, empresa de Abu Dhabi que a la vez es la máxima accionista de Air Berlin (tiene el 29% de las acciones).

De ese coctel explosivo para la compañía depende ahora el futuro de Air Berlin, que aún así sigue siendo líder en el aeropuerto de Palma. Pese a la importancia de Air Berlin, en la dirección del aeropuerto renunciaban ayer a analizar la retirada parcial de la compañía. Se limitaban a reconocer la relevancia de la aerolínea, para matizar que "no solo opera el hub, también otras rutas con Europa, como hacen otras compañías".

De hecho, los datos oficiales no hacen temer por un declive inmediato de Son Sant Joan, que no deja de crecer desde hace dos años: este invierno la actividad crecerá un 15%, gracias al fuerte avance de mercados como el británico (un 42% más), a la llegada temprana de touroperadores a partir de febrero, y al desvío masivo de ventas y vuelos que hasta hace unos meses estaban previstos para Egipto y Túnez, de nuevo en crisis. Así que a corto plazo no hay temor. Tampoco de cara al próximo verano, cuando Air Berlin asegura que aumentará un 9% su oferta de plazas a Mallorca desde Alemania, Suiza y Austria, unos 500 vuelos a la semana, afirman desde Berlín.

Otra cuestión es el efecto a medio plazo, si el hub se desactiva definitivamente. Y es el plan: quieren recentralizar la actividad en hubs de su mercado de origen, reforzando Düsseldorf y Berlín. Palma dejará de ser un intercambiador para ser un destino directo más. ¿Qué ocurrirá con el aeropuerto? En el sector tiran de experiencia para recordar que en el pasado, cada vez que alguien dio un paso atrás en el aeropuerto, otro le quitó el sitio. Ryanair, Air Europa y Vueling están atentos.